¿Existe una receta para la erradicación de la violencia?

¿Existe una receta para la erradicación de la violencia?

Autor: Karla Iliana Cerda Sevilla

“Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor pero la violencia es practicada a plena luz del día” – John Lennon

La violencia ha marcado la actualidad en que vivimos de una manera en que no lo había hecho antes y esto se debe al concepto que se ha creado acerca de lo que se considera, o no, violencia. Hoy en día no se aborda la violencia de una forma estricta, si no, se refiere a cualquier debilitamiento físico, integral o moral contra una persona o, incluso, hacia ella misma. Es importante resaltar, que la violencia se encuentra presente en nuestro día a día; se ha hecho tan común hablar de ella, que en los mismos cuentos infantiles, películas y en el trato que recibimos, está presente.

Etimológicamente el termino “violencia” significa hacer uso de la fuerza contra algo. Las formas como se usa la fuerza contra algo o alguien son infinitas que podrían comprender, prácticamente, cualquier acto del ser humano. El autor Thomas Hobbes, habla de que la violencia está estrechamente ligada con el poder, que puede definirse de varias formas pero la que es de nuestro interés es aquella que habla del poder como dominación; “el poder como capacidad de controlar o mandar hasta satisfacer nuestros deseos”.

Este poder que se obtiene muchas veces, de privar a otros de su poder, puede ser considerada como violencia dependiendo del tipo de poder del que se trate, el concepto de violencia que se tenga y lo que se entienda por propio e impropio. De aquí radica que sea tan difícil textualizar un concepto de violencia donde para cada persona tendrá una acepción diferente. Se puede decir que gran parte de la violencia, o el concepto que se tiene, ha surgido de la falta de conciencia del ser humano y no por la intención de causar un mal.

Existen autores que afirman que la violencia tiene un componente biológico, por lo tanto, el acto de violencia no se puede combatir solo con castigo y persecución, sino con prevención y educación. El químico del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, Luis Ríos Castañeda, explicó que los pacientes con síntomas de agresividad presentan en el sistema neurotransmisor un incremento de dopamina (asociado con la conducta de impulsividad) y una disminución de óxido nítrico (vinculado con el sistema cognoscitivo). Estos pacientes presentan resultados tres veces mayores de niveles de dopamina en contraste a aquellos que no presentan agresividad alguna.

Se dice también que la contaminación tiene gran impacto en los niveles de violencia, debido a las altas concentraciones de plomo en la sangre que elevan la dopamina y disminuyen el óxido nítrico. Puede darse el caso que desde el útero, el feto reciba grandes cantidades de plomo, haciéndolo propenso a ser violento desde su nacimiento.

Por otra parte, las condiciones sociales son de gran importancia al hablar del origen de la violencia. Como se menciona en varios relatos del génesis, no se tiene una respuesta certera de que o quien es el responsable de la injusticia y del sufrimiento de otros seres humanos, aunque existen distintos relatos que tratan de dar una respuesta a esta interrogante.

Existen autores que hablan de que la violencia comienza en el propio corazón de cada persona, mientras otros, afirman que la interacción ha generado que el individuo se vuelva independiente, asilándolo y desintegrando la sociedad en la que vive. En esta individualidad, se liberan de todo tipo de autoridad, se buscan satisfacer exclusivamente los intereses personales y hay indiferencia o falta de empatía por el prójimo.

Además de los distintos orígenes de la violencia, existen varios alcances. Existe la violencia autodirigida, es decir hacia la propia persona; la violencia dirigida hacia una, varias o un grupo de personas; y, la violencia colectiva dirigida a una comunidad o sociedad. Enfocándonos en la primera; la violencia autodirigida, se entiende que es hacia uno mismo, que no siempre

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