La Inteligencia Emocional

“Cualquiera puede ponerse furioso, eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta…eso no es fácil.” Esta frase la dijo Aristóteles y representa perfectamente lo que es la inteligencia emocional. El concepto de “inteligencia emocional” fue utilizado por primera vez en el año 1990 por los sicólogos Peter Salovey y John Mayer, para describir las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito. Tales cualidades como: la empatía, la comprensión de sentimientos, la simpatía, la persistencia o el respeto. En otras palabras, es la inteligencia de las emociones que hacen de alguien una persona exitosa tanto en el trabajo, en las relaciones sociales y los emprendimientos humanos.

Para partir con esto de la inteligencia emocional en nuestras vidas es muy importante conocer lo primordial de esta. La importancia no está en lo que se dice sino en cómo se dice, es muy distinto responder con antipatía y tirando al aire lo primero que se nos venga a la cabeza, que con empatía, sinceridad, humor, elocuencia y carisma. En el contexto de la vida educacional podemos ver que un proyecto mediocre puede mejorar con una buena presentación oral si se logra sorprender y captar la atención. Aquellos que en la vida tengan la capacidad de hablar en público, de dominar su lenguaje, tendrán éxito; no por el hecho de saber lo que se dice, sino de hacerlo de la manera correcta, con elocuencia. Siempre para ayudar al otro hay que entenderse a sí mismo y poder ser capaces de entender a los demás con empatía, pensando en lo que siente, lo que necesita y lo que le hará mejor. El lograr ser un buen orador se basa en un ejercicio de sinceridad, en la humildad y, por último en el esfuerzo y la dedicación. Teniendo Carisma se logra motivar con facilidad la atención de otros gracias a una cualidad “magnética” de personalidad o de apariencia. Es así como exitosamente uno puede mover masas, llegar alto en las empresas, agradarle al resto, etc.

Como no muchos saben existe una gran diferencia entre la inteligencia intelectual de una persona y su misma inteligencia emocional. La mayor parte de la gente considera que la inteligencia intelectual es la clave del éxito, y de alguna manera deja al margen el tema emocional en el ámbito laboral. La lógica lleva a pensar que si una persona tiene una gran capacidad intelectual tiene el camino al éxito más que listo, y podría conseguir todo aquello que se propusiese con mayor facilidad que el resto. ¿Esto tiene mucho sentido o no? La verdad es que no, sabemos que la inteligencia intelectual es una herramienta esencial para trabajar, te ayuda a pensar nuevas ideas en el desempeño de las tareas, te ayuda a resolver problemas y te ayuda a decidir entre diferentes alternativas. Pero la verdad es que en la vida la inteligencia emocional es importante para llevar a cabo todo. Está inteligencia es la responsable de nuestras relaciones con el resto, es la que nos permite gestionar nuestras emociones y las de otros, es la responsable de nuestras relaciones con nuestras colegas en el trabajo, y por sobre todo la que determina nuestro autocontrol. Gracias a esta logramos conseguir una visión más amplia, dejar a un lado las emociones negativas, y mantenernos siempre en una actitud de motivación para conseguir

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