La Libertad De Los Modernos
Enviado por ramon1903 • 21 de Septiembre de 2013 • 15.650 Palabras (63 Páginas) • 264 Visitas
LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS
Una visión desde la sociología
José Joaquín Brunner*
En el presente artículo el autor se propone examinar la libertad de
los modernos desde el punto de vista de la sociología. Para ese
efecto se emplean combinadamente las dimensiones de acción y
control, que son los dos parámetros básicos de cualquiera comprensión sociológica del individuo. Así, un simple dispositivo conceptual, construido a la manera de un esquema bidimensional de aná-
lisis, sirve como base a este estudio.
Luego se busca aplicar dicho esquema al entendimiento de la modernidad, a los fenómenos de la modernización y a las ideologías
que los acompañan. Por último, usando las mismas categorías precedentes, se analiza el estatuto del individuo en la sociedad moderna.
del individuo. Su oficio lo entrena, más bien, para pensar al individuo como
un actor constreñido por las mil formas de control que constituyen el tejido
de una sociedad. De hecho, la sociología aborda el estudio de las sociedades
* Sociólogo, Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO). Autor, entre otras publicaciones, de los libros La cultura autoritaria en Chile (1981); El caso de la Sociología en Chile: Formación de una disciplina (1988), El espejo trizado: Ensayos sobre cultura y políticas culturales (1989)
y Educación superior en América Latina: Cambios y desafíos (1990).
para un sociólogo no resulta cómodo reflexionar sobre la libertad44 ESTUDIOS PÚBLICOS
como sistemas de acción y control. (Indistintamente agencia y estructura,
actor y orden.)
La sociología en general y la sociología de la cultura en particular han tendido a abordar su problemática, sin embargo, de manera unidimensional. Construyen sus formulaciones paradigmáticas exclusiva o preemimentemente en torno a una de las dos dimensiones mencionadas. O
son interpretaciones de la acción o son interpretaciones del control.1
En
torno a la dimensión primera se organizan las escuelas hermenéuticas y
del rational choice; en torno a la segunda, las escuelas estructuralfuncionalistas y de sistemas. Aquéllas son sociologías del sujeto o el actor;
éstas lo son del orden social como una "cosa" independiente de la voluntad
de los agentes.
En particular en el campo de los estudios culturales los intentos por
producir una síntesis bidimensional son escasos y frustrantes. O se enfatiza
radicalmente la dimensión de control (Bourdieu y Passeron, por ejemplo)
o el análisis se centra casi sólo en la acción simbólica (Goffman, por
ejemplo). O bien se estudian las condiciones estructurales que constriñen la
producción de los discursos (marxismo), o se declara la autonomía radical
de los textos y se procede a su deconstrucción.2
Hacia un enfoque bidimensional
Una posibilidad de enfocar combinadamente estas cuestiones que
aquí deseamos explorar consiste en distinguir los modos culturales que
resultan de combinar los ejes de la acción y el control.3
1
Este tema está desarrollado en Jeffrey Alexander, Action and Its Environments. Towards a New Synthesis (Columbia University Press, 1988), Cap. 1
Véase, además, Anthony Giddens, The Constitution of Society (Cambrigde: Polity
Press 1984), Cap. 1.
2
Con todo, para desarrollar una línea de reflexión como la que aquí
interesa, existen suficientes antecedentes. En el orden teórico más general, la
sociología de Max Weber y, dentro del debate contemporáneo, los trabajos
antropológicos de Clifford Geertz, la teoría cultural de Thompson, Ellis y Wildawsky,
la psicología cultural de Jerome Bruner, la sociología interpretativa de la
estructuración social como viene siendo desarrollada por A. Giddens, etc. Para las
referencias a autores aquí y en el texto véase, al final, la sección bibliográfica.
3
Al proceder de esta forma no "reducimos" la sociedad a sus expresiones
culturales pero partimos, sí, del supuesto que la sociedad (y los individuos) sólo se
vuelven significativos a través de la cultura. Como escribe C. Geertz, "creyendo,
con Max Weber, que el hombre es un animal suspendido en mallas de significaciónLA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 45
En efecto, desde el punto de vista analítico, la producción de sentidos
(que en eso consiste la acción, si tomamos producción de sentido en su
acepción más amplia, incluyendo su transmisión, negociación, representación, interpretación) puede organizarse desde el individuo o encontrarse
legitimada por el grupo.
Intuitivamente reconocemos culturas cuyas preferencias seleccionan al individuo como centro de la acción comunicativa, y culturas cuyo eje
de selección es el grupo. De hecho, esta es una de las dimensiones en torno
a las cuales se construye la oposición moderno/tradicional. Pero esa misma oposición se reencuentra en la modernidad, por ejemplo, al revisar la
literatura sobre los contrastes entre las culturas cívicas de los Estados
Unidos y del Japón.4
El control simbólico (orden) está presente en toda cultura y reconoce dos polos preferentes de organización: o se manifiesta a través de jerarquías (controles externos, estructurados en torno a formas institucionales
de distribución del poder) bajo cuyo dominio operan los actores (individuos
y grupos) o, en el otro extremo, reconoce la autonomía de los actores (los
controles son internalizados y dispuestos para regular las opciones del
agente).
Intuitivamente reconocemos situaciones estructuradas jerárquicamente (por tanto, donde hay que conformarse a reglas externas, atender a
indicaciones de autoridad y seguir procedimientos mandatados) y situaciones,
en el otro extremo, que favorecen estructuralmente la autonomía del agente
(por tanto, donde hay mayor espacio para la autodeterminación y el ejercicio de criterios de selección tanto en el trato con los demás como en la
que él mismo ha tejido, entiendo que esas mallas son la cultura, y que su análisis
no es por tanto una ciencia experimental en búsqueda de leyes sino una ciencia
interpretativa en búsqueda de sentido. Es una explicación lo que persigo, entendiendo expresiones sociales enigmáticas en su superficie". Clifford Geertz, The
Iníerpretation of Cultures (Nueva York: Basic Books, 1973) p. 5.
4
"Japón es conocido por su orientación
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