Mentes Asesinas

MENTES ASESINAS

La violencia en tu cerebro

Día a día, en nuestro país suceden trágicos acontecimientos desencadenados por los seres humanos, desde homicidios hasta robos y violencia familiar e infantil. En ellos vemos reflejado el animal que el hombre posee dentro de él, esa fiera interna que a veces no podemos controlar y sale a la luz de una forma brutal.

Estas conductas violentas son cada día más comunes y alarmantes en nuestra sociedad, al grado de hacernos insensibles ante lo que ocurre, viéndolo con normalidad.

Pero, ¿Qué es lo que motiva a los seres humanos a dañar a su propia familia o a otras personas? En Mentes Asesinas, la doctora Feggy Ostrosky nos permite comprender el cómo y el porqué de ese comportamiento violento, nos ofrece información para poder identificar, prevenir y tratar la violencia. Como primer requisito para prevenir dichas conductas violentas se alude a la comprensión de estas mismas. Debido a que la agresión y la violencia son tomados como sinónimos, la autora señala que la agresión benigna es aquella que siendo espontánea y breve nos ayuda a defendernos del peligro, por el contrario de la agresión maligna o violencia, la cual implica el deseo de dañar a los demás por placer. En ocasiones la incapacidad de las personas para encontrarle el sentido a la vida puede derivar en muchos resentimientos y demás sensaciones negativas que pueden finalizar con una agresión sadista o maligna.

Para dar muestra de estas conductas hace un análisis profundo de los peores criminales que México ha tenido –“la mata-viejitas”, “el ponchiso” y “el caníbal”-, adentrándose a su vida desde el antes y en el momento en que cometen sus crímenes y del modo en que éstos lo hacían.

Teniendo un carácter científico el libro nos proporciona estudios que han permitido comprender los misterios y las incógnitas que se tienen acerca de la mente humana, además de explicar el lugar en el cerebro donde se desarrolla la violencia ya que es éste quién rige nuestra conducta.

Cita una frase de Shakespeare: “El cerebro es la frágil morada del alma”. Razón la que tiene al decir que hay una fina línea entre la salud mental y la enfermedad mental. Todos experimentamos ciertas emociones desde el miedo, la tristeza, la ira, la alegría, pero cuando estas emociones se tornan excesivas es cuando se puede pasar de lo normal a lo patológico. Un ejemplo de ello es la celopatía, el celoso manifiesta su miedo a perder su posesión siendo una persona débil, dependiente e insegura, la cual hace que el celoso se aferre a su amor de manera obsesiva ya actúe de manera posesiva. En ocasiones, los celos suelen ser un factor muy importante en la comisión de algunos delitos.

Es interesante la manera en que nos dice, podemos aplicar la inteligencia en las emociones, como bien Daniel Goleman también dice en su libro “Inteligencia Emocional”. Debemos primero conocer nuestras propias emociones, reconocer ese sentimiento cuando ocurre, ya que de otra manera, al no advertirlo nos controlan y sacan a ese animal que tenemos reprimido como bien lo dijo el Konrad Lorenz; es por ello que es esencial manejarlas y reconocer las de los demás para identificar las acciones alternativas

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