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El Hombre En Busca De Sentido


Enviado por   •  2 de Febrero de 2013  •  5.560 Palabras (23 Páginas)  •  692 Visitas

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“El hombre en busca de sentido”

Viktor Frankl

Amanda Ibarra Cabrera

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es un ensayo del libro llamado “El hombre en busca de sentido”, escrito por el psiquiatra Viktor Frankl.

El ensayo incluye un resumen de las ideas principales de cada uno de los capítulos de la primera parte del libro, los cuales narran la estancia del autor como prisionero en un campo de concentración, también escribo una conclusión personal sobre la lectura y para finalizar hago una breve descripción de los conceptos básicos que se encuentran en la segunda parte del libro.

UN PSICÓLOGO EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN

“Un psicólogo en un campo de concentración”. No se trata, por lo tanto, de un relato de hechos y sucesos, sino de experiencias personales, experiencias que millones de seres humanos han sufrido una y otra vez. Es la historia íntima de un campo de concentración contada por uno de sus supervivientes. No se ocupa de los grandes horrores que ya han sido suficiente y prolijamente descritos (aunque no siempre y no todos los hayan creído), sino que cuenta esa otra multitud de pequeños tormentos. En otras palabras, pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo incidía la vida diaria de un campo de concentración en la mente del prisionero medio?

SELECCIÓN ACTIVA Y PASIVA

Es muy fácil para el que no ha estado nunca en un campo de concentración hacerse una idea equivocada de la vida en él, idea en la que piedad y simpatía aparecen mezcladas, sobre todo al no conocer prácticamente nada de la dura lucha por la existencia que precisamente en los campos más pequeños se libraba entre los prisioneros, del combate inexorable por el pan de cada día y por la propia vida, por el bien de uno mismo y por la propia vida, por el bien de uno mismo y por el de un buen amigo.

Volvamos al convoy a punto de partir. No había tiempo para consideraciones morales o éticas, ni tampoco el deseo de hacerlas. Un solo pensamiento animaba a los prisioneros: mantenerse con vida para volver con la familia que los esperaba en casa y salvar a sus amigos; por consiguiente, no dudaban ni un momento en arreglar las cosas para que otro prisionero, otro “numero”, ocupara su puesto en la expedición.

De lo expuesto hasta ahora se desprende que el proceso para seleccionar a los “capos” era de tipo negativo; para este trabajo se elegía únicamente a los más brutales (aunque había algunas felices excepciones). Además de la selección de los “capos”, que corría a cargo de las SS y que era de tipo activo, se daba una especie de proceso continuado de autoselección pasiva entre todos los prisioneros. Por lo general, sólo se mantenían vivos aquellos prisioneros que tras varios años de dar tumbos de campo en campo, habían perdido todos sus escrúpulos en la lucha por la existencia; los que estaban dispuestos a recurrir a cualquier medio, fuera honrado o de otro tipo, incluidos la fuerza bruta, el robo, la traición o lo que fuera con tal de salvarse. Los que hemos vuelto de allí gracias a multitud de casualidades fortuitas o milagros —como cada cual prefiera llamarlos— lo sabemos bien: los mejores de entre nosotros no regresaron.

EL INFORME DEL PRISIONERO Nº 119.104: UN ENSAYO PSICOLÓGICO

Mi intención es describir desde mi experiencia y mi perspectiva de psiquiatra, cómo el prisionero normal viví a la vida en el campo y cómo esa vida influía en su psicología.

Lo que realmente importa ahora es determinar el verdadero sentido de esta empresa. Muchos recuentos y datos sobre los campos de concentración ya están en los archivos. En esta ocasión, los hechos se considerarán significativos en cuanto formen parte de la experiencia humana. Lo que este ensayo intenta describir es la naturaleza exacta de dichas experiencias; para los que estuvieron internados en aquellos campos se trata de explicar estas experiencias a la luz de los actuales conocimientos y a los que nunca estuvieron dentro puede ayudarles a aprehender y, sobre todo a entender, las experiencias por las que atravesaron ese porcentaje excesivamente reducido de los prisioneros supervivientes y su peculiar y, desde el punto de vista de la psicología, totalmente nueva actitud frente a la vida. Estos antiguos prisioneros suelen decir:” NO nos gusta hablar de nuestras experiencias. Los que estuvieron dentro no necesitan de estas explicaciones y los demás no entenderían ni cómo nos sentimos entonces ni cómo nos sentimos ahora.”

PRIMERA FASE

INTERNAMIENTO EN EL CAMPO

Al estudiar e intentar sistematizar la abundante literatura acumulada por las observaciones y experiencias de los confinados en los campos de concentración, podríamos distinguir tres fases en la psicología de los prisioneros: una primera fase que sigue inmediatamente a su internamiento, una fase de adaptación a la vida del campo, y una tercera que comienza con la liberación.

ESTACIÓN DEL FERROCARRIL DE AUSCHWITZ

El síntoma característico de la primera fase es un schock agudo e intenso. Bajo ciertas condiciones, ese schock inicial puede presentarse antes de la entrada formal del recluso en el campo.

Hay en psiquiatría un estado de ánimo que se conoce como la “ilusión del indulto”, según el cual el condenado a muerte, en el instante antes de su ejecución, concibe la ilusión de que le indultarán en el último segundo. También nosotros nos agarrábamos a los jirones de esperanza y hasta el último momento creímos que no todo sería tan malo. La sola vista de las mejillas sonrosadas y los rostros redondos de aquellos prisioneros resultaba un gran estímulo. Poco sabíamos entonces que componían un grupo especialmente seleccionado que durante años habían sido el comité de recepción de las nuevas expediciones de prisioneros que llegaban a la estación un día tras otro. Se hicieron cargo de los recién llegados y de su equipaje, incluidos los escasos objetos personales y las alhajas de contrabando. Auschwitz debe haber sido un extraño lugar en aquella Europa de los últimos años de la guerra, un lugar repleto de tesoros inmensos en oro y plata, platino y diamantes, depositados en sus enormes almacenes, sin contar los que estaban en manos de las SS.

LA PRIMERA SELECCIÓN

La mayoría de las personas de mi expedición todavía se encontraban bajo los efectos de la “ilusión del indulto”; no perdían la esperanza de ser liberados de inmediato o, al menos, imaginaban que aquello iba a terminar muy bien. Éramos incapaces de captar la auténtica realidad de nuestra condición y se nos escapaba el significado de los acontecimientos.

Me abandoné sin resistencia

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