La efectividad como habilidad para lograr la felicidad

La afectividad como habilidad para lograr la felicidad.

María José Gutiérrez Cartagena*

Resumen.

En este ensayo la autora pretende demostrar la afectividad como una habilidad o elemento esencial para la felicidad. Ella está convencida de que el hombre para ser feliz necesita de la afectividad de otro. Para demostrar esta idea se basa en planteamientos de Boris Cyrulnik sobre las relaciones interpersonales afectivas, los sentimientos y las emociones.

Palabras clave: felicidad, afectividad, habilidad, sentimientos, emociones.

El ser humano además de ser racional, también está marcado por su ámbito remetido a los sentimientos. La presencia de sentimientos y emociones en la vida de una persona lo favorece, pues lo motiva a seguir e intentar nuevas cosas. Estos a su vez son tan poderosos ya que son los que con más fuerza los impulsan o los retracta  la forma de actuar de la persona. Los sentimientos aportan a la existencia gran parte de su riqueza, y resultan decisivos para una vida lograda y feliz. Las relaciones interpersonales y afectivas también juegan un papel fundamental en el desarrollo de la persona, pero estas deben de tener la intervención de una madurez emocional adecuada. (Aguiló A, 2011)

El logro de una personalidad armónica permite un bienestar emocional, sentirse bien interiormente. La afectividad y las emociones se encuentran estrechamente relacionados, ya que las emociones son el resultado de los estados afectivos producidos por un estímulo de alguna situación exterior. (Irutbe A, 2011) Las emociones afectivas son aquellas que adquirimos con la medida de que sea bueno o malo, ya sea el amor, el odio, el deseo, etc. Esto tiene una relación amplia con las relaciones interpersonales, ya que según la persona se exprese, de esa misma manera logrará encajar con los demás.

A través de las relaciones afectivas e interpersonales el individuo logra considerables refuerzos sociales del entorno, lo que favorece su adaptación en este. La carencia esta habilidad puede generar rechazo, aislamiento y así limitar la calidad de vida. Boris Cyrulnik en su libro “El amor que nos cura” (2005)  nos muestra la afectividad como un vínculo que ayuda a la construcción de una vida después de haber estado marcados por profundas heridas a causa de malas experiencias. El amor, de entre todas las experiencias afectivas, sería fundamental para reconstruirnos. Estas relaciones son las que llenan nuestra vitalidad, dándonos ánimo, fuerza y vigor.

Un claro ejemplo de esta dependencia afectiva es en el momento en que alguien está pasando una situación crítica, de decadencia y una forma de ayudar a mejorar la situación, es con las muestras de amor y de apoyo de otra persona. En mi caso siempre necesito de mi familia, creo que son la mejor muestra de lealtad, y el afecto que siento por parte de ellos es lo que me ayuda a sentirme en compañía y plena.

Todos estos rasgos anteriormente mencionados producen una conducta afectiva que es como una mezcla de todas estas. Se caracteriza por ser un fluir continuo de emociones y sentimientos que determina el estado de ánimo, y diferencia a la persona del resto de los demás. Podemos concluir diciendo que la afectividad es el conjunto de resultados emocionales ocurrentes en la mente del hombre y se expresan a través del comportamiento o la conducta emocional, los sentimientos y las pasiones. El hombre necesita de esto, pues aparte ser una forma de expresarse, también logra conseguir una relación con su entorno y estar relacionado con personas que generen sentimientos similares a los suyos logrando la comodidad. El hecho de tener el afecto de otra persona, mejora evidentemente la calidad de vida.

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