Lenguaje Corporal
Enviado por crhisdr531426 • 24 de Octubre de 2013 • 1.385 Palabras (6 Páginas) • 321 Visitas
aMás allá de lo que se dice, una conversación se comprende por el tono, el contexto, los sobreentendidos y los gestos.
Muchas veces escuchamos que entre amigos sobran las palabras. Esto es más cierto de lo que parece a simple vista. Imaginemos una situación: cuatro chicas están reunidas en el parque. De pronto, una de ellas les pregunta a las demás: "¿y...?". Para alguien que observa la escena desde afuera, nada queda claro. Es posible que se imagine algo si tiene en cuenta el tono en que fue hecho el comentario, o el gesto con que fue recibido. Pero para quienes participan del acto de comunicación, no queda ninguna duda sobre el significado de esa palabra. ¿Qué es lo que hace que las chicas entiendan más que el observador que las escucha?
A buen entendedor, pocas palabras
Dos amigas caminan por la calle y se cruzan con un chico. Una mira a la otra y le dice: "¿viste?". ¿Por qué las chicas entienden perfectamente el sentido de esa expresión, y un observador ocasional no, a pesar de haber escuchado el comentario?
En primer término, las chicas comparten un mismo espacio y tiempo. Para alguien que estuviera caminando con ellas, es probable que la expresión "¿viste?" resultara más clara. Supongamos que el observador es un señor que está sentado en un bar cercano cuando ve la escena. Ve a las amigas, ve al chico, y piensa que el comentario se debe a que pasó el muchacho, pero en realidad puede ser el final de una conversación anterior. Imaginemos ahora que realmente el comentario se debe al chico que se cruzó con ellas: falta saber si era un conocido, si era la primera vez que se lo cruzaban o si ya lo habían visto en otras ocasiones y, por supuesto, si el chico les gusta o no. En resumen: el habla en la vida cotidiana, la conversación, no se agota en las palabras que la componen. El enunciado, lo que se dice, no puede separarse del contexto de enunciación.
Los que participan en la conversación comparten algunas cosas que son necesarias para comprender lo que se dice. Estos elementos no verbales son los siguientes:
• Horizonte espacial común: vimos que el observador no compartía exactamente el mismo espacio. Supone que las chicas vieron al muchacho, pero no está seguro.
• Saber común: los datos que las amigas conocen. Si el chico es un conocido o no, si es el novio de otra amiga, si es una estrella de la televisión.
• Evaluación común: es una opinión compartida. Una parte de esa opinión está en el tono con que se dijo el comentario, o puede estar en las frases que forman una conversación más larga, pero siempre partimos de una opinión compartida sobre el tema de la conversación. En el caso anterior, se comparte la opinión de que el chico merece un comentario (favorable o desfavorable).
Con el horizonte espacial común, el saber común y la evaluación común, se conforma el sobreentendido que es la parte no verbal de toda comunicación. Pero si analizamos cada uno de esos elementos vemos que pueden cambiar, y cada cambio significa un pasaje del sobreentendido (lo que no se dice porque no es necesario) al enunciado. El sobreentendido no siempre es estable, puede modificarse y de ese modo modificar el contenido de lo dicho. Veamos algunos ejemplos de dichos cambios.
• Horizonte espacial común: cuando la conversación es telefónica no se comparte el mismo espacio. En ese caso, muchas veces se hace referencia en el enunciado (lo dicho) al lugar en donde cada uno se encuentra.
• Saber común: en el caso que imaginamos al principio, es fácil ver cómo cambiaría la conversación si una de las amigas conociera al chico y la otra no, o una de ellas estuviera enterada de una situación que desconoce la otra. Cuando no se comparte un saber común es frecuente que haya malentendidos.
• Evaluación común: la opinión compartida muchas veces tiene que ver con el grupo al que pertenecen los participantes de la conversación: si tienen la misma edad, o van a los mismos lugares, o simpatizan con el mismo equipo de fútbol, o escuchan la misma música. Si en lugar de una charla entre dos amigas adolescentes se hubiera tratado de una conversación entre padre e hija,
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