Licenciada
Enviado por fkarlita • 12 de Febrero de 2013 • 6.729 Palabras (27 Páginas) • 279 Visitas
El Libro de los tibetanos de la vida y la muerte
Por: SOGYAL RIMPOCHÉ
Editado por: PATRICK GAFFNEY Y ANDREW HARVEYs
EDICIONES URANO
Argentina, Chile, Colombia, España, México y Venezuela.
Índice
Prólogo de Su Santidad el Dalai Lama 4
Prefacio 6
PRIMERA PARTE: LA VIDA
1. En el espejo de la muerte 9
2. La impermanencia 18
3. Reflexión y cambio 28
4. La naturaleza de la mente 39
5. Llevar la mente a casa 50
6. Evolución, karma y renacimiento 69
7. Los bardos y las otras realidades 84
8. Esta vida: el bardo natural 91
9. La senda espiritual 103
10. La esencia íntima 121
SEGUNDA PARTE: LA MUERTE
11. Consejo de corazón sobre la asistencia a los
moribundos 136
12. Compasión: la joya que concede los deseos 147
13. Ayuda espiritual para los moribundos 163
14. Prácticas para morir 174
15. El proceso de morir 190
TERCERA PARTE: MUERTE Y RENACIMIENTO
16. La base 200
17. El resplandor intrínseco 211
18. El bardo del devenir 221
19. Ayudar después de la muerte 230
20. La experiencia de casi muerte: ¿una escalera hacia
el cielo? 245
CUARTA PARTE: CONCLUSIÓN
21. El proceso universal 259
22. Servidores de la paz 272
Apéndice 1: Mis maestros 280
Apéndice 2: Preguntas acerca de la muerte 284
Apéndice 3: Dos historias 291
Apéndice 4: Dos mantras 298
Notass 303
Bibliografía 315
Agradecimientos 318
Índice alfabético 322
Acerca del autor332
Prólogo
De Su Santidad el Dalai Lama
En esta oportuna obra, Sogyal Rimpoché se centra en los modos de comprender el verdadero significado de la vida, aceptar la muerte, asistir a los moribundos y ayudar a los muertos. La muerte es una parte natural de la vida que todos deberemos afrontar tarde o temprano. Según mi entendimiento, son dos las actitudes que podemos adoptar ante ella mientras vivimos: o bien elegimos no pensar en ella, o bien podemos hacer frente a la perspectiva de nuestra propia muerte y, reflexionando con claridad sobre ella, tratar de reducir al mínimo el sufrimiento que puede producir. Sin embargo, con ninguna de estas dos actitudes podemos llegar realmente a vencerla.
En mi condición de budista, contemplo la muerte como un proceso normal, una realidad que acepto ha de ocurrir en tanto permanezca en esta existencia terrenal. Sabiendo que no puedo eludirla, no veo que tenga sentido preocuparme por ella. Tiendo a figurarme la muerte como un cambio de ropa cuando la que llevo está vieja y gastada, no como un final definitivo. Pero la muerte es imprevisible: ignoramos cuándo o cómo ocurrirá. Así pues, resulta sensato tomar ciertas precauciones antes de que se produzca realmente.
Es evidente que a la mayoría de nosotros nos gustaría tener una muerte apacible, pero también está claro que no podemos esperar una buena muerte si nuestra vida ha estado llena de violencia, si nuestra mente ha estado agitada principalmente por emociones como la ira, el apego o el miedo. Por lo tanto, si deseamos morir bien, hemos de aprender a vivir bien, manteniendo la esperanza de una muerte apacible, debemos cultivar la paz en nuestra mente y en nuestra manera de vivir.
Como podrán leer aquí, desde el punto de vista budista la experiencia real de la muerte es muy importante. Aunque el cómo y el dónde vamos a renacer viene generalmente determinado por fuerzas kármicas, nuestro estado mental en el momento de la muerte puede influir en la calidad de nuestro próximo renacimiento. Así pues, y a pesar de la gran variedad de karmas que hemos acumulado, si en el momento de la muerte hacemos un esfuerzo especial para generar un estado mental virtuoso, podemos fortalecer y activar un karma virtuoso y de este modo dar lugar a un feliz renacimiento.
El instante real de la muerte es también la ocasión en que pueden presentarse las experiencias interiores más profundas y beneficiosas. Mediante la repetida familiarización con los procesos de la muerte por medio de la meditación, un meditador experimentado puede aprovechar su muerte para alcanzar una gran realización espiritual. Por eso los practicantes con experiencia emprenden prácticas meditativas en el momento de morir. Una indicación de sus logros es que muchas veces su cuerpo no empieza a descomponerse sino hasta mucho después de la muerte clínica.
No menos importante que prepararnos para nuestra propia muerte es ayudar a otros a morir bien. Cuando nacemos, todos nos hallamos desvalidos e impotentes, y sin el cuidado y el afecto que recibimos entonces no habríamos sobrevivido. Puesto que los moribundos son igualmente incapaces de valerse por sí mismos, deberíamos aliviar su malestar y su angustia y asistirlos en la medida de lo posible para que mueran con serenidad. Aquí lo principal es evitar todo aquello que perturbe la mente de la persona moribunda más de lo que va a estar.
Al asistir a una persona moribunda, nuestro primer objetivo es infundirle serenidad, lo que se puede conseguir de muchas maneras. Un moribundo que esté familiarizado con las prácticas espirituales puede sentirse estimulado y alentado si se le recuerdan estas prácticas, pero incluso la simple atención afectuosa puede generar una actitud serena y sosegada en la mente de la persona que va a morir.
La Muerte y el Morir constituyen un punto de encuentro entre la tradición científica moderna y la budista tibetana. Creo que en el plano de la comprensión y el beneficio práctico ambas pueden ayudarse muchísimo mutuamente. Sogyal Rimpoché se halla especialmente bien situado para facilitar este encuentro; nacido y educado en la tradición tibetana, recibió formación de algunos de nuestros mayores lamas. Puesto que también se ha beneficiado de una educación moderna y vivido y enseñado muchos años en Occidente, ha llegado a conocer bien los modos de pensamiento occidentales.
Este libro ofrece a los lectores no sólo una explicación teórica de la muerte y el morir, sino también medidas prácticas para que comprendan y se preparen ellos mismos y a otros de una forma serena y enriquecedora
2 de junio de 1992.
Prefacio
Nací en Tíbet, y a los seis meses ingresé en el monasterio de mi maestro Jamyang Khyentse Chókyi Lodró, en la provincia
...