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El Maestro


Enviado por   •  19 de Abril de 2015  •  683 Palabras (3 Páginas)  •  150 Visitas

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El Maestro en el Siglo XIX.

La descripción de un maestro en el siglo XIX es bastante estricta al darle el nombre apóstol a quien tiene la vocación de servicio en esta área; que requiere miles de esfuerzos que si no fuesen por amor a lo que hacen por la sociedad serían imposibles de realizar con ánimo. Lo define como un hombre capaz de transmitir conocimiento, pero, también capaz de educar con el ejemplo de su camino, en pro de una juventud que no solo tenga una educación para la vida laboral o conocimientos meramente propios de las aulas de clase; sino que además tenga una educación para el desarrollo de su vida en sociedad.

Ser maestro no es una labor que pueda dejarse abandonada de la noche a la mañana, requiere de cierto modo algunos sacrificios puesto que es una tarea intensa y en manos de estos se ha dejado toda responsabilidad de lo que será paso a paso la colectividad, de acuerdo con lo que ellos sepa inculcar en la juventud que eventualmente este bajo su brazo.

Un maestro no solo debe de tener el carácter, los valores y la entereza para saber guiar, conjuntamente debe tener una serie de conocimientos los cuales pueda dejar, más que en la mente, en el corazón y la psiquis de sus cobijados. Los valores cristianos y morales eran primordiales para el comienzo del oficio como tal, pero al pasar el tiempo la experiencia a la cual debería verse en la obligación de aspirar cada maestro es la de llegar a ser director de escuela; el punto de realización donde la obra cobra real reconocimiento profesional.

El Maestro: Un Representante de Dios en la Tierra.

Siglo XX

Más que un vigilante que solo usa su posición para imponer y suscitar miedo, el maestro aquí descrito es quien guía con amor, buen ejemplo, honradez, formalidad, honorabilidad, entre otras cualidades necesarias para él. Para que con todas ellas el Maestro pudiese contribuir a alejar a los niños y discípulos de las faltas, sintiéndose observados por su guía quien no dejaría que llevaran a cabo acciones contrarias a cada valor inculcado por este.

Ser vigilante era tan importante no para que el alumno tuviera la imagen de quien hoy por hoy podríamos llamar un policía, sino que de cierto modo el saber que estaba todo el tiempo bajo la mirada sistemática de su maestro le sirviese de incentivo para ser la persona de bien que se le inculcaba con ejemplo, paciencia y esfuerzos de parte de este.

Aunque en esta época la educación era poco apreciada por constituirse como una forma pasiva e insuficiente de atención por parte de los discípulos que solo podían escuchar y plasmar todo el conocimiento dictado en manuscritos carentes de inteligencia y conocimiento realmente adquirido por él.

Maestros del Siglo XXI, Autocríticos y

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