El Nido De La Violencia
Enviado por Sunny • 24 de Julio de 2012 • 3.130 Palabras (13 Páginas) • 573 Visitas
El nido de la violencia
Resumen:
La gran preocupación de nuestro tiempo es la violencia en sus diferentes manifestaciones: social, intrafamiliar, escolar… la forma usual de combatirla es endureciendo las penas y castigos para los infractores aunque algunas voces se levantan para que sean atendidas las causas sociales de ésta: educación, pobreza, desempleo. Sin embargo nos olvidamos de lo que está en nuestra mano: la educación en la familia, es ahí donde se enseña el respeto o se gesta la violencia en algo tan sencillo como establecer limites y consecuencias o bien ignorarlas. El establecimiento de límites permite que los niños aprendan a manejar la frustración y a discernir el bien y el mal en la formación de la conciencia.
El origen de la violencia
Es la preocupación número uno de los mexicanos según las encuestas. Cada día aparece en la prensa, radio y televisión el recuento de las víctimas. Sí, es lo que hemos venido a llamar “violencia social”. Vivimos tiempos violentos y no es sólo la social la que nos inquieta, hay otras formas que acaparan nuestra atención e incrementan nuestra angustia: la violencia intrafamiliar contra las mujeres y los niños, el bulling que es la forma en que ha derivado la violencia entre los alumnos en las escuelas. Es más basta con salir a la calle para que, con frecuencia, nos crucemos con personas que sin respeto alguno por las normas ni las personas se nos atraviesan, nos insultan o tranquilamente ocupan lugares de discapacitados. En ratos hasta puede dar la impresión de que vivimos sometidos a la ley del más violento.
Siempre que una situación nos agobia, buscamos la respuesta más rápida con la intención de hacerla desparecer y de esa manera encontrar de nuevo la paz. La angustia y la impotencia que sentimos ante las diferentes formas de violencia que nos ahogan nos impulsan a pedir que se pongan penas y castigos más fuertes y drásticos, incluso hay quien llega a pedir la pena de muerte sin embargo el castigo reprime la conducta pero no la soluciona de raíz, es algo así como la terapia intensiva, de por sí represora e invasiva, que saca al enfermo del peligro de muerte pero no lo cura, para hacerlo es necesario encontrar las causas que provocan la enfermedad. De la misma manera hay que ir a los orígenes de la violencia para arrancarla de raíz. Si bien hacerla desparecer de la faz de la tierra es pedir lo imposible, desde que Caín solucionó su problema con Abel matándolo, la humanidad siempre ha cedido a la tentación de la violencia para solucionar sus problemas, o lograr sus deseos. Esto no impide que luchemos por vivir en paz, más en nuestros tiempos y en nuestro país donde las agresiones son el pan nuestro de cada día algo, mucho, tenemos que hacer para disminuirla drásticamente.
Hay voces que se levanten pidiendo acciones concretas en lo que consideran que es la raíz de la violencia y piden se atienda educación formal e informal, el desempleo la pobreza, todas ellas factores sociales que inciden en los atropellos de los que tantos mexicanos son víctimas. Es verdad que todas y cada una de esas áreas tienen algo o mucho que ver con la generación de la violencia, pero al quedar fuera de nuestro alcance sólo nos provoca más impotencia el ver que no es suficiente lo que se hace, aunque también nos releva de toda responsabilidad ante esta situación. Sin embargo no son sólo causas sociales las que generan los diferentes tipos de violencia, hay otro elemento, qué está al alcance de nuestra mano y en el que no sólo podemos, sino debemos intervenir y es la educación de los hijos. Aunque resulte doloroso es aquí cerca, en la familia, en casa donde se empieza a gestar la violencia que luego pasa a la escuela y a la sociedad.
Génesis de la violencia
Vivimos en una sociedad de consumo, individualista, por no decir egoísta, en la que la finalidad de la vida parece ser la satisfacción de todo tipo de caprichos, desde los antojos materiales más insulsos hasta la imposición de aquello queremos, pensamos o sentimos sin importar lo s medios. Hoy más que nunca el lema parece ser aquello de que el fin justifica los medios. En este mundo de egocentrismo consumista los niños y adolescentes son un blanco especialmente buscado por los vendedores de productos que se dan cuenta de que no han aprendido a discernir y por lo tanto son presa fácil para comprar sus productos. Lo preocupante es que usualmente el gancho para vender algo sea el exaltar conductas inapropiadas, puesto que generalmente muestran una total falta de respeto a los adultos. El mensaje que llega a los niños y adolescentes es que tienen el derecho a tenerlo todo y a comportarse como su instinto (así lo dice un comercial en el que un joven da un manazo al director de la empresa) le indique. Eso es ser joven, estar “in”. El último Ipod, la compu más rápida, la ropa de marca son tan importantes como el mostrarse grosero con los adultos que frecuentemente son ridiculizados en los programas y comerciales dirigidos a los adolescentes, que por su etapa evolutiva viven necesariamente un momento de rebeldía ante todo lo que les presente el mundo adulto.
Esta idea que se forma en niño y el adolescente de que son merecedores de todo, los lleva a exigirlo de cualquier manera, con violencia verbal, e incluso a arrebatarlo con violencia física. Exigir, chantajear, robar, asaltar, aliarse al crimen organizado para ganar dinero, es la escalada de violencia que muchos de nuestros adolescentes han emprendido prácticamente sin posibilidad de retorno.
Este deseo de tenerlo todo tiene que ser controlado por los padres desde las primeras etapas de la vida de manera que el niño y el adolescente sepan que no todos se puede poseer en la vida, que no todos los medios son válidos para conseguir mis deseos y que no se puede tratar de determinadas maneras a las demás personas. En pocas palabras, se tienen que poner límites al tener y al acutar.
La ausencia de límites tiene sus consecuencias. En primer lugar, los niños y adolescentes no aprenden la tolerancia a la frustración y, en segundo lugar, no aprenden el discernimiento ético.
Límites y tolerancia a la frustración.
La frustración surge cuando nuestras expectativas no son cubiertas, bien porque no sucede lo que esperábamos o porque algo que no esperábamos tiene lugar. Cuando la persona ser frustra surge el coraje que puede ser expresado en tres maneras diferentes: echar la culpa al otro por lo que me pasa y agredirlo, echarme la culpa a mí por lo que sucede y agredirme, en este caso con la depresión o encontrar la forma de solucionar la situación aceptándola y encontrando otras opciones para lograr lo que quiero o bien renunciar a ello.
Esta es la dinámica que surge cuando un padre o madre le niega al hijo algo que le pide, el niño
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