LA VIOLENCIA EN TU CEREBRO Ensayo: “Mentes asesinas” TEORIA DE LA PSICOSIS
Enviado por Federico Gonzalez • 14 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 1.790 Palabras (8 Páginas) • 700 Visitas
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[pic 2] MENTES ASESINAS LA VIOLENCIA EN TU CEREBRO | Ensayo: “Mentes asesinas” TEORIA DE LA PSICOSIS |
DRA. FEGGY OSTROSKY Psicología
En el siguiente ensayo se abordarán los primeros tres capítulos del libro “Mentes asesinas, la violencia en tu cerebro” de la Doctora Feggy Ostrosky. A través del presente se analizan los temas de agresión y violencia así como los factores biológicos, psicológicos y sociales que se relacionan con el desarrollo de las tendencias violentas y que desembocan en la generación de un entorno peligroso para el individuo y para la supervivencia del ser humano como especie. Al analizar estos factores es posible encontrar las razones primordiales por las que el sujeto o el conjunto tienden a realizar actos de violencia e incluso terrorismo hacia sus congéneres. Por un lado los factores biológicos nos vuelven propensos a desarrollar ciertas conductas agresivas y por otra parte los factores sociales y del entorno en muchos casos tienden a reforzar esa predisposición natural hacia la violencia. El libro de la Doctora Ostrosky ofrece no solo una visión amplia del espectro de agresiones sino que además nos proporciona sugerencias y técnicas útiles que nos permiten controlar y suprimir estas tendencias latentes; sin embargo es importante notar que la naturaleza humana, por muy evolucionados que seamos, siempre tendrá rasgos primitivos e irracionales que no pueden ser eliminados por completo a pesar de que se escondan o se supriman.
Más allá del análisis científico, psicológico y sociológico propuesto por Ostrosky el texto funge como una especie de auto ayuda donde es importante para el individuo entender el origen de sus conductas violentas de modo que sea capaz de ir al origen de la conducta y auto regularse de acuerdo a su contexto.
El primer capítulo se hace referencia a los orígenes de la agresión y la violencia en general haciendo notar claras diferencias entre las agresiones instintivas de auto preservación y las agresiones premeditadas y sádicas donde las primeras (benignas) cumplen la función de asegurar la supervivencia del sujeto y las segundas (malignas) se realizan bajo la premisa de asegurar el disfrute y placer del perpetrador, sin embargo, un punto importante a considerar es que, a lo largo de la historia han existido personas que incurren en actos violentos sin la necesidad de motivación o simplemente por la posición o status social que desea mantener y en estos casos la motivación e intención del acto violento no están dados por un deseo de sobrevivir sino por ajustarse a las reglas sociales o por cumplir con un deber impuesto por su país o su gente.
La agresión premeditada viene de un sentimiento de ira que no se puede controlar debido a una frustración física o psicológica y se manifiesta hacia afuera en forma de conducta física o agresión verbal que pretende desfogar los sentimientos almacenados en el individuo a manera de retribución.
Estas frustraciones o sentimientos de enojo vienen de experiencias pasadas y de conflictos no resueltos en su educación, por ello se reconoce que esta última forma un papel determinante en el desarrollo de una conducta agresiva, ya que la forma en que los padres se relacionen con los hijos será determinante en el crecimiento apropiado del individuo. El afecto, el apego y el manejo de la disciplina y las reglas son las que generalmente determinan si el niño se convertirá en un individuo violento o volátil. Ser padre involucra relacionarse de manera directa en la educación de los hijos y en la formación del carácter de cada individuo, sin embargo, se hace hincapié en que las conductas extremas son perjudiciales puesto que desarrollan individuos que carecen de ciertas habilidades sociales o que tienen problemas de auto concepto y que por ende desarrollan conductas agresivas.
De lo anterior se puede inferir que el nivel de involucramiento del padre en el desarrollo del hijo es crucial, sin embargo no se toma en cuenta la situación actual de los núcleos familiares y la difícil tarea que puede representar el criar a un hijo en la sociedad actual donde la intolerancia y las agresiones malignas imperan entre la mayoría de los individuos lo cual deja un panorama francamente desolador, aun así con el método apropiado de educación y de relación con los padres es posible generar individuos que sepan regularse.
El auto conocimiento es clave para la disminución de las conductas agresivas, de acuerdo a la autora es importante conocer y manejar las emociones propias, conocer nuestra motivación, reconocer las emociones de los demás y manejar las relaciones. El énfasis en el trabajo personal es notorio puesto que se habla de acciones que propicien el auto descubrimiento y la mejora de las conductas individuales a través del manejo efectivo de las emociones, sin embargo, en algunos casos las personas carecen de auto conocimiento y por ello no son capaces de reconocer que los motiva a actuar agresivamente hacia los demás y por ello tienen personalidades desbalanceadas.
En el capítulo dos se aborda un tema indispensable en la Psicología y Criminología contemporáneas: la definición de las emociones y su relación con el cerebro, de tal forma que cualquier persona, sin ser experta en el tema, puede entenderlo. Ostrosky, explica la relación entre razón y emoción, así como el papel de los neurotransmisores, de las estructuras subcorticales y de la corteza cerebral.
El cerebro es un intrincado laberinto de conexiones y transmisiones de señales que se rige por la activación de áreas específicas bajo estímulos determinados, por lo tanto, existen partes en nuestra mente que regulan las emociones y que nos permiten asimilar la realidad externa, tal es el caso de la amígdala, el hipotálamo y el hipocampo, todos trabajan en conjunto para reconocer emociones complejas, generar respuestas emocionales y enlazar los estímulos a la memoria, de manera que el cuerpo tenga preparadas respuestas cuando se presenten situaciones relacionadas con el miedo, la ansiedad o el peligro. Estas emociones están localizadas en la parte más primitiva del cerebro y por ende las acciones que este propicia evaden la parte lógica o racional de nuestro cerebro.
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