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La Domesticacion Y El Sueño Del Planeta


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  1.027 Palabras (5 Páginas)  •  1.185 Visitas

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los cuatro acuerdos.

La Domesticación y Sueño del Planeta

Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. Soñar es la función principal de la mente. Sueña cuando el cerebro esta despierto y también cuando esta dormido. La diferencia es cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas de una forma lineal.

El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños mas pequeños, de sueños personales que, unidos crean un sueño de una familia. Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que l hace la sociedad.

La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello queremos percibir. Retener en el primer plano nuestra mente lo que nos interesa. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.

El lenguaje es el código que utilizamos los seres humanos para comprender y comunicarnos. Cada letra cada palabra de cada lengua es un acuerdo. La única forma de almacenar información es por acuerdo. El sueño extremo capta nuestra atención, pero si no estamos, no almacenaremos esa información. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos, y eso le llamamos fe. Tener fe es creer incondicionalmente.

Los niños creen todo lo que dicen los adultos. Estamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe es tan fuerte que el sistema de creencia que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida.

Llamo a este proceso la domesticación de los seres humanos. A través de la domesticación aprendemos a vivir y soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias. cuando no acatamos las reglas, castigaban; cuando cumplimos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Cuando recibimos el premio nos sentimos bien, y por ello, continuamos haciendo los que los demás querían que hiciéramos. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos.

No necesitamos que mama o papa, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos también entrenados que nuestro propio domador.

Nuestro sistema de creencia es como un libro de ley que gobierna nuestra mente. El juez interior utiliza lo que nuestro libro de la ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer. Hay otra parte en nosotros que recibe juicios, y a esa parte la llamamos la victima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza.

Cualquier cosa que vaya contra el libro de la ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo.

El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas. El juez decreta

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