Enseñar Hoy
Enviado por cintia33 • 16 de Septiembre de 2013 • 3.843 Palabras (16 Páginas) • 852 Visitas
Trabajo Practico: Pedagogía
Actividades.
1)-Resumen del libro:
“Enseñar hoy”. Una introducción a la Educación en tiempos de crisis.
Capítulo I: “La escuela que tenemos”.
En la obra Enseñar Hoy: una introducción a la Educación en tiempos de crisis, (2005) compilado por Inés Dussel y Silvia Finocchio, varios autores procuran dar respuesta a este interrogante: ¿Cuál es el papel de la escuela en esta crisis? Y caracterizan el momento actual con algunos indicadores como el desempleo, la desnutrición, la violencia, la deserción escolar, el desprestigio de la política, etc. Esta obra, según lo señalan las compiladoras, surgió con la “intención de abonar la construcción de un pensamiento abierto, productivo, autocrítico y creativo en el campo de la educación, y con el propósito de fortificar las luchas cotidianas que se dirimen en las escuelas por la democracia y la justicia”.
El libro se inicia con un artículo de Inés Dussel “La escuela y la crisis de las ilusiones” donde la autora propone volver a creer en la política reconociendo que tanto la educación como la política son actividades riesgosas y difíciles, para las cuales no hay receta, que comparten la búsqueda de establecer y sostener un espacio donde puede aparecer la libertad, la pluralidad, la diferencia, para aprender con otros conocimientos, actitudes y disposiciones. Define que politizar la educación es reclamar el lugar de iguales, de pares en la sociedad más justa que queremos. Incluye una cita de Hannah Arendt (1996): “…politizar la educación es darles a los alumnos las herramientas intelectuales, afectivas y políticas para que puedan renovar el mundo, es hacer lugar a los padecimientos que atraviesan , ayudar a procesarlos intelectual y afectivamente, y también establecer puentes con otras instituciones. Es no renunciar a enseñar, es enseñar mejor…”
Otro de los artículos mencionados en la presentación fue el de Estanislao Antelo, pedagogo y profesor en Rosario que propone cambiar la idea de crisis por la de batalla y la apuesta a los docentes de ser “formadores de batalladores”. En todo el libro hay un hilo conductor que apuesta a la escuela como escuela “viva”, como lugar para la construcción. Este texto se propone mostrar la tensión existente entre las exigencias que promueve la tarea de enseñar, y las consecuencias inesperadas que la excesiva responsabilidad, asumida individualmente por
los educadores, produce en la acción. Mientras se exalta la magnitud del proyecto de educar, los maestros que asumen individualmente la epopeya, sienten que no pueden enseñar. Asumir algo tan grande en soledad y hacerse cargo de saldar la incompetencia que ello genera (también en soledad) aplasta, achica, empequeñece. Si el discurso pedagógico con el que “formamos” y “capacitamos” a los docentes, contribuye a magnificar la grandeza educativa (y la responsabilidad desmedida que ello conlleva), no hace otra cosa que provocar o acrecentar las sensaciones de aplastamiento o empequeñecimiento en sujetos que se sienten incompetentes o incapaces para la acción.
Mediante el relato de diferentes docentes y otros artículos se aborda el tema de la educación y la pobreza, cómo impacta en las prácticas de los docentes, cómo reconstruir otros itinerarios diferentes a los que muchos hogares atraviesan.
Capítulo II: “Mirar con otros ojos”
En el artículo, del mencionado libro, “Infancias, imágenes de la sociedad” (2005), Graciela González describe la crisis social señalando que “el lazo social está dañado no encontrando un sentido a sus acciones cuando grandes sectores sufren una pobreza inimaginable y los poderosos son cada vez más ricos e impunes. En contextos de creciente inseguridad e incertidumbre las familias y la comunidad se ven también afectadas”. La autora indica que es necesario revisar el sentido y la misión de la escuela, reconociendo por tal misión, y según la definición que formulara Carlos Cullen: “la tarea de construir una inteligencia solidaria atenta a las necesidades de los otros y al cuidado de la vida”.
También propone alternativas para contener a los maestros frente a las diversas problemáticas que muchas veces los incluyen: que operen en equipos, construyendo redes, cuidando los espacios grupales y formulando proyectos comunes.
Señala la autora:
…consideramos valioso incrementar la reflexión grupal y propiciar acciones acerca del cumplimiento de los acuerdos, aprovechando el marco que nos brindan las Ciencias Sociales. Confiamos –ante la evidencia de la crisis de instituciones sociales como la familia y el Estado, ante la crisis de valores, la retirada de las ideologías y de las utopías- en que enseñar contenidos con intencionalidad ética y ciudadana es nuestra mejor herramienta.
Reconoce que la escuela es un lugar privilegiado para el ejercicio de la convivencia democrática desde una ciudadanía activa y responsable, siendo el mejor espacio para construir el sentido de la solidaridad. Concluye reiterando que la “escuela está viva y es un buen lugar para la resistencia y la construcción”.
En palabras de Perla Zelmanovich tanto los niños, como los jóvenes y los adultos, nos encontramos igualmente vulnerables, por las condiciones económicas y sociales en que vivimos en la Argentina. Pero, la posibilidad de dar sentido a nuestra tarea como educadores, se hace si hay un “Otro”, que mantiene un grado de integridad para situar en una trama significativa lo que irrumpe en la realidad. Incluso en las condiciones más penosas, los adultos tenemos el recurso, de dar sentido, de poner una pantalla, un velo de intermediación para que los chicos se proyecten como sujetos activos frente a las circunstancias, y no como meros objetos de éstas. Como adultos tenemos la responsabilidad de preservar a los chicos.
Las diferencias entre niños y jóvenes por un lado, y adultos por el otro, no pretende desconocer las responsabilidades diferenciales de los adultos, el Estado, los funcionarios, los docentes y los padres. Pretende incursionar en una zona que contribuya a evitar que los adultos docentes incrementemos el desamparo al que la realidad social y su propia condición de adolescentes los exponen.
Existe una frontera que marca diferencia y los distancia de los adultos, que hace que la relación sea asimétrica necesaria y facilitadora del crecimiento. Distancia que resulta imprescindible reactualizar y ejercitar en tiempos de conmoción social. Reactualizar esa diferencia en su faz de amparo y protección, no de omnipotencia ni de autoritarismo, evitando que los chicos queden librados a su propia suerte. Las transformaciones sociales hacen que los chicos lo sean en edad, pero con apariencia, gestos y actitudes adultas,
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