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El Reloj Marcaba Las 7


Enviado por   •  31 de Octubre de 2012  •  5.149 Palabras (21 Páginas)  •  346 Visitas

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“EL RELOJ MARCABA LAS 7”

El reloj marcaba las 7 y al abrir mi ventana una hermosa hoja seca entró con una corriente de aire fresco, entonces supe que llegaba el otoño. Para mi es la estación mas hermosa del año. Las calles de la ciudad se ven tranquilas, las hojas cubren las banquetas haciendo hermosas formas sobre ellas. Salir a caminar esta mañana ha sido de gran utilidad, parece que será un tiempo lleno de paz. He decidido detenerme en el parque St. Judes, solo unas cuantas parejas se encuentran aquí y su amor se puede respirar volando en el aire. Pensándolo bien , no creo haber sentido algo parecido a lo que ellos dicen sentir. Tal vez sea que dedico mi tiempo solo a la universidad y no a convivir con más gente, pero creo que no debería estar pensando en eso ahora, quizá sea muy joven y ese príncipe azul con el que sueño llegue después. Ya en la noche, enciendo la televisión y busco algo interesante que ver. Estoy acompañada solo por helado y mi pequeña mascota Lil B. Todo parece ser aburrido en la TV hasta que encuentro una película que suena atractiva “Posdata Te Amo”. Es tan raro, ¿Acaso todo gira al rededor del amor? ¿De ese amor que parece hacerme tanta falta? ¿Por qué el amor? ¿Qué tendrá de maravilloso sentirlo? Decido ver la película y me sorprende el efecto que los sentimientos pueden llegar a tener, ver como un noviazgo puede ocupar mas días de los que uno llegara a pensar. Yo una vez estuve en una relación con un chico que me hacía feliz con el simple hecho de mirarme, pero, al final, no resultó ser lo que yo pensaba, desde entonces no tengo la intención de repetir la historia, creo que es una tontería y perdida de tiempo. Me dan náuseas estas historias de amor, quizá no fue bueno ver la película.

Han pasado ya varios días, el frío comienza a ser mas notorio, tomo mi abrigo y llevo a mi mascota a pasear por el parque St. Judes. Jamás creí que Lil B fuera capaz de correr tan rápido, siento no alcanzarlo, pero a lo lejos veo una pequeña perrita corriendo hacía el. Debo detenerlo, ya son casi las 8 y el camino a casa es algo largo. No sé que sucedió, pero en un segundo he perdido de vista a Lil B, el acostumbra desaparecerse y encontrarlo suele ser todo un caos. Ha pasado ya alrededor de 20 minutos, camino entre los árboles gritando su nombre cuando escucho una voz un poco lejana diciendo: -Disculpa,¿ este pequeño es tuyo?. Me giro y veo a un chico con ambos perros entre sus brazos. Ya con tanta prisa solo tuve tiempo de darle las gracias y tomar a mi perrito, apresurándome para poder llegar a casa un poco después de las nueve. Llevo ya dos cuadras mas allá del parque cuando noto que un chico va corriendo tras de mi. Era el mismo que me entregó a Lil B en St. Judes. No tenía idea de para que me quería y no digo nada, dejándolo tomar la palabra primero:

-Me gustaría acompañarte a tu casa, es algo peligroso y nunca sabes lo que pueda ocurrir en esta ciudad, ¿Puedo?.

Me pareció de confianza y acepté su propuesta. En el camino a casa, hablamos de lo maravilloso que está el clima en estás épocas del año, de nuestras mascotas y de lo lindo que es el parque St. Judes. El tiempo se me pasó volando, jamás me había sentido tan cómoda con un extraño. Saco la llaves de mi bolso y abro la puerta, al despedirme me doy cuenta de que no sabía su nombre y decido presentarme:

-Por cierto, soy Caitlin Beadles, mucho gusto.

-Mi nombre es Cameron. Oh, casi lo olvidaba, mi perrita se llama Swaggy. Es tarde, debo irme. Ha sido un placer.

Se despide dando un beso en la mejilla y corre rápidamente. Entro a casa y suelto mi abrigo sobre el perchero. Camino hacia la sala haciendo un laberinto de preguntas, ¿Lo volveré a ver? ¿En donde vivirá? Quizá pueda encontrarlo de nuevo en St. Judes, pero ¿Porqué tanto interés en ese chico? Será mejor dejar de pensar en el e ir a descansar.

El reloj marca las 7, es viernes, último día en la universidad. Estoy arreglando mi cabello cuando escucho que alguien llama a la puerta. Me pregunto quién será a estas horas de la mañana. Al abrir no logro ver a nadie, volteo a ambos lados de la calle, pero no consigo nada, estando al punto de cerrar veo unas flores. Presa por la curiosidad y la emoción que raramente sentí, tomo las flores y corro rápidamente a ponerlas sobre la mesa. Con ellas venía un pequeño sobre en tono rojo con una tarjeta dentro: “Eres la chica mas hermosa que haya tenido la oportunidad de conocer. Con aprecio Cameron”

¿Cómo es posible que alguien lleve flores a tu casa a la mañana siguiente de haberlo conocido? Y aún más importante, ¿ Porqué es que me emociona tanto haberlo conocido? Espero que no sea lo que me estoy imaginando, no puedo fijarme en ningún chico, esas cosas no son para mi, el amor no va conmigo. Calmo mis emociones y salgo camino a la Universidad. Sé que será un día pesado, pues es semana de exámenes y quién no odia eso. Me encuentro en la clase del Señor Robinson cuando la voz de la secretaria suena en las bocinas del aula: “Señorita Beadles, favor de presentarse en la entrada”. El profesor Robinson me hace una seña indicando que puedo salir. Al llegar a la entrada la secretaria me esperaba diciendo que un paquete había llegado para mi. Me pareció muy extraño y no tenía idea de que pudiera ser. La seguí en silencio a la dirección, pues aun siendo muy escandalosa no soporta que nadie más hable. Al llegar vi sobre uno de los escritorios una caja de madera con globos de corazón flotando sobre ella. Me sorprendió el ver que era para mí. Me puso nerviosa el hecho de abrirla frente a ella, así que le di las gracias y regresé al aula con el regalo aún cerrado. Al terminar la clase del señor Robinson abrí la caja. Estaba llena de papeles en todos los colores, eran tantos que creí que solo sería papel. Comencé a moverlos y en el centro había una rosa roja con un sobre. Sentí

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