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La violencia


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  Ensayo  •  2.155 Palabras (9 Páginas)  •  206 Visitas

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La violencia y el grado de inseguridad ciudadana imperante en América Latina alcanza proporciones epidémicas. Esa violencia y esa inseguridad, en lo económico y social, socavan por una parte las bases del sistema democrático y, por otra parte, drenan una enorme cantidad de recursos públicos y privados que son indispensables para el desarrollo y para el crecimiento con equidad.

En lo político, crean condiciones de inestabilidad y reacciones de grupos humanos contra causas y actores aparentes, contribuyendo a volver más erráticas algunas políticas gubernamentales y al deterioro adicional de instituciones públicas que deberían ser los pilares fundamentales para la contención y erradicación de la violencia.

El objetivo en este documento no es medir la cantidad exacta de violencia, sus costos o precisar los grados de inseguridad percibidos como consecuencia, cuestión escasamente posible por la imprecisión y dispersión de las fuentes de datos, sino más bien proponer una evaluación de los fenómenos y tratar, en la medida de lo posible, de proyectar sus consecuencias en el futuro inmediato y mediato.

El desarrollo de conductas violentas en zonas urbanas se ha convertido ya en una característica estructural de las sociedades latinoamericanas. Además de la violencia social y el incremento de actividades criminales, se asiste a una creciente ausencia de observación de muchas normas de convivencia civil expresada en una alteración de las “buenas prácticas” de interacción social que se observan en la calle, en el tránsito, en el transporte público, etc. y que tiene como una de sus características fundamentales la pérdida progresiva de tolerancia y un relacionamiento entre individuos que reviste características preocupantes.

Este fenómeno que contiene en sí mismo un germen de violencia, no recibe una atención demasiado generalizada. De hecho, no es espectacular, es progresiva y se instala en el campo social casi imperceptiblemente, aún cuando sus efectos son importantes y contribuyen a erosionar en su medida el relacionamiento social colectivo.

Es por esos fundamentos que, la violencia en general y la violencia urbana en particular se están convirtiendo en un punto de agenda importante para diversos actores sociales y políticos dentro de América Latina. La violencia es un fenómenos sistémico y como tal será observada en este documento, enfocada además como un fenómeno multicausal y multidimensional que es determinado por los aspectos particulares de las diferentes realidades nacionales en sus facetas históricas, políticas, socio económicas, educativas y culturales.

De esta manera, la consideración de la violencia urbana en este documento abarca más allá de sus manifestaciones específicas, incursionando adicionalmente en los motivos y procesos de construcción de la percepción y el sentimiento de inseguridad en la población y los cambios que provoca en la vida cotidiana de los individuos, familias y grupos sociales.

Desde esas perspectivas, algunas de las principales observaciones y conclusiones de este estudio nos muestran:

- A comienzos del Siglo XXI la violencia es la primera causa de muerte en América Latina en la amplia faja que comprende a las personas entre los 15 y los 45 años. Esta violencia se ha extendido epidémicamente desde mediados de la denominada “década perdida” y no se limita a su letalidad, que es uno de sus aspectos, y tampoco ha parado de crecer hasta ahora. Más aún, no se visualizan elementos que, en el actual estado de cosas, contribuyan a mitigarla o reducirla rápidamente. De esta forma, las sociedades latinoamericanas se inscriben dentro de las más violentas del mundo, con la excepción de algunas sociedades africanas. Indudablemente, no todas las sociedades regionales exhiben un patrón homogéneo, existiendo algunas de ellas que ­ excepcionalmente ­ se inscriben dentro de los parámetros moderados, pero, son precisamente eso, excepciones. Extrayendo el caso de Colombia, paradójicamente, el resto de los países no experimentan situaciones de guerra internas o externas o episodios de violencia política significativos, como los desarrollados durante las décadas del setenta y del ochenta. Sin embargo, la letalidad registrada en el ejercicio de la violencia supera ­ como se verá ­ las bajas registradas en algunos frentes de guerra.

- La violencia regional, en consecuencia, no es política. Es una violencia fundamentalmente urbana y con un componente criminal importante. Si bien no existe unanimidad sobre las causas, hay fuertes indicios en el sentido de indicar que gran parte de esta violencia parece derivar de un conjunto común de conflictos económicos y sociales fuertemente circunscripta a concentraciones urbanas. La violencia, en algunas ciudades y partes de ellas en América Latina, se ha vuelto una rutina cotidiana, introduciéndose como una realidad funcional inserta en la vida diaria de sus habitantes.

- Dentro de esas consideraciones, la violencia se concentra fundamentalmente en las áreas urbanas más pobres y, al mismo tiempo, exhibe una incidencia fuerte en los jóvenes, iniciándose de hecho en edades tempranas, donde, la incidencia del consumo de alcohol y drogas es un factor que no puede ignorarse en su potencia de disparador de la violencia y factor criminógeno.

- La condición de la niñez y juventud en la región exhibe un panorama bastante más que precario. Así, la “próxima generación” es una de las más activas protagonistas y receptores de la violencia. Únicamente en referencia a los homicidios, las tasas correspondientes a jóvenes, desempleados y de modesta condición son abrumadoras. Muchas veces, la violencia juvenil representa estrategias de supervivencia en un contexto realmente hostil por la ausencia de oportunidades, el desempleo y el involucramiento en situaciones con un fuerte potencial criminógeno. De acuerdo con los datos del Department of Injuries and Violence Prevention de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2000 se produjeron 199.000 homicidios en el mundo en individuos de entre 10 y 29 años, equivalentes a una tasa de 9.2 x 100.000 personas: el promedio variaba entre 0,9 x 100.000 en países de alto ingreso a 17,6 x 100.000 en África y 36,4 x 100.000 en América Latina. Krug ha estimado sobre estudios de violencia no fatal, que por cada homicidio juvenil hay entre 20 a 40 víctimas de violencia juvenil no fatal que necesitan tratamiento hospitalario.

- La región experimenta, además, una percepción de riesgo y una sensación de inseguridad generalizada que comienza a provocar reacciones de distinta índole en varios de los países. Se trata de una situación compleja: la violencia se concentra mayoritariamente en los

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