La Pareja Y El Matrimonio

Al referirnos a LA PAREJA, diremos que, muchos de los adultos maduros que permanecen solteros encuentran la intimidad en una estrecha relación romántica que no admite compartir formalmente un hogar. Sin embargo, está claro que los adultos que eligen la vida en pareja disfrutan de una mejor posición económica y emocional a lo largo de su vida, que los adultos que tienen tendencia a no comprometerse.

Mantener una relación íntima durante los años de madurez es una fuente de felicidad, de consuelo y de amor propio. La mayoría de los adultos maduros tiene una relación más íntima con su cónyuge, que también es su mejor amigo. La creciente minoría de los adultos divorciados, o los que no se han casado nunca, consiguen la intimidad mediante la cohabitación con una pareja. Sin embargo, frecuentemente se ha observado que las parejas que fracasan son las formadas por personas que, en vez de apoyarse, compiten entre sí, pugna entre ellos el poder, el que más aporte, el que más haga, el que más triunfo obtenga; en vez de convertirse en un equipo que trabaja unido. El funcionar como auténtica pareja favorece la lucha contra los problemas externos a la misma, hace que uno sienta que tiene un apoyo incondicional y que es aceptado a pesar de sus carencias y defectos. Esto favorece la percepción de seguridad y equilibrio, algo bastante mejor que sentir que se tiene al enemigo en casa.

En la convivencia una pareja de miembros de edad madura, se conoce, pero a eso lo precedió el “noviazgo” que es una etapa importante; muchas veces la gente se va a vivir en pareja sin hacerse las preguntas esenciales, como ¿Qué proyectos de vida tiene o tenía cada uno antes de conocerse y convivir? ¿Quiero tener hijos o más hijos? ¿Quiero formar una familia? Hoy existe una tendencia a que cada uno tenga su espacio. Es clave buscar momentos juntos durante el tiempo que dure la relación de pareja. Preguntarse si hay tiempo de hacer eso que hacían juntos en los noviazgos anteriores y que tanto gustaba, como encontrar momentos del día en el cual haya intimidad y no sólo a la intimidad sexual, sino a la que permite hablar, saber qué pasa, cómo se está, qué se puede hacer y construir juntos.

Esto viene fomentado por la educación de cada uno, pues desde el comienzo de la humanidad, la meta de muchas personas ha sido el matrimonio. Dar el paso de vivir en pareja, independientemente de que se firmen o no papeles, es comenzar una nueva etapa de la relación; por lo tanto da pie a ocuparse desde el primer momento y a hacerlo con ilusión, porque se trata de construir con la idea de lograr un buen funcionamiento.

Cuando la pareja se forma, cada uno de sus componentes, ha tenido y tiene un estilo de vida, costumbres, creencias y formas de vivir en familia o en solitario, enraizadas de su familia primitiva y con la cual ha vivido su historia familiar hasta ahora. En esta etapa de pareja, ambos deben ser capaces de negociar para establecer una nueva y propia forma de vivir no sólo como pareja, sino en familia y en su entorno, con elementos que cada uno aporta de sus experiencias vivenciales anteriores.

Las expectativas que cada uno tiene sobre cómo debería comportarse el otro, tienden a complicar la convivencia diaria, para lo cual deben resolver esas dificultades teniendo como clave entender que la otra mitad de la pareja no es como yo espero que sea y que las diferencias son la base de esta convivencia que se inicia; siendo capaces, incluso, de llegar a acuerdos comunes sobre cómo se van a hacer las cosas en común. El amor que ha unido a la pareja, permitirá cede ante los desacuerdos y aprender a aceptar costumbres, conductas y actitudes que antes no habrían aceptado.

Ahora bien, consideramos que la falta más grave dentro de una pareja es la deshonestidad, la mentira; elementos que en la mayoría de los casos hace tambalear la relación; pues como personas maduras, seguramente se ha pasado por ese trago amargo y lo que menos espera de una nueva relación es volverlo a sentir y vivir: por ello es necesario saber todo del otro, siendo necesario que haya una intimidad y una comunión entre ambos y que llegado el caso de la decisión de separarse, hay que dedicarle el mismo tiempo que se le dedicó para formarla.

En relación al MATRIMONIO, ha pasado a ser también un elemento integrante, que contribuye en gran medida, a la supervivencia grupal. En consecuencia, el matrimonio ha sido una de las grandes preocupaciones de la gente, no sólo porque viene a llenar un ciclo vital, sino por las implicaciones personales en cuanto que puede proporcionar la felicidad y el éxito en el marco de

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