Hombres Y Crianza
Enviado por rociocofre1 • 22 de Septiembre de 2013 • 2.239 Palabras (9 Páginas) • 352 Visitas
Hombres y crianza compartida: Los 4 desafíos pendientes
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El Mercurio
En Estados Unidos ya es una tendencia, pero en Chile todavía es una necesidad que los padres se involucren más en la crianza.
Por MAGDALENA ANDRADE N.
Quieren ser buenos padres, pero a la hora de preguntarles qué tareas asumen en la crianza, una proporción importante los hombres reconoce que no realiza ninguna labor. Y si tuvieran la posibilidad de tomar un posnatal parecido al de las mujeres, una gran mayoría lo aceptaría, pero a la hora de enumerar qué labores estarían dispuestos a desarrollar con su hijo menor de dos años, confiesan que no podrían darle sus comidas, ni prepararle su leche, ni a llevarlo al pediatra, ni a levantarse de noche cuando él llore.
Así se muestran los padres chilenos a partir de la encuesta de opinión "Los hombres y la crianza compartida", desarrollado por la consultora Direct Media en exclusiva para Revista Ya. La idea era recoger una muestra sobre cómo ellos percibían la opción –por estos días ya una necesidad– de involucrarse activamente en el cuidado y desarrollo de sus hijos. Un tema que en Chile, a partir de la creciente incorporación de la mujer al trabajo, está comenzando a incorporarse en el debate, pero que en países como Estados Unidos ya es una tendencia: ha llegado al punto de la creación de institutos especializados para enseñar a hombres y mujeres cómo repartirse los roles domésticos y de crianza de sus hijos.
En Chile, los resultados de este estudio resultaron reveladores. En respuestas a preguntas como ¿cuál es la repartición de los roles de crianza con su pareja?, ¿cuáles medidas le parecen mejor para fomentar la conciliación trabajo–familia? o ¿qué rol masculino, a su juicio, es más valioso?, los encuestados se demuestran sensibles al tema de la paternidad y reconocen la importancia de repartir en forma equitativa la crianza con sus parejas; lo necesario que es compartir tiempo con los niños y ser figuras presentes. Pero todavía están lejos de asumir compromisos mayores dentro de la rutina de sus hijos, labores que terminan cayendo, casi siempre, sobre los hombros femeninos.
No sólo este estudio muestra la dualidad entre lo que los hombres desean y lo que finalmente asumen. Según el sicólogo y director de EME–Masculinidades y Equidad de Género, Francisco Aguayo, estudios realizados en Europa también muestran a hombres más abiertos a los temas de paternidad –compartir con sus hijos, sacarlos a pasear, ayudarles a hacer las tareas– que a los asuntos más domésticos; en Chile, pasa lo mismo cuando se revisan estudios sobre uso del tiempo. Y es que el discurso aquí, afirma, ha avanzado mucho en términos de reconocer la importancia de la paternidad, pero muy poco en la práctica.
El concepto de crianza compartida como criterio de igualdad es algo que aún está lejos de insertarse en el modelo familiar chileno. En parte, porque aquí aún no está afianzado el concepto de que hombres y mujeres pueden están igualmente capacitados para cuidar a sus hijos. "Pero existen estudios de crianza compartida incluso durante el período de lactancia", asegura el sicólogo Felipe Lecannelier, director del Centro de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño de la Universidad del Desarrollo. "No hay nada que un papá no pueda hacer en la crianza de sus hijos, y a su vez, no hay disposiciones biológicas del niño para necesitar más a su mamá o a su papá. Pero llevar este término a la práctica es difícil, porque dependen de la motivación y disposición de los hombres, y porque históricamente se entiende que hay cosas que la madre debe hacer, y no el padre", define.
La socióloga Paula Barros, directora de la Escuela de Sociología de la Universidad Diego Portales, no cree que este concepto tenga tanto que ver con que hombres y mujeres realicen lo mismo, sino más con que ellos sean capaces de involucrarse afectivamente en la familia. "Esto, ¿en qué se traduce?: en que desarrolle su lado más femenino. Y eso no tiene que ver con que cocine o planche las camisas para el colegio, sino en que escuche a sus hijos, esté pendiente de lo que hacen".
Los chilenos ya no están siendo padres de la misma forma en que lo fueron hace 50 años, dice Felipe Lecannelier. Pero todavía hay una gran brecha que superar.
Primer desafío:
Redefinir lo que significa ser "un buen padre"
Hoy, ningún padre chileno está ajeno al imperativo social de ser un buen padre. Hace 30 o 40 años, no había ningún problema si no llevaba a los hijos al pediatra o los mudaba, pero de los padres jóvenes se espera que compartan muchos roles con sus parejas. Y así lo asumen los padres participantes en el estudio: un 73,8% de los encuestados asegura que el rol más valioso del género masculino es ser un buen padre, versus el 17,54% que considera que lo más importante es ser proveedor del núcleo familiar, y un 8,77% que cree que es ser exitoso en el ámbito laboral. Y entre los hombres entre 25 y 45 años, la importancia de ser un buen padre aumenta: a un 79,49%.
Pero, ¿qué entienden ellos por ser un buen padre? Probablemente, muchos todavía entiendan que ser buenos padres significa preservar la seguridad, la salud y educación de sus hijos –dice el sicólogo Felipe Aguayo– a pesar de que también quieren ser con sus hijos distintos a como sus propios padres fueron con ellos. Ser más cercanos y más presentes en su crianza también es importante, pero parece estar relegado a un plano más secundario. Por eso, a la hora de responder la pregunta ¿qué labores relacionadas con la crianza realiza con sus hijos normalmente?, un 39,19% de los padres confiesa no realizar ninguna labor, mientras que un 16,22% reconoce "jugar con ellos", un 13,5% "asumir labores relacionadas con su alimentación" y un 12,6% "ayudarlos con sus estudios y tareas".
Esta alta cifra de hombres que no asume ninguna tarea demuestra todavía que los padres no están todo el tiempo que deberían con sus hijos, observa Felipe Lecannelier. "Hay hombres que se sienten buenos padres, porque hacen con sus hijos cosas funcionales. Dicen: yo lo llevo a fútbol todos los martes en la tarde. Pero la crianza no está definida en cuanto a eso. La interacción bidireccional, cara a cara, de un padre con su hijo durante la semana no pasa más allá de los 7 u 8 minutos por vez, versus la misma interacción del niño con su madre, que toma de 14 a 15 minutos. La actividad interactiva es muy escasa", confirma. Y cuando lo hacen, es principalmente para jugar, "que es como tratan de compensar con los niños esta tensión que sienten entre que les vaya bien en el trabajo y que también puedan participar de la casa. Dicen:
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