Informe de investigación escolar
Enviado por Samira Salcido • 29 de Agosto de 2018 • Informe • 3.073 Palabras (13 Páginas) • 123 Visitas
TALLER DE HABILIDADES SOCIALES EN UNA ESCUELA PRIMARIA.
*Gráficas de nuestros resultados SPSS. *
E. Fortino Velderrain Valle, Delia Ma. Canobbio Gastelum, Samira Salcido Preciado
INTRODUCCIÓN.
En una investigación de campo de los salones de educación pública primaria, se ha podido observar con frecuencia cómo muchos niños se relacionan de manera poco saludable. Existen casos de niños retraídos, tímidos, aislados, agresivos o pasivos. Los niños con estos comportamientos experimentan rechazo social, lo que significa un menor grado de felicidad.
Para muchos niños, la escuela representa una “segunda oportunidad” –una oportunidad de adquirir un mejor sentido de sí mismo y una mejor visión de la vida de la que es ofrecida en casa (Nathaniel Branden, 1994).
Por esta razón, como estudiantes de psicología, encontramos la oportunidad de impartir este taller en la escuela “Profesor Braulio Pizarro Ceballos”, con el propósito de dar a los alumnos la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales, además de reducir la violencia grupal.
JUSTIFICACIÓN.
Aunque en las escuelas de educación pública se cuenta con un sistema para el tratamiento de casos psicológicos, el rango de problemas y su profundidad, así como la cantidad de recursos que le son otorgados, borda en una insuficiente mediocridad. Esto resulta en un ambiente escolar en el cual el tratamiento de problemas psicológicos no es abordado en los casos particulares y simplemente olvidado en los grupales.
Las habilidades se adquieren, principalmente, a través del aprendizaje (por ejemplo, mediante la observación, la imitación, el ensayo y la información) y por tanto pueden adquirirse y mejorarse a través de un entrenamiento adecuado.
Según las estadísticas hechas por Muños Abundez, investigador en la revista mexicana de investigación educativa del 2017, se muestra un porcentaje de alumnos que participaron en actos de violencia en el grado de primaria del 100% el 97% ha participado dando golpes a sus demás compañeros, el 59% ha participado en robos, el 40% en amenazas hacia sus compañeros y el 22% han realizado actos vandálicos a las instalaciones educativas que asisten.
Dentro de las estadísticas de violencia recibida del 100% de los alumnos a el 96% le han robado algún objeto o dinero dentro del salón de clases, del 42% se ha burlado constantemente, el 20% ha salido lastimado físicamente por otro estudiante o por grupos de estudiantes, el 13% ha recibido amenazas de otros estudiantes y el 25% le da miedo ir a la escuela por la violencia física que reciben.
Ortega et al. (2017) proporcionan datos de la Ciudad de México provenientes de la Encuesta de Adicciones 2016 del Instituto Nacional de Psiquiatría y de la Unidad de Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil, entre los que destaca que 28.3% de los hombres y el 23.4% de las mujeres reportan que hay “muchos asaltos en los alrededores de su escuela”, cifra sin duda preocupante. Los autores también señalan que 30.9% de los hombres y 23% de las mujeres considera que sus compañeros de escuela “son peligrosos”. Esta información muestra que ciertamente hay concentraciones urbanas donde el asunto da señales de alarma.
Por estas razones se consideró importante esta intervención, pues le dio un espacio a los niños para que pudieran trabajar sus sentimientos y emociones (espacio que seguramente no encuentran en otro lado).
OBJETIVOS.
Objetivo general.
Dar la oportunidad a alumnos de escuelas primarias de tener un espacio para desarrollar sus habilidades sociales.
Objetivos particulares.
- Reducir la violencia grupal.
MARCO TEÓRICO.
Habilidades sociales.
En el libro “Cómo mejorar tus habilidades sociales” Elia Roca define habilidades sociales: como un conjunto de hábitos-en nuestras conductas, pero también en nuestros pensamientos y emociones-que nos permiten comunicarnos con los demás en forma eficaz, mantener relaciones interpersonales satisfactorias, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que las otras personas no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Elia Roca pone entonces nuestro bienestar personal en función de nuestras habilidades sociales, cuyo desarrollo son el objetivo principal de este taller. Si como afirma la autora: la mayor parte de nuestros problemas y satisfacciones tienen que ver con nuestras relaciones interpersonales; entonces el taller deberá ser de valiosísimo beneficio para la calidad de vida de sus participantes.
Las amistades cumplen diversas funciones en las vidas de los niños. Por ejemplo, los amigos promueven el desarrollo de habilidades sociales dándole a los niños acceso regular a grupos de juegos, facilitando formas complejas de juego y dando instrucciones directas en asuntos importantes como el manejo de la agresión y de las relaciones sexuales. Los amigos también sirven funciones emocionales dándole a los niños seguridad en varias situaciones (Asher, S. R., & Renshaw, P. D., 1981).
Cuando las habilidades sociales de un niño son pobres, su bienestar personal se empobrece al igual, lo cual es muy evidente en niños que presentan una natural carencia de buenas habilidades sociales como en los casos del espectro autista (Rao et al., 2008) y los casos de niños con hiperactividad (Landau et al., 1991).
Bajo esta óptica, se desarrolló y puso a prueba una actividad grupal, la cual consiste en 3 actos de cortesía verbal en el que; los alumnos se expresan uno a uno frente a sus compañeros de clase haciendo 3 declaraciones verbales, cada una de correspondiente a un área específica: el perdón, gratitud y el interés por formar una nueva amistad.
Violencia grupal.
La violencia es una forma de entender y abordar el conflicto que lleva a uno de los protagonistas del enfrentamiento conflictivo a asumir posiciones de poder prepotente y abusivo que obligan al otro a asumir posiciones de víctima en la situación. Miguel Székely Pardo Subsecretario de Educación Media Superior (2008). En los últimos años se ha dado la violencia en las escuelas secundarias como en las escuelas media superior (EMS) federales, estatales y autónomos. Las características que se presentan son de entre estudiantes de 7 a 13 años.
Muestra de 13,104 casos representativa a nivel nacional. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP, 2007).
Recientemente, lamentables acontecimientos de violencia y agresiones hacia menores han agraviado a la sociedad. La violencia es un problema social con ingredientes de carácter cultural, que se reproduce en contextos de desintegración familiar y de debilidad institucional para atacarlo y atender oportunamente a sus víctimas (en Jalisco, sólo 50 por ciento de los 125 municipios tiene programas para combatir la violencia intrafamiliar, y sólo 20 de ellos cuentan con una unidad especializada en la materia). Las agresiones de padres a hijos, o entre cónyuges o parejas, no sólo afecta al individuo en su interrelación con los demás, sino que va mucho más allá de su entorno familiar y arriesga la salud de la propia sociedad.
Este es un problema que ha venido aconteciendo en el seno de muchas familias mexicanas sin menoscabo de posición social, económica o cultural. La violencia está tan arraigada que, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática (INEGI), una de cada tres familias en México sufre de este tipo de abuso, tanto físico, psicológico o sexual, y en su mayoría son niños y mujeres las principales víctimas.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la violencia entre estudiantes es sufrida por 65 por ciento en el mundo, la mayoría de las veces causada por hombres. De acuerdo al Banco Mundial, en América Latina 50 por ciento de las mujeres sufre de algún tipo de abuso en escuelas y sólo 1 por ciento realiza denuncias ante las autoridades internas de sus respectivas instituciones educativas. Respecto del abuso contra menores, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) calcula en seis millones el número de niños y niñas que sufren agresiones físicas severas, de los cuales alrededor de 80 mil mueren al año. 70 por ciento de agresiones realizadas contra menores tiene lugar dentro de un entorno familiar.
En México, esta conducta sólo fue reconocida hasta hace 30 años y la lucha por su erradicación ha rendido frutos, aunque todavía no de manera satisfactoria por una diversidad de factores. Nuestra cultura cuenta con una peculiar dicotomía donde a pesar de ser parte del mundo moderno continuamos teniendo actitudes de un pasado que cuesta trabajo romper. Según datos de una encuesta nacional sobre exclusión, intolerancia y violencia en escuelas públicas de educación superior, realizada en el 2009 a petición de la SEP, 16 por ciento de los jóvenes entrevistados considera que “la violencia forma parte de la naturaleza humana” y 13 por ciento de ellos asume que “los hombres les pegan a las mujeres por instinto”.
Educadores y profesionales de la educación amplían los conocimientos relacionados con el problema de la violencia y delincuencia juvenil, estableciendo planes de actuación una vez valorada la situación y teniendo en cuenta los recursos existentes para prevenirla. La violencia, la agresión, las conductas violentas, constituyen un tema de una relevancia social indiscutible. Son necesarios intervenciones globales dirigidas a la familia, el centro escolar, sin dejar de lado otras instancias. Hacer hincapié en el problema de la violencia escolar, debido a las últimas noticias que nos llegan de los medios de comunicación y por la magnitud de la situación. Además, la escuela junto con la familia constituye los más importantes agentes educativos y socializadores.
Desde la perspectiva de la situación actual española, la pregunta relevante es: ¿estamos favoreciendo el aumento y la intensidad de los factores de riesgo de delincuencia o, por el contrario, favorecemos los factores positivos de socialización? Factores como el incremento importante de la delincuencia adulta, el pertinaz fracaso escolar que se padece desde hace tiempo y las dificultades inherentes a la rápida llegada masiva de inmigrantes (lo que se ha hecho de modo gradual en otros países), constituyen factores que parecen vislumbrar más dificultades para el futuro.
En la actualidad, por una serie de circunstancias casi siempre ambientales y en cualquier caso al margen de la voluntad de los propios menores, miles de adolescentes y jóvenes precisan un tratamiento educativo específico, adaptado a su problemática personal y social. Jóvenes que no al recibir la respuesta psicoeducativa que su situación demanda y a su debido tiempo, con frecuencia terminan vagando por nuestras ciudades y el resto de la sociedad siente amenazada la paz y la convivencia ciudadana por su presencia.
Aunque existen leyes federales y estatales que protegen a las víctimas, así como un entramado institucional que permite atender a quienes sufren de este problema, cada vez son más los casos que se presentan, y muchas veces, de una complejidad difícil de asimilar. Solamente con una visión integral y multidisciplinaria, que incluya la participación conjunta de academia, gobiernos y sociedad civil, se lograría dar el primer paso para atacar de raíz el problema. Enseñar a la gente sus derechos y brindarle la confianza en el marco jurídico e institucional son los prolegómenos de un gran esfuerzo que se debe realizar en beneficio de generaciones futuras.
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