El Caso Dora
Enviado por lucymontante • 16 de Julio de 2011 • 2.443 Palabras (10 Páginas) • 3.338 Visitas
Introducción
El caso Dora, se conoció como el "Fragmento de un análisis de histeria de Freud”, años más tarde, en "Psicología de las masas y análisis del yo", apareció la noción de identificación como aquello que se vuelve esencial en la concepción de la histeria. Ya que manifiesta que el psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona". Esta primera ligazón afectiva -advertirá luego- es previa a la elección de objeto.
En la teoría psicoanalítica se presentan las identificaciones primarias, secundarias, o identificaciones con todo su arsenal de adjetivos como imágenes caleidoscópicas: identificación oral, canibalística, identificación histérica, identificación adhesiva, identificación al agresor, identificación narcisista, etc.
Al igual que Freud Lacan también tomó la identificación como corazón de su trabajo teórico.
El historial de Dora ha servido de mucho a lo largo de los años para los psicoanalistas que quieren estudiar la identificación histérica.
En el presente trabajo se cuenta con el objetivo de conocer cual el papel que tiene la identificación en el caso Dora, desde en base a las perspectivas teóricas de Freud y Lacan.
Freud también se preguntó ¿Qué sentido tiene la identificación histérica? Esta identificación sirve al mecanismo de formación de los síntomas y se vincula directamente con la demanda y el deseo. Que para Lacan es la identificación al deseo del Otro, a las insignias. Un ejemplo de esto se puede identificar en Dora ya que ella se identifica a las insignias masculinas del Sr. K y no a su padre. (A su padre lo ama, no está instaurado como ideal, es convocado por la potencia que le vendría de la Sra. K). Por eso, cuando se viene a cuestionar esta identificación, el sujeto histérico vuelve a la pura demanda, a la reivindicación del amor del padre. Ejemplo: "la bofetada" y la frase "mi mujer no significa nada para mí". Menudo papelón hace el Sr. K creyéndose protagonista, creyéndose el papel que ocupa imaginariamente en la intriga histérica de Dora.
Según DSM-IV elimina el término "histeria" y se refiere a estos trastornos agrupándolos en dos grandes grupos: los trastornos disociativos y los trastornos somatomorfos.
Según Freud la neurosis histérica y cualquier neurosis es provocada por la acción patógena de una representación psíquica no consciente y cargada de afecto o monto energético. (Freud,1912)
Freud delimitó distintos tipos de identificación. Dentro de ese conjunto múltiple, podemos destacar tres formas principales:
1- Una identificación primaria con el padre, que es la primera forma de relación con el otro: antes de la relación de objeto está la identificación con el objeto.
En primer lugar, "un papel en la historia del complejo de Edipo". Se trata del estadio oral, el de la incorporación del objeto es la identificación la forma más temprana de enlace afectivo a otra persona. El niño comienza identificándose con su padre y simultáneamente o algo más tarde, comienza a tomar a su madre como objeto de amor, hasta que el niño advierte que su padre le prohíbe a su madre; la identificación adquiere un matiz hostil y empieza a desear estar en el lugar del padre para estar más cerca de su madre. Es una identificación ambivalente, pues coexiste el cariño con la hostilidad.
En el caso dora la relación Edípica se revela en Dora por una identificación al padre, que ha favorecido la impotencia sexual de éste, experimentada además por Dora como idéntica a la prevalencia de su posición: esto traicionado por la alusión inconsciente que le permite la semántica de la palabra fortuna en alemán: Vermögen. Esta identificación se transparenta en efecto en todos los síntomas de conversión presentados por Dora, y su descubrimiento inicia el levantamiento de muchos de éstos.
2- .Una identificación secundaria, inversa a la anterior, es decir, posterior a la relación libidinal con el otro, sea de amor o de odio. Al abandonar o perder al objeto, el sujeto se identifica con él.
El segundo caso es el de la identificación regresiva, que se advierte en el síntoma histérico, una de cuyas modalidades de formación está constituida por la imitación, no de la persona, sino de un síntoma de la persona amada: Freud cita el ejemplo de Dora que imita la tos del padre.
En este caso Freud explicò, "la identificación ha ocupado el lugar de una elección de objeto, la elección de objeto ha hecho regresión a la identificación". Subraya en tal sentido que este tipo de identificación puede tomar sólo "un rasgo de la persona objeto se trata del famoso rasgo único (einziger Zug).
En un síntoma neurótico la identificación es más compleja. Por ejemplo si la hija adquiere el síntoma de la madre: la tos. Tal identificación puede venir de dos lugares: a) el deseo edípico hostil de sustituir a la madre, con lo cual la tos expresa el sentimiento amoroso hacia el padre, o b) por la influencia de la conciencia de culpabilidad, donde la tos expresa lo que la hija debe sufrir y pagar por haber querido sustituir a su madre.
Como en el caso Dora cuando la hija adquiera la tos de su padre en este caso la identificación ha ocupado el lugar de la elección de objeto transformándose esta, por regresión, en una identificación. Vemos que es frecuente esta regresión a una identificación, pero esta última es sólo parcial, contentándose con adquirir sólo un rasgo de la persona-objeto.
3-.Una tercera forma donde el sujeto se identifica con un objeto indiferente:
El proceso completo de la identificación histérica comienza entonces por reconocer una comunidad anímica. La fórmula verbal inconsciente de esta modalidad de identificación sería “a una misma causa responde el mismo efecto”. Es decir, “si compartimos el mismo motivo, padecemos la misma consecuencia”.
Para Lacan, no hay comunidad más significativa que el deseo. De este modo, es el reconocimiento de un mismo deseo en el otro lo que inicia el proceso de identificación.
Freud ilustró este tercer tipo de identificación con el clásico ejemplo del pensionado de niñas. Consta de dos momentos. 1º) una de ellas recibe una carta de un amante secreto, siente celos o una decepción amorosa y responde con una crisis histérica, 2º) sus compañeras de pensionado reproducen este ataque. Es lo que se ha llamado el contagio histérico.
La histérica, en lugar de asumir la privación, la pérdida del objeto de la demanda de amor que conduciría a la formación del Ideal del Yo y al falo simbólico(como objeto que el padre puede donar), se detiene o regresa a la
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