LOS 7 HABITOS DE LAS PERSONAS ALTAMENTE FECTIVAS
Enviado por morced • 9 de Enero de 2014 • 6.838 Palabras (28 Páginas) • 298 Visitas
LOS SIETE HABITOS DE LAS PERSONAS ALTAMENTE EFECTIVAS
Por Stephen R. Covey
LOS SIETE HABITOS DE LAS PERSONAS ALTAMENTE EFECTIVAS
Por Stephen R. Covey
Lo que describo a continuación es un plan para conseguir el verdadero éxito, el cual puede estar siempre presente. No es una guía con trucos o técnicas. Es una guía para fortalecer su carácter. Sólo el carácter le dará la energía consistente y el conocimiento para buscar las oportunidades y el valor para enfrentar los desafíos.
El carácter nuestro es básicamente del conjunto de nuestros hábitos. Como éstos son patrones consistentes, muchas veces inconscientes, son una expresión constante de nuestro carácter y nos conducen a ser eficaces o poco efectivas. Como diría Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente”. Así que la excelencia no es un acto, sino un hábito.
A lo largo de mi trabajo he identificado y los presento aquí, los siete hábitos que comparten todas las personas verdaderamente eficaces. Afortunadamente, para aquellos de nosotros que no hemos nacido eficaces (no lo es nadie), estos hábitos se pueden aprender. Además la experiencia acumulada a través de los siglos nos demuestra que su adquisición contribuirá a la formación del carácter para así lograr éxito.
Si se compara lo que se ha escrito sobre el éxito desde hace muchos años, con lo escrito en los últimos cincuenta años, encuentra uno que es superficial por cuanto hace énfasis en la imagen frente al grupo social en las técnicas y en las soluciones rápidas (Ética de la personalidad. En la actualidad desafortunadamente las soluciones no se derivan de la Ética del Carácter (principios personales), sino de la Ética de la Personalidad (estrategias, técnicas): por eso se cree que el éxito se da como función de la imagen pública, de las actitudes, comportamientos y habilidades que faciliten el proceso de la interacción humana. No quiero decir que estas habilidades no son importantes, sin embargo son secundarias.
Es un hecho que si nuestras acciones no están respaldadas por una integridad profunda y una bondad innata (principios), los desafíos de la vida harán que los motivos verdaderos salgan a flote y el fracaso de las relaciones humanas reemplazará el éxito a corto plazo. Emerson alguna vez dijo: “lo que era me grita con tanta fuerza en los oídos, que no puedo escuchar lo que dices”.
El cambiar nuestros hábitos para mejorar lo que somos, puede ser un proceso doloroso. El cambio debe estar motivado por un propósito mas elevado y por la voluntad de subordinar lo que uno cree que quiere ahora, por lo que sabe que va a querer más tarde. Mientras abre sus puertas al cambio para proveerse de hábitos nuevos, sea paciente consigo mismo. Esto no se logra rápidamente. Sin embargo, le aseguro que verá los beneficios muy pronto, para seguir con el proceso hasta el final. Tenga fe, porque vale la pena hacer un esfuerzo.
Recuerdo lo que dijo Thomas Paine: “Valoramos muy poco lo que no nos cuesta mucho: apreciamos lo que nos cuesta mucho”. Dios sabe poner un precio justo a las cosas.
LA VICTORIA PRIVADA
EL HABITO DE TENER EXITO
He llegado a la conclusión que la adquisición de los siete hábitos de eficacia nos conduce a través de las diferentes etapas del desarrollo del carácter. Los hábitos del 1 al 3 conforman una “VICTORIA PRIVADA” en la cual pasamos de la dependencia a la independencia al aceptar la responsabilidad de nuestras vidas. La adquisición de los hábitos del 4 al 6 conforma la “VICTORIA PUBLICA”. Una vez que somos independientes aprendemos a ser interdependientes y a tener éxito con los demás. El hábito número 7 hace que los otros hábitos sean posibles, renovándonos periódicamente a nivel mental, corporal, emocional, social y espiritual.
HABITO 1
PRIMER HABITO: SEA PROACTIVO( LA INICIATIVA)
Esta palabra no la encontrará usted en cualquier diccionario, pero ahora se usa mucho en lo que se escribe sobre la administración. “PROACTIVIDAD” significa mucho más que tomar la iniciativa; significa que como seres humanos, cada uno de nosotros es RESPONSABLE de su propia vida.
Lo contrario, que es lo más típico en nuestro medio, es ser REACTIVO; pensar que los demás son responsables de lo que nos pasa (culparlos): nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros maestros, nuestros cónyuges, nuestros jefes, nuestros subalternos, nuestros colegas, nuestros amigos, etc. Además a la persona reactiva la manejan los defectos, las cualidades y las actuaciones de los demás.
Si creemos que nuestras vidas son una función de nuestras condiciones externas, es porque hemos escogido, por decisión consciente o por omisión, dejar que aquellas cosas nos controlen. Hemos permitido que nos volvamos reactivos. El clima, ya sea emocional o ambiental, afecta a menudo y demasiado a las personas reactivas; las personas proactivas llevan consigo su propio clima. Las personas reactivas están programadas desde afuera, las personas proactivas se programan a sí mismas. Nuestra naturaleza básica es proactiva, consiste en actuar, no en que se actúe sobre nosotros.
La proactividad se basa en el privilegio humano de la autoconciencia, la proactividad existe porque en el ser humano existe siempre la libertad de elegir, por más degradantes u opresivas que sean las circunstancias externas: pasadas o presentes. “Nadie puede herirte sin tu consentimiento” dijo Eleanora Roosvelt. Lo que nos hiere o daña no es lo que sucede, sino nuestra respuesta a lo que nos sucede.
Ser proactivo significa reconocer nuestra responsabilidad para hacer que las cosas sucedan. Las personas que tienen un buen empleo son aquellas que tomar la iniciativa de hacer lo necesario, de acuerdo con principios correctos; para llevar a cabo cualquier proyecto de acuerdo con los principios apropiados.
Todos nosotros tenemos asuntos sobre los cuales no podemos hacer nada, por ahora. Pero también hay otros sobre los que sí podemos hacer. Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el círculo de influencia: en las cosas sobre las que pueden hacer algo; y gastan menos energía en su círculo de preocupación. Realmente
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