El Proceso De Separación Individual
Enviado por Morrigan_Dreven • 27 de Agosto de 2013 • 506 Palabras (3 Páginas) • 437 Visitas
Algunos psicoanalistas, como Ana Freud, dicen que es difícil señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia, y consideran que en realidad todo este período de vida debe ser estimado como normal, señalando además que sería anormal la presencia de un equilibrio estable durante el proceso adolescente.
Las luchas y rebeldías externas del adolescente no son más que reflejos de los conflictos de dependencia infantil que íntimamente aún persisten. Los procesos de duelo obligan a actuaciones que tienen características defensivas según el individuo y sus circunstancias. Es por ello que el autor considera que se puede hablar de una patología normal del adolescente, en el sentido de que precisamente ésta exterioriza sus conflictos de acuerdo con su estructura y sus experiencias.
Así, se considera a la adolescencia más que una etapa estabilizada. Es proceso, desarrollo, y por lo tanto su aparente patología debe admitirse y comprenderse para ubicar sus desviaciones en el contexto de la realidad humana que le rodea.
De acuerdo a lo que se conoce, el adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidad extremos. Muestra periodos de elación, de ensimismamiento, alternando con audacia, timidez, incoordinación, urgencia, desinterés o apatía, que se suceden o son concomitantes con conflictos afectivos, crisis religiosas en las que se puede oscilar de un ateísmo anárquico al misticismo fervoroso, intelectualizaciones y postulaciones filosóficas, ascetismo, conductas sexuales dirigidas al erotismo y hasta la homosexualidad ocasional. Esto es lo que se llamaría “síndrome normal de la adolescencia”. La mayor o menor anormalidad de este síndrome normal, de distintas culturas, se deberá, en gran parte, a los procesos de identificación y de duelo que haya podido realizar el adolescente. En la medida en que haya elaborado duelos, que son en última instancia los que llevan a la identificación, el adolescente verá su mundo mejor fortificado y, entonces, esta normal anormalidad será menos conflictiva y por lo tanto menos perturbadora.
El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que anteriormente se mantenía con la estructura familiar y con los padres en especial. El grupo constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individuación adulta. Después de pasar por la experiencia grupal, el individuo podrá empezar a separarse de la “barra” y asumir identidad adulta. Cuando durante este período de la vida el individuo sufre un fracaso de personificación, producto de la necesidad de dejar rápidamente los atributos infantiles y asumir una cantidad de obligaciones y responsabilidades para las cuales aún no está preparado, recurre al grupo como un refuerzo para su identidad. Se ve también que una de las luchas más despiadadas es la que se lleva
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