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Filosofía De La Ciencia


Enviado por   •  10 de Julio de 2014  •  2.372 Palabras (10 Páginas)  •  223 Visitas

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s la rama de la filosofía que lleva a cabo una reflexión o interpretación de «segundo orden» sobre la ciencia y sus resultados, tomando como objeto de estudio propio los problemas filosóficos (sustantivos y metodológicos) que la ciencia plantea. Si suponemos que toda actividad humana teórica es una reflexión o interpretación de «primer orden», o de primer nivel, esto es, una actividad a través de la cual el hombre toma contacto conceptual con su medio natural y lo interpreta, a la filosofía le toca ser una de las principales actividades, no la única, de «segundo nivel», o de «segundo orden», en el sentido de que toma como objeto de estudio propio todas o parte de aquellas interpretaciones o reflexiones primeras (ver texto ). Así pues, se habla de filosofía de la ciencia cuando la filosofía reflexiona sobre la ciencia y sus resultados. El siguiente cuadro (tomado de J. Losee quien, no obstante, entiende la filosofía de la ciencia en un sentido más restrictivo de lo habitual), expresa las relaciones o niveles que se establecen entre filosofía de la ciencia y ciencia:

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La epistemología, entendida como teoría del conocimiento, ha existido prácticamente siempre a lo largo de toda la historia del pensamiento y, desde ella, se han planteado distintas cuestiones relativas a la naturaleza del conocimiento científico. Y, así, hallamos cuestiones sobre el saber o la naturaleza de la ciencia en la filosofía griega, en especial en Aristóteles; en la filosofía medieval, sobre todo entre los escolásticos G. Grosseteste, R. Bacon y Guillermo de Occam; y en el período moderno, principalmente con ocasión de la aparición de la nueva ciencia, con F. Bacon, Descartes, Newton, Locke, Hume. Kant suele considerarse como el principal punto de inflexión, del que dependerá buena parte de la posterior reflexión sobre la ciencia (a él se atribuye la demarcación o distinción entre filosofía y ciencia, tal como se la entiende en la actualidad, al hacer de la «teoría del conocimiento» el meollo de la filosofía, pasando así ésta a ser el «fundamento» de la ciencia).

La filosofía de la ciencia, en cambio, se enfrenta con el problema de la naturaleza de la ciencia y de los problemas filosóficos que ésta plantea, de una manera que podemos llamar institucionalizada y directa, desde finales del siglo XIX y, sobre todo, a partir del primer tercio del siglo XX, cuando comienza la corriente filosófica denominada «positivismo lógico» protagonizada por el Círculo de Viena y, paralelamente, se asiste a un desarrollo creciente y muy importante de la física teórica (teoría de la relatividad especial y teoría de los quanta). La nueva física no resultaba compatible con las posiciones filosóficas tradicionales sobre la ciencia. Hasta este momento, la física de Newton se contemplaba como un ejemplo ya contrastado de la solidez del empirismo y del inductivismo. Sin embargo, las nuevas teorías físicas de la relatividad especial y la de los quanta vinieron a demostrar que las teorías de Newton no eran más que una buena aproximación a la realidad, pero que, en definitiva, contenían resultados y previsiones inexactos (por ejemplo, cuando se aplica a cuerpos en movimiento a grandes velocidades o al mundo subatómico). La nueva filosofía de la ciencia creyó mejor acercarse de nuevo a la postura de Hume, que defendía para las afirmaciones científicas sólo un valor de probabilidad y, a la vez, criticaba la confianza que la mente humana ponía en la inducción. Si las teorías científicas no podían justificarse simplemente con el recurso a la inducción y a la observación empírica, eran necesarios nuevos planteamientos. Con independencia de estas exigencias, cabe destacar los intentos de renovación, hechos por el neokantismo, de una filosofía de la ciencia inspirada en Kant por obra sobre todo de Ernst Cassirer, que defendía, en sustancia, la importancia y el significado de elementos a priori en la ciencia. A esta corriente se opuso, inicialmente, el positivismo de Ernst Mach, para quien la ciencia no era más que una reflexión sobre hechos recibidos a través de la sensación, y luego el conjunto de tesis sostenidas por el llamado Círculo de Viena, que recibieron, globalmente, el nombre de «empirismo lógico» y «positivismo lógico». El empirismo lógico del Círculo de Viena mantiene tanto el valor del empirismo y el inductivismo como la función de las matemáticas y la lógica en el seno de las teorías científicas. De este Círculo surgió la que ha sido denominada Concepción Heredadade la ciencia (CH), cuyo autor más representativo es Carnap. La CH daba una imagen de la ciencia basada en los siguientes principios:

1) la ciencia es realista (pretende describir el mundo real), existe un criterio definido para diferenciarla de lo que no lo es (demarcación), es acumulativa, de modo que, aun existiendo errores, los conocimientos avanzan y se edifican unos sobre otros y, además, es una (no hay más que una sola ciencia que habla desde diversos aspectos del mundo real);

2) en ella hay que distinguir claramente lo que es observación y lo que es teoría, pero a la vez los términos teóricos deben definirse en términos experimentales o de observación (mediante reglas de correspondencia), siendo ésta, la observación junto con la experimentación, lo que fundamenta y justifica las hipótesis y las teorías;

3) éstas poseen una estructura deductiva (se conciben como sistemas axiomáticos) y se aceptan, rechazan o corrigen de acuerdo con procedimientos de verificación o confirmación, que básicamente consisten en la contrastación de afirmaciones sobre hechos o consecuencias que se deducen de las hipótesis;

4) los términos con que se expresan las teorías (lógicos y matemáticos, teóricos y observacionales) se definen todos cuidadosamente, de modo que todo término esté definido con precisión, y los términos teóricos sean sólo «abreviaturas» de fenómenos observados, con los que se corresponden según una determinada y cuidadosa «interpretación».

En estas teorías, finalmente, hay que distinguir un contexto de justificación y un contexto de descubrimiento, lo que permite considerarlas ya sea sincrónicamente, atendiendo a la fundamentación lógica del resultado científico, ya sea diacrónicamente, atendiendo a los aspectos psicológicos e históricos que han llevado al resultado científico o a la teoría.

Una importancia creciente otorgada al aspecto histórico, junto con un creciente interés y un notable avance en los estudios sobre historia de la ciencia, dio origen a una manera de entender la filosofía de la ciencia, que se caracteriza por considerar que las teorías son resultados de un contexto social, cultural e histórico (contexto de descubrimiento). En esta nueva filosofía de la ciencia, destacan las aportaciones teóricas

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