Educabilidad

¿Porque el maestro en su obsesión por educar a sus estudiantes debe cuidarse de caer en desviaciones peligrosas?

Es una situación a la que se ven expuestos todos los maestros en su carrera por educar a sus alumnos. El deseo de hacer que los alumnos tengan éxito en todos los procesos lleva a los maestros a acercarse, y en muchas ocasiones, a desviarse de su intención por el hecho de querer lograr a toda costa su cometido. Dicho esto un maestro debe cuidarse de caer en la seducción (capturar el espíritu del otro en lugar de movilizar su voluntad), en la manipulación (hacer de la enseñanza una técnica de control de la conformidad) o en el adiestramiento (conducir al otro hacia el conocimiento).

Sin embargo en algunas ocasiones son eficaces ya que no es imposible que así se obtengan algunos resultados. Aunque no sea recomendable ya que no forman una persona libre sino una persona autómata. (Jeison Rendón Noreña)

¿Cómo un maestro, desde el postulado de la educabilidad, puede eliminar aquello que su educación debe promover?

Como maestros, debemos permitirle al niño involucrarse en un proceso personal de aprendizaje, liberarlo de la dependencia hacia el maestro y así dejarlos ir en la conquista progresiva de su autonomía.

Sin embargo esto no puede lograrse si identificamos las adquisiciones mecánicas como aprendizajes verdaderos. Ningún maestro puede provocar mecánicamente un aprendizaje; lo que más podemos hacer es crear las condiciones más propicias para movilizar la libertad de aprender del niño; pero si lo hacemos a la fuerza estamos destruyendo una voluntad que es, precisamente, lo que queremos hacer salir a flote.

Aquí entra en juego dos tipos de libertad de las cuales una es de las que nos debemos cuidar: la libertad condicionada, es hacer que el niño aprenda o haga las cosas sólo porque se le ponen condiciones, recompensas o castigos. El otro tipo de libertad es aquella que hace que el niño haga las cosas por voluntad propia, porque le nace aprender por propia iniciativa; a esta libertad se le llama libertad situada. (Jeison Rendón Noreña)

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