Estrategias Para Evaluar E Intervenir En Las Dificultades De Aprendizaje Académicas En El Trastorno De Déficit De Atención Con/sin Hiperactividad
Enviado por bibianavargas • 9 de Diciembre de 2014 • 2.046 Palabras (9 Páginas) • 331 Visitas
INTRODUCCIÓN: Breve aproximación al Trastorno de Atención con/sin
Hiperactividad.
El trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH), constituye en la
actualidad un problema complejo y preocupante, fundamentalmente en el ámbito escolar,
por las repercusiones que tienen los síntomas asociados a este déficit para el logro de los
objetivos educativos por los niños que lo padecen. Como señala Miranda, Roselló y
Soriano (1998) es en la etapa escolar cuando se pone de manifiesto la incapacidad de los
niños hiperactivos para responder a las exigencias que plantea el aprendizaje en contextos
formales. En este artículo nos centramos en las dificultades de aprendizaje (DA) que
pueden presentar los niños con TDAH en las habilidades instrumentales básicas como son
la lectura y la escritura, por considerar que la adecuada respuesta educativa de este
alumnado exige identificar y evaluar de forma precisa sus necesidades educativas
especiales.
Aunque nos podemos remontar a la segunda mitad del siglo XIX para hacer
referencia a los primeros datos sobre hiperactividad, es a comienzos del siglo XX cuando
el médico inglés George Still (1902) presentó la primera descripción coherente de este
trastorno, definiéndola como un “defecto anormal en el control moral de los niños”. Estos
niños se caracterizaban por ser violentos, inquietos y molestos, revoltosos, destructivos,
dispersos.... Para Still, la causa más probable del trastorno era genética. A partir de este
momento y hasta la actualidad han ido emergiendo numerosos y diferentes términos,
asociados a diferentes teorías etiológicas, para hacer referencia a este trastorno (Spencer,
2002; Weinberg y Brumback, 1992) tales como el síndrome de impulsividad orgánica
(Kahn y Cohen, 1934), lesión cerebral mínima (Strauss, 1947) disfunción cerebral mínima
(Clements y Peters, 1962), entre otros. Sin embargo, merece resaltar los estudios que se
realizan a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, por cuanto
suponen el inicio de encontrar una definición funcional y operativa para determinar este
trastorno de base orgánica. En este sentido, la definición de la hiperactividad aportada por
Werry (1968) hace referencia a los niños que presentaban un grado de actividad motora
diaria claramente superior a lo normal, en comparación con la de niños de sexo, edad y
estatus socioeconómico y cultural similar. Posteriormente, las aportaciones de Douglas
(1972) producen un giro en la concepción del trastorno, resaltando la importancia del
déficit de atención, es decir la incapacidad para mantener la atención y la impulsividad,
como la deficiencia básica de los niños hiperactivos. Las aportaciones de esta autora
contribuyen, según Amador, Forns y Martorell (2001), de manera decisiva a proporcionar
criterios diagnósticos y una agrupación de síntomas operativos en torno a la atención,
impulsividad e hiperactividad, que se han ido recogiendo en las sucesivas ediciones de los
dos sistemas de clasificación internacionales como el de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en su Clasificación Internacional de Enfermedades, actualmente en su
décima edición (CIE-10) y el de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en su
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, (DSM-IV-TR)
En el DSM-IV-TR (APA, 2002) se describe el trastorno por déficit de atención
con/sin hiperactividad (TDAH), como aquél que se caracteriza por presentar un patrón
persistente de desatención y/o hiperactividad – impulsividad, cuya presencia se detecta
antes de los siete años de edad, las alteraciones provocadas por los síntomas se presentan
como mínimo en dos ambientes, afectando la actividad social, académica y/o laboral, no
pudiendo ser explicado por la presencia de un trastorno mental o en el transcurso de un
trastorno del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico. Además, según este
manual, el TDAH puede presentar tres subtipos: con predominio del déficit de atención,
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con predominio de la impulsividad-hiperactividad y combinado (APA, 1995; 2002). La
CIE-10 denomina a este trastorno bajo el epígrafe de "trastornos hipercinéticos"
caracterizados por deficiencias para mantener la atención e hiperactividad motriz. El déficit
de atención se pone de manifiesto por una interrupción prematura de la ejecución de tareas
y por dejar actividades sin terminar. La hiperactividad implica una inquietud excesiva, en
especial en situaciones que requieren una relativa calma. Dependiendo de las
circunstancias, puede manifestarse como saltar y correr sin rumbo fijo, como la
imposibilidad de permanecer sentado cuando es necesario estarlo, por una verborrea o
alboroto o por una inquietud general acompañada de gesticulaciones y contorsiones. Estos
criterios se valoran sólo si los síntomas de déficit de atención e hiperactividad se dan de
manera excesiva según el contexto y lo que sería normal teniendo en cuenta la edad y el
cociente intelectual del individuo. Además, el diagnóstico no se realiza si los síntomas
están presentes durante el curso de un trastorno generalizado del desarrollo, un trastorno
de ansiedad, un trastorno del humor (trastornos afectivos) o una esquizofrenia. Sin
embargo, según el DSM-IV-TR, a diferencia de la CIE-10, el TDAH se caracterizaría por
“un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, más frecuente y
grave que el observado habitualmente en niños de un nivel de desarrollo similar” que, de
hecho, puede coexistir con otros trastornos de manera comórbida (v.g., trastornos afectivos
o de ansiedad...), a excepción de que los síntomas aparezcan en el curso de un trastorno
generalizado del desarrollo, esquizofrenia y otro trastorno psicótico, o cuando pueda ser
explicado por la presencia de otro trastorno mental (v.g., trastorno del estado de ánimo,
trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o un trastorno de la personalidad).
El TDAH es uno de los trastornos evolutivos más frecuentemente diagnosticados en
la infancia y la adolescencia. La prevalencia estimada del TDAH en la población en edad
escolar oscila entre el 3% (si se siguen criterios diagnósticos de la CIE-10 y el 7% (si se
siguen criterios de la DSM-IV) y su incidencia
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