La Violencia De Pareja

La violencia en la pareja

Se refiere a cualquier comportamiento, dentro de una relación íntima, que cause o pueda causar daño físico, psíquico o sexual a los miembros de la relación.

Agresiones físicas, por ejemplo abofetear, golpear, patear o pegar.

Violencia sexual, por ejemplo relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual.

Maltrato emocional, por ejemplo mediante insultos, denigración, humillación constante o intimidación (como al destruir objetos), amenazas de causar daño o de llevarse a los hijos.

Comportamientos controladores y dominantes, por ejemplo aislar a una persona de sus familiares y amigos, vigilar sus movimientos y restringir su acceso a recursos financieros, empleo, educación o atención médica.

Si hablamos de la familia como el lugar íntimo (ámbito privado) en donde se pueden ejercer diferentes relaciones de poder, entre los actores que en ella interactúan definiremos:

Violencia familiar como el acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera física, psicológica, patrimonial, económica o sexual, ejercida en contra de un miembro de la familia por otro integrante de la misma, dentro o fuera del domicilio familiar.

Comete el delito de violencia familiar el cónyuge, concubina o concubinario, pariente consanguíneo en línea recta ascendente o descendente sin limitación de grado, pariente colateral consanguíneo o por afinidad hasta el cuarto grado, adoptante, adoptado, o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho (CODIGO PENAL DEL ESTADO DE YUCATÁN).

La expresión “violencia doméstica “se usa en muchos países para referirse a la violencia de pareja, pero puede abarcar también el maltrato infligido a niños y ancianos o el maltrato infligido por cualquier integrante de la familia.

La violencia infligida por la pareja es una de las formas más comunes de violencia contra la mujer. La violencia infligida por la pareja se presenta en todos los entornos y grupos socioeconómicos, religiosos y culturales. La abrumadora carga mundial de violencia infligida por la pareja es sobrellevada por las mujeres, Los agresores más comunes en la violencia contra la mujer son compañeros (o ex compañeros) íntimos de sexo masculino. En cambio, es mucho más probable que los hombres sean víctimas de actos de violencia perpetrados por desconocidos o por conocidos que por alguien más cercano a ellos.

Factores relacionales

Los factores asociados con el riesgo tanto de victimización de las mujeres como de agresión por el hombre incluyen los siguientes:

Conflicto o insatisfacción en la relación;

Dominio de los varones en la familia;

Dificultades económicas;

Hombre con múltiples compañeras sexuales; y

Disparidad de logros educativos, es decir que la mujer tenga un nivel de instrucción más alto que el de su compañero íntimo.

En la familia la interiorización de la ley, se reinventa a cada momento a cada instante, esto según la fuerza de sus protagonistas.

Se dan posiciones existenciales, imponerse, afirmarse, integrarse, existir y crecer, esto de acuerdo la interiorización misma de la ley.

POSICIONES EXISTENCIALES

En la relación de pareja el acto de imposición es aquel donde se niega, la singularidad del otro, está marcada por una conducta dominante, del actor de la violencia, es el producto de una reacción, no se da el dominio de las emociones, de manera racional.

Ejemplo: el marido que le dice a la esposa, no te pongas ese vestido ¡porque lo mando yo!

Dentro de la familia la afirmación en dichas relaciones, generalmente recae en la persona, receptora de la violencia, ya que la agresividad, está destinada a preservar su existencia y la de sus bienes, en esta posición no se busca la satisfacción de deseos, sino lograr la supervivencia, su bienestar.

Ejemplo:

Dentro del estudio multipaís realizado por la OMS indican que la mayoría de las mujeres maltratadas no son víctimas pasivas, sino que a menudo adoptan estrategias para potenciar al máximo su seguridad y la de sus hijos.

Dentro del ámbito privado, la integración es una posición difícil de alcanzar, ya que se caracteriza por la profundización de la afirmación, que tiende a la conformación de la propia identidad, en esta posición ni el generador de violencia, ni el receptor

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