Inteligencia emocional. La capacidad para manejar sus emociones y sus relaciones interpersonales

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INTELIGENCIA EMOCIONAL

Como seres humanos, tenemos la capacidad para percibir, regular, valorar y expresar emociones, lo que nos permite adaptarnos a la vida, ayudándonos a pensar y tomar decisiones. Podemos resaltar, entonces, la importancia de las emociones en la vida cotidiana, a partir de que nos han permitido adaptarnos al entorno. La duda es, ¿por qué hay personas que logran manejar sus emociones mejor que otras? 

Es de saber que a lo largo de la vida vamos cambiando y nuestras emociones cambian junto con nosotros. Cada individuo hace una valoración propia de sus emociones, de sus situaciones y de cómo éstas lo afectan o lo benefician en la vida. [pic 4]

De esta valoración subjetiva que el sujeto hace de sus emociones, va a depender de qué modo lo afecte fisiológicamente y, a partir de aquí, también dependerá de qué manera lo exprese a través de las manifestaciones corporales. De todos modos, sabiendo manejar la situación, o siendo consciente de que no somos capaces de manejar nuestras emociones, ambas opciones nos dejan un aprendizaje y una reflexión sobre lo ocurrido.

Se dice que en la actualidad, a veces, nos cuesta identificar nuestras emociones, percibirlas, conocerlas, canalizarlas, para poder aprender de las situaciones que nos habitan y apropiarnos de los conocimientos que nos aportan. Además, nos ocurre que cuando sentimos que no logramos resolver las emociones o cuando las demandas de la situación nos superan, es decir, son superiores a nuestros recursos personales, nuestro organismo responde con el conocido y famoso estrés que, casualmente, sufre nuestra sociedad actual. Es necesario tener en cuenta que lo importante es saber y conocer cuándo puedo hacer algo en una determinada situación, saber qué puedo hacer y saber que simplemente a veces no se puede hacer nada y  que no se pueden evitar las emociones.

Por otro lado, los valores de una cultura implican que determinadas maneras de ser sean más aceptadas que otras. Vivimos en una sociedad llena de ira, malestar e indignación, donde se provocan más emociones negativas que positivas, la gente se deja llevar por sus impulsos sin pensar antes de actuar, habita la furia, la tristeza, la frustración más que la felicidad, las personas se agreden, los jóvenes (e inclusive los adultos) son víctimas de bulling y nadie piensa en el otro y en el daño que se hace. Y hay que resaltar que factores como la crisis económica, entre otros, agudizan diariamente esta molestia.

Una persona que sabe manejar su inteligencia emocional, es una persona que está capacitada para afrontar sus sentimientos con seguridad y energía, además de los retos de la vida en el ámbito personal, académico y profesional. Actual y lamentablemente, en nuestra sociedad contamos con sujetos que no sólo no logran esto, sino también que son víctimas de ciertas conductas como el consumo de sustancias psicoactivas, prácticas delictivas, trastornos alimentarios y tendencias suicidas, entre otras. Ocurre que, la sociedad actual exige una serie de comportamientos cada vez más complejos, para los cuales no todos estamos preparados. Sin embargo, aún existe un porcentaje de individuos con mayor inteligencia emocional, menor tendencia a la agresividad física y verbal y, por ende, menor número de emociones negativas.

Hay que destacar que en las empresas, en nuestros días, se valora en gran proporción a las personas con mayor capacidad para manejar sus emociones y sus relaciones interpersonales, ya que posibilitan una mejor interacción en la empresa, entre colegas y con sus clientes, logrando un mejor ambiente laboral y mejores rendimientos. Así, aparecen criterios de selección enfocados hacia habilidades tales como la empatía, flexibilidad, diversidad, comunicación, alta resolución de problemas, manejo de situaciones conflictivas o del enojo, y predisposición y motivación para aprender constantemente.[pic 5]

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