La Entrevista Inicial

Introducción.

La entrevista ocupa un lugar privilegiado en el centro de cualquier negociación humana, porque va más allá de lo que podemos entender o conceptualizar como una charla o una conversación; por otro lado, podríamos decir que difiere de un interrogatorio o una disertación; dado que la entrevista se formula como una forma de comunicación interpersonal y que tiene como finalidad obtener información en miras de un objetivo previamente diseñado; por consiguiente, esto va a permitir que los participantes tengan la oportunidad de vivenciar una dinámica de reciprocidad.

La entrevista: Conceptualización

Para contestar esta pregunta partiré del aspecto básico: su definición. Siendo la entrevista un proceso tan universal, parece muy difícil concordar en una definición completa, general y satisfactoria de esta técnica. Debido a la gran diversidad que puede existir respecto a situaciones, objetivos, contextos psicológicos, y roles que pueden desempeñar tanto el entrevistado como el entrevistador, es prácticamente imposible describir una definición y un método de entrevista válido para cada uno de los factores descritos anteriormente. Por esta razón parece conveniente revisar algunas definiciones de distintos autores, que reflejan orientaciones algo diferentes.

Bingham y Moore (1941 citado en Nahoum 1990) señala que la entrevista es una conversación seria, con un fin determinado, y que ésta difiere del simple placer de la conversación.

Symonds (1935 citado en Nahoum 1990) refiere que la entrevista es un método para reunir datos durante una consulta privada o una reunión; es una persona, que se dirige a un entrevistador, y cuenta su historia, dando su versión de los hechos o respondiendo a las preguntas relacionadas con el problema estudiado o con la encuesta emprendida.

Kerlinger (1981) menciona que la entrevista es una confrontación interpersonal donde una persona (el entrevistador) formula a otra (el entrevistado) preguntas cuyo fin es conseguir contestaciones relacionadas con el tema a investigar.

Por otro lado Roji Menchaca (1996) señala “La entrevista terapéutica puede definirse como un tipo particular de interacción, cuyo acontecer se fragua y desarrolla en y a través de la comunicación que se establece entre un paciente y un terapeuta” (p. 17)

Como podemos ver hay varias definiciones de entrevista. Las tres primeras nos hablan de recolección de datos, formulación de preguntas, obtención de respuestas, temas específicos, etc.

Sin embargo, para el contexto que abordaremos que es el ámbito terapéutico, la definición de Roji Menchaca nos viene bastante bien ya que nos habla de dos aspectos muy importantes: la interacción y la comunicación entre dos personas.

Sin olvidarnos de Bleger (1985), donde plantea que en el caso de la entrevista Psicológica las personas que son parte de ella, intervienen como tales, es decir subraya la condición humana consistente en la misma. Donde además puntualiza que uno de los integrantes trata de saber lo que está pasando en la misma y actúa según dicho saber, en busca del logro de los objetivos psicológicos que los convocan.

Como en todo momento, siempre hay una primera vez, y la entrevista no es la excepción; siempre hay una primera entrevista, ésta es crucial en el proceso terapéutico, ya que es el primer contacto que el terapeuta tiene con el consultante, y de este primer contacto dependerán, sino en su totalidad, si en gran parte, la continuidad y la tónica que se lleve en el proceso y que puede alcanzar hasta la eficacia que se dé en el mismo. De manera análoga podríamos decir que la primera entrevista es como el primer capítulo de una telenovela, si no nos atrapa en ese primer capítulo, puede ser que perdamos el interés en ver el segundo capítulo, o puede ser también que veamos algunos más, y acabemos, al final de cuentas, cambiándole de canal.

Es conveniente tener claro qué es lo que se quiere obtener o hasta dónde se quiere llegar con esa primera entrevista, por lo que debe tener una planificación lógica-secuencial; sin embargo, eso no quiere decir que tengamos que ser rígidos o unidireccionales en la aplicación de la misma, ya que la respuesta de cada pregunta que hacemos puede marcar el rumbo de la entrevista y re-direccionar su contenido.

La entrevista: Su finalidad

Cuando dos personas entran en contacto van definiendo de una forma progresiva su relación, y esto se da a través del tipo de conducta comunicativa que ambos establecen entre sí. Si bien hemos dicho, la entrevista es una obtención de datos sobre un tema en particular que nos interesa, pero es ¿sólo obtener datos?, ¿qué datos necesitamos conocer?, ¿qué cantidad de información (datos) es suficiente?

Cuando iniciamos un proceso psicoterapéutico, hay datos que son básicos, necesarios e importantes conocer, como el nombre del consultante, su edad, estado civil; esto para ir direccionando nuestras intervenciones y forma de conducir en el proceso.

¿Qué más necesitamos saber? Bueno, otros aspectos importantes son ¿Cuál es el problema que lo lleva a tomar la decisión de tomar terapia?; yo como terapeuta ¿en qué le puedo servir, o en qué le puedo ser útil?, si es que así lo considera y entonces me permitirá conocer las expectativas que tiene del papel que juega el terapeuta y de las expectativas que tiene del mismo proceso; ¿cuáles son los cambios que desea lograr? y ¿en cuánto tiempo?, con esto se pretende clarificar las metas; las motivaciones que llevaron al consultante a ese espacio terapéutico, con el fin de tener una idea de qué es lo que espera obtener de este proceso.

La entrevista psicológica, como menciona Bleger (1985), es una relación entre dos o más personas y es de índole particular. Lo interesante de esta relación es que una de las partes es un profesional de la psicología que debe actuar ese rol, (aunque haya casos en los que ambas personas sean profesionales de la psicología, siempre será uno que juegue ese rol) y el otro (otros) necesitan de su intervención técnica. Y en este sentido el profesional no sólo utiliza sus conocimientos teóricos-técnicos en la entrevista; sino que esta realización se produce a través del propio comportamiento del terapeuta, ya que la conducción de la entrevista se realiza entre dos personas que actúan como tales.

En otras corrientes psicoterapéuticas como la Gestalt, la primera entrevista se estructura para que sea no estructurada, en otras palabras, el uso de las preguntas o comentarios abiertos permite proporcionar, al paciente, la oportunidad de que se presente a sí mismo a su propia manera y a su propio ritmo en toda su individualidad.

En la Gestalt, la primera entrevista no se caracteriza por obtener datos o información previa a la terapia

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