Etapas Del Desarrollo De Nuestro Ciclo Vital.

Etapas Del Desarrollo De Nuestro Ciclo Vital.

La vida tiene ocho etapas según la teoría de Erik Erickson, etapas que son presentadas como un ciclo que tiene una evolución de acuerdo a la edad de la persona y va de acuerdo a su maduración. Conocer estas etapas nos ayuda a transitar despiertos en nuestro desarrollo y en el de nuestros hijos.

Las primeras cuatro etapas constituyen la base del sentimiento de identidad del niño que posteriormente se combinará con un sentimiento de estar muy bien; de ser él mismo y de llegar a ser lo que otras personas esperan que llegue a ser.

I. Confianza contra desconfianza (0 a 1 año). La relación significativa de esta etapa es la madre, se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras personas significativas (padre y hermanos).

Cuando la madre provee al bebé de sus cuidados amorosos, el niño desarrolla el sentimiento que el mundo es el lugar seguro y que las per-sonas son confiables. El niño aprende a confiar en su propio cuerpo y las necesidades biológicas que van con él. También influirá el sentimiento de confianza que tengan los padres en sí mismos y en los demás; por que se lo reflejarán a sus hijos.

La resolución positiva estará dada en el equilibrio entre estos polos del conflicto, confianza, desconfianza; a partir de desarrollar suficiente confianza, sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar.

Posibles problemas. Posibles temores como haber sido abandonados, ansiedad, carece de atención física y emocional por parte de la madre o cuidador que conduce a desconfiar en el entorno.

Uno de los signos que nos indican si el niño va bien en esta primera etapa es cuando puede esperar sin demasiado llanto, a demorar la respuesta o la satisfacción de una necesidad, “Confío lo suficiente en mamá y papá, si ellos no pueden estar inmediatamente, lo estarán pronto”.

II. Autonomía contra vergüenza, duda (1 a 3 años). Las relaciones significativas son los padres, el niño alcanza un cierto grado de autonomía, conservando un toque de vergüenza y duda, ya que sin este toque se desarrolla la impulsividad.

El niño empieza a desarrollar sus movimientos y también su lenguaje, desarrolla el sentido de independencia o autonomía, tiene una creciente sensación de afirmación de su propia voluntad.

Inicia a controlar sus esfínteres y empieza a desarrollar sus músculos, este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable, por ello el bebé pasa por momentos de vergüenza y duda.

Si los padres acuden y sustituyen las acciones dirigidas a explorar y a ser independientes, el niño se dará por vencido y asumirá que no puede hacer las cosas por sí mismo. El burlarse de los esfuerzos del niño puede llevarlo a sentirse avergonzado y dudar de sus habilidades.

Para que el niño desarrolle una autonomía suficiente hay que ser sufi-cientemente pacientes y tolerantes, pero firmes a la vez. Si hay dema-siada vergüenza y duda habrá compulsión.

Posibles problemas. Las actitudes de los padres pueden dificultar al niño parar crecer hacia su independencia en una madurez y auto – control responsable. Esto sucede cuando se marca el camino a una propensión duradera hacia la vergüenza y deterioro de la autoestima. Si le damos al niño la libertad sin restricciones son una ausencia de límites o si le ayudamos a hacer lo que él podría hacer solo, le estamos diciendo que no es lo suficientemente bueno.

III. Iniciativa contra culpa (3 a 6 años). Es la edad del juego y la relación significativa es con la familia.

Aquí el niño ha desarrollado una vigorosa actividad, imaginación y es más enérgico. La tarea primordial es aprender la iniciativa sin culpa exagerada, la iniciativa sugiere aprender nuevas habilidades y sentirse útil, asumiendo responsabilidad. Los padres animan a sus hijos a tener imaginación y curiosidad y también llevar a cabo sus ideas. El sentimiento de iniciativa y muy poca culpa, habrá una tendencia mal adaptativa llamada crueldad. El niño tiene el propósito claro pero no le importa a que costo lo logrará. Si hay culpa exagerada habrá inhibición. La resolución positiva está en su equilibrio de ambos polos que llevará el coraje y la capacidad para accionar con un conocimiento claro de las limitaciones.

Posibles problemas. La problemática se traduce como un bloqueo en la acción y la iniciativa, una tendencia paralizante a la culpa, o una fijación a un estado de dependencia que anula la capacidad. El origen de esto lo constituyen las más tempranas emociones infantiles (celos, rivalidad) en el contexto de una exagerada y ansiosa dependencia hacia figuras parentales, temor a equivocarse y una exagerada conciencia de lo que puede o no hacer.

IV. Laboriosidad contra inferioridad (6 a 12 años). Las relaciones significati-vas en esta etapa son los padres, la familia, los maestros y los vecinos. El niño inicia su educación primaria y está ansioso por hacer cosas junto con otros niños, de compartir tareas, de hacer cosas o de planearlas. Otorga su afecto a los maestros y a los padres de otros niños deseando observar e imitar a otras personas que desempeñan ocupaciones que ellos pueden comprender.

Llega a sentirse insatisfecho y descontento con la sensación de no ser capaz de hacer cosas y hacerlas bien y aún perfectas, precisamente por estar desarrollando un sentimiento de laboriosidad.

Una actitud demasiado laboriosa, puede llevar a la tendencia mal adaptativa de virtualidad dirigida. Niños que no se les permite ser niños, por que sus padres o maestros los empujan a un área específica, sin permitirles que se interesen por otras cuestiones también.

La resolución exitosa se desarrolla cuando el niño puede desarrollar la-boriosidad y habilidad. Así logrará virtudes como la competencia y la habilidad.

Posibles problemas. La frustración de las expectativas del logro y labo-riosidad que el individuo tiene, lo llevan a sentirse inferior, producen actitudes de dependencia y predisponen al consumismo como actividades compensatorias. El

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