Jean Jacques Rousseau (1712-1778)

"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras."

Jean Jacques Rousseau (1712-1778)

La infancia es un periodo de la vida desde el nacimiento hasta la pubertad, en donde el desarrollo corporal es muy rápido (tanto a nivel físico como a nivel psíquico); en donde diferentes factores tanto biológicos, como sociales y culturales inciden en la formación del ser humano, y lo determinan a la hora de actuar con sus pares y sus seres queridos. En una visión biológica, la infancia comprende de los cero a los 12 años, en donde el ser humano desarrolla la mayoría de sus habilidades cognitivas, funcionales, psicomotoras y físicas. En el plano social se ve al niño como un ser vulnerable y desprotegido al que hay que cuidar.

Anteriormente a esta concepción de la infancia, los niños eran considerados como adultos pequeños, no se los diferenciaba de los adultos; desde los siete años se convertían en aprendices bajo la tutela de un adulto y pasaban a tener responsabilidades cercanas a las de los adultos. No había ninguna diferencia entre un niño y un hombre, a palabras de los antiguos personajes de la historia: solo había una diferencia entre el hombre y el infante; el tamaño y proporción del cuerpo. Los niños tenían que asumir las cargas y deberes de los adultos.

La nueva concepción de la infancia, entendida como una construcción histórica, y por lo tanto cambiante, es al mismo tiempo una construcción social y cultural, en la cual se concibe al niño como un ser heterónomo, que necesita ser educado y que es dependiente de los adultos.

El niño necesita desde su concepción de su madre, al no tener desarrolladas sus habilidades psicomotrices, es necesario el apoyo de los actores inmediatos de su entorno social, ahí es donde entra el factor más importante de la cultura ¿Cómo apoyaras a ese pequeño ser indefenso? ¿Cómo lo trataras y lo cuidaras?, esa es la pregunta principal de entorno a la infancia. El apoyo de los padres y la sociedad en general hacia el niño es muy importante para el sujeto en cuestión. Si se tiene un apoyo de todos los actores el niño podrá realizarse dentro de lo normal, pasara por sus etapas de desarrollo y no tendrá problema alguno al enfrentarse a su primer reto: poder hacer sus necesidades sin apoyo de personas externas.

Cuando nació mi primito, el necesitaba del apoyo de todos en la familia, no podía comer y requería que mi tía le diera leche directamente en la boca y sostuviera su biberón. Esto duró aproximadamente 1 año, cuando se noto una gran mejoría en su desarrollo psicomotriz; ya podía agarrar sus biberones, sus juguetes y todo lo que pudiera sostener.

Esto nos demuestra que el infante necesita ver como se realizan las actividades en su entorno, para así poder aprender. Al hacer que el niño gatee se estimulan muchas de sus habilidades que tenia por naturaleza. Y esto le permite ser un miembro activo en la comunidad.

En la antigüedad los niños eran considerados como producto de un pecado, donde en un solo acto de lujuria la mujer y el hombre satisfacían sus necesidades y era inevitable su existencia (infante), si en algún momento el niño era robado o extraviado, las personas se preocupaban más por la ropa que traía, que por él mismo. A la vez, en años pasados no se reconocía a los niños como seres pensantes, y por eso no podían decidir cómo ser tratados o vestidos, se les vestía de una manera homogénea tanto a hombres como a mujeres: no había diferencia de sexo (femenino y masculino).

En la actualidad los estereotipos no nos permiten manejarnos como una sociedad homogénea, ya que los estándares marcan en nuestra vida cotidiana que los niños se visten de azul y las niñas de rosita. ¿Entonces qué pasa si a un niño varón su madre decide vestirlo de rosita? Lamentablemente la sociedad marcamos a esa persona con comentarios como: ¡si lo vistes así, se va a hacer niña! O ¡después no te quejes si al ratito tu niño empieza a jugar con muñequitas! Así es como nuestra sociedad mexicana se expresa ante las situaciones que salen presenciar los niños. Por eso creemos que en parte, la sociedad antigua hacia bien en vestir a niñas y niños de manera similar para no marcar tantos estereotipos en ellos.

A partir del siglo XVII, se vislumbra un cambio respecto a la infancia, en donde las responsabilidades que se les atribuían a los niños, pasan a manos de la familia. Y el niño es visto como un cuerpo que inspira amor, ternura y preocupación, que necesita ser amado y educado.

De este modo la infancia en relación a la niñez implica una nueva caracterización, en donde la dependencia constituye no sólo una diferencia con el adulto, sino también un sometimiento, ya que el niño es carente, necesitado de protección e incompleto. Estas faltas sólo podrán ser compensadas por el

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