La paradoja: un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo

La paradoja: un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo

El liderazgo ha sido frecuentemente ligado a formas de poder dentro de una empresa, dentro del hogar y desde otros ámbitos de la vida donde se desenvuelva cada persona, y ha generado una confusión no solo de términos sino de acciones y decisiones.

Desde el entorno laboral, esto se ha visto traducido principalmente en ambientes laborales conflictivos, desmotivadores y poco eficientes, debido a la rigurosidad y exigencia de realizar una o varias tareas dentro del menor tiempo posible, bajo riesgos psicosociales y desde el único interés de generar ganancias económicas.

Modelos clásicos individualistas, rígidos, militares, donde se formulan relaciones verticales y de poder, han conllevado a muchos fracasos y crisis empresariales, por eso, tener la capacidad de innovación y de cambio, aunque resulta desconcertante para muchos, es primordial para lograr un crecimiento ubicado en la actualidad y no en el pasado.

Por ello, bajo estas directrices, ha surgido la necesidad de plantear una estrategia efectiva para que una organización tenga buenas relaciones no solo con sus clientes sino con todo el personal que esté asociado a la misma, es decir, pensar no solo en el producto que se ofrece sino en todo lo que se necesita para llegar a ello, esto es, desde los recursos materiales y económicos, así como los humanos.

De este modo, tal como expresa Hunter (1998), el modelo de liderazgo idóneo está basado en cinco aspectos: el primero, enfocándose en el liderazgo; definido como el arte de influir sobre la gente para que trabaje en la consecución de objetivos en pro del bien común; el segundo, tomando como fundamento la autoridad, es decir, el arte de conseguir

que las personas hagan voluntariamente lo que se quiere debido a la influencia personal; y el tercero, desde el servicio y el sacrificio, esto es, identificando y satisfaciendo las necesidades de su gente.

E igualmente, añade como cuarto aspecto el amor, contemplándolo más como un comportamiento, como “ágape” o “paciencia”; y el quinto, ligándolo a la voluntad, como la necesidad de ser consecuentes con las intenciones y las acciones.

Así, como líderes, para romper con la paradoja, se debe procurar realizar una evaluación personal y colectiva sobre la forma en que se piensa y se sueña la empresa; en cómo se puede contribuir para generar un impacto positivo; cuáles son las metas a corto, mediano y largo plazo; cuáles son las necesidades del personal; y cómo se puede mantener un equilibrio organizacional para lograr la productividad y el éxito de la empresa.

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