La Psicología Clínica en Instituciones

                          LA PSICOLOGIA CLINICA EN INSTITUCIONES

      La salud hace referencia al bienestar y malestar. La clínica a partir de buscar siempre el bienestar de la persona comenzó a buscar nuevas prácticas jurídicas y humanitarias, estas aparecen a partir de cuestiones que llevan al sentido del síntoma, ligadas por la fenomenología que acompaña el esfuerzo psicoanalítico  de la interpretación (Laurent, 2000).

     Es la clínica quien da luz a la psiquiatría y a la medicación, pero la clínica cambia en función de responder al malestar de cada época, y en cada época aparecen nuevas formas sintomáticas.  

     En siglos pasados, las instituciones hospitalarias lo que buscaban era lo normal, pero no todos estaban incluidos en esa esfera de normalidad, de este modo se deja a un lado la particularidad y se va por lo general. Pero es importante ver lo particular de cada uno, lo patológico no es ausencia de norma, por el contrario, es una nueva configuración del organismo, una adaptación posible del viviente a las perturbaciones del medio exterior o interior (Laurent, 2000), y ese es un objetivo importante para el psicólogo clínico, ir más a allá de lo que se dice que es anormal y ver la particularidad de la persona.

     Cada institución se articula a partir de un ideal, tiene un fin a partir de su discurso, se estructuran a partir de normas e ideales, operan en los síntomas del paciente, y el psicólogo clínico está definido por estos ideales sociales, pero tiene que separarse de este discurso totalizador que tienen las instituciones, ya que las instituciones piensan que al paciente se lo tiene que “reedecuar”, las instituciones piensa por el paciente y no ven más allá de lo que el paciente percibe, el psicólogo clínico tiene que responder a las exigencias que tiene la institución sin dejar a un lado la subjetividad. En el documental “Adiós al manicomio” muestra como las instituciones hospitalarias a un principio se van por llegar a lo normal e ignorar lo anormal.    

     En la lectura de Alejandro Ruiz (2000) sobre el lugar del sujeto en las instituciones clínicas, muestra que  se tiene que tener una modalidad de trabajo donde no se alimente lo “crónico” y se vaya por lo “agudo”, es decir, producir algo distinto, propio y diferente dejando a un lado a la “cronificacion” y “hospitalismo”, por lo que es necesario dejar de lado un paradigma que se dedique exclusivamente en la reclusión y protección del paciente, donde se hagan visitas domiciliarias y entrevistas a la familia, resolución de necesidades básicas, sin dejar a un lado los tratamientos psicoterapéuticos y psicofarmacológicos, cuando sean necesarios.

       Según explican en el documental, en los manicomios se tapaba la locura, se trataba de negarla y encerrarla, personas con problemas mentales eran producto de lo anormal por lo que eran encerrados de asilos o diferentes instituciones mentales, eran como depósitos de seres humanos. Las personas que ingresaban a estos asilos o instituciones mentales, se quedaban por mucho tiempo, algunos hasta se quedaban a vivir ahí hasta fallecer, el ambiente de esos lugares no era cálido, cualquier persona que iba a visitar a algún pariente o amigo le daba ganas de no volver más por ver el sufrimiento en el que vivían estas personas, esas personas eran vistas como objetos que no tenían un fin en la vida, que debido a su enfermedad ya no podían ser parte de una sociedad que no permitía lo anormal. A partir de eso, psiquiatras, psicólogos y personas que trabajaban en el ámbito clínico decidieron hacer una transformación institucional, un cambio en estos ideales y normas que imponían estos asilos o manicomios, con el objetivo de que el paciente que era ingresado a estas instituciones pueda ser capaz de vivir en sociedad, con los grupos sociales, que pueda vivir con su familia y no quedarse encerrado en un asilo. Ahora si ya no se ve al paciente como un objeto, es una persona con una estructura diferente que puede llegar a ser independiente.

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