Inteligencia Emocional De La Empresa

MÁS ALLA DE LA PERICIA

LA NUEVA NORMA

Se dice que las reglas del trabajo están cambiando. En la actualidad se nos juzga según estas nuevas normas, ya no importan solamente la preparación y la experiencia, sino también como nosotros nos majemos a nosotros mismos y a los demás.

Se nos pone de manifiesto que la nueva medida da por sentado que tenemos suficientemente capacidad intelectual y la preparación técnica para poder desempeñarnos en un empleo; en cambio esto se concentra en ciertas cualidades personales, tales como son la iniciativa, la empatía, la adaptabilidad y la persuasión.

Las aptitudes que presenta el hombre constituyen casi siempre la mayor parte de los ingredientes que nos llevan a poder alcanzar una buena excelencia laboral, la cual se puede lograr alcanzar siguiendo un adecuado uso que demos a nuestra Inteligencia Emocional.

Una manera distinta de ser inteligente

Se pone de manifiesto que el coeficiente intelectual ocupa el segundo puesto, por debajo de la inteligencia emocional, y esto puede ayudar a determinar un adecuado desempeño laboral sobresaliente.

Nos damos cuenta que para poder lograr un sobresaliente desempeño laboral necesitamos hacer uso del liderazgo, ya que este nos permitirá a que podamos sobresalir a diferencia de otros.

Se nos dice que no es la pericia técnica ni los estudios académicos los que nos llevan a lograr y alcanzar una excelencia para nuestro desempeño, sino que es la inteligencia emocional aquella que nos permite alcanzarla.

Tras veinticinco años de estudios empíricos, estos nos indican cuanta inteligencia emocional hace falta para que uno pueda lograr y alcanzar el éxito.

También se dice que la Neurociencia es aquella que establece porque la inteligencia emocional es importante, y se dice que esto es porque los antiguos centros cerebrales son aquellos que albergan las habilidades para poder manejarnos efectivamente y también para poder tener una destreza social.

Algunos conceptos erróneos

En primer lugar la inteligencia emocional simple y sencillamente no solo significa ser simpático. En algunas y muchas ocasiones requiere por el contrario, enfrentar sin rodeos a alguien para poder hacerle ver una verdad importante, aunque esta le molesta, y que este lo haya estado evitando.

También podemos decir que la inteligencia emocional no significa que demos la rienda suelta a los sentimientos, en la cual saquemos todo hacia afuera. Por el contrario esto significa que debemos manejar los sentimientos de tal modo que al expresarlos adecuadamente y con mucha efectividad, esta permita que las personas puedan trabajar sin roce alguno cuando están en busca de una meta común.

En un análisis de la inteligencia emocional, se descubrió que las mujeres suelen tener mayor conciencia de sus emociones, y a la vez estas demuestran mayor empatía y por ende son más aptas para las relaciones interpersonales. Mientras que los hombres suelen ser más optimistas y a la vez más seguros de sí mismos y por ello se adaptan con mayor facilidad y a la vez estos manejan mejor el estrés.

Por ende se dice que la función de la inteligencia emocional total, no existe una diferencia entre los sexos femenino y masculino.

Finalmente sabemos que no son los genes los que ayudan a determinar nuestro nivel de inteligencia emocional, y también sabemos que la inteligencia emocional no solo se desarrolla solo en nuestra infancia. A diferencia del Cociente Intelectual que después de nuestra adolescencia cambia muy poco, la inteligencia emocional, parece que es aprendida en gran parte y a la vez que continua desarrollándose a medida que avanzamos por nuestra vida y de las cuales aprendemos de nuestras experiencias, como lo es: nuestra aptitud, el cual puede continuar creciendo.

La gente suele mejorar esta aptitud, a medida que uno va adquiriendo destreza para manejar sus propias emociones e impulsos, uno se motiva y afinamos nuestra habilidad empática y social, y a este crecimiento en la inteligencia emocional se encuentra designada por una palabra mal usada a la cual llamamos “madurez”.

Inteligencia emocional: la prioridad faltante

Cada vez son mayores las empresas las cuales se tienen que alentar más acerca de las habilidades que presenta la inteligencia emocional, por el cual se sabe que es un componente vital para la filosofía de gerenciamiento. Por ello se puede decir que la inteligencia emocional es la premisa subyacente en toda preparación gerencial.

En la actualidad se puede observar que ya no solo se compite con productos del mercado, sino también con el buen uso que se hace con la gente.

Por ende sabemos que cuatro de cada cinco empresas intentan promover la Inteligencia Emocional en sus empleados, durante este adiestramiento y desarrollo, se evalúa el desempeño de la persona y también se hace lo mismo al contratar; así lo puso de manifiesto la investigación realizada en 1997 por la Sociedad Americana para el Adiestramiento y el Desarrollo.

Por qué este tema es importante en la actualidad

Se nos dice que existe una realidad crucial para la inteligencia emocional y esta es: que a medida que las organizaciones se encogen en sucesivas oleadas de reducción de personal, las personas que quedan cargan con más responsabilidad y suelen ser más visibles.

Se manifiesta que es la globalización de la fuerza laboral es la que estimula la inteligencia emocional en los países más ricos.

También se dice que a medida que cambian las empresas, también lo hacen los rasgos necesarios para destacarse. Por ello se dice: “Los desafíos nuevos requieren de nuevos talentos”.

La rotación y los nuevos temores

Se manifiesta que la prosperidad no es garantía de empleos. Esto es algo paradójico, ya que esto es el infortunado precio que debemos pagar por tener una economía tan dinámica.

Por ende para uno poder alcanzar el éxito, no solo es necesario la excelencia intelectual o la capacidad técnica que poseamos sino también es necesario tener otro tipo de habilidades como lo son la flexibilidad, la iniciativa, el optimismo y la adaptabilidad.

Una crisis venidera:

CI en ascenso, CE en descenso

Vemos que desde 1918, cuando la Primera Guerra Mundial impuso la primera utilización masiva de los tests de inteligencia a las personas reclutas norteamericanas, el cociente intelectual promedio ha ascendido 24 puntos en Estados Unidos y en los países desarrollados de todo el mundo.

...