Locura

Y si bien cualquiera pensaría que estos temores pronto se verían relegados al fondo de nuestros pensamientos tras haber cerrado la conversación sobre este tema en particular, por lo contrario, estos se ven evidenciados en nuestras acciones y decisiones diarias de manera inconsciente. El temor de que la muerte nos lleve sin previo aviso, se manifiesta más comúnmente de lo que solemos admitir y reconocer.

Un ejemplo evidente de esta actitud seria la situación en la que muchos dejamos de seguir, hacer o ser muchas de nuestras metas y deseos personales por el temor de la posibilidad del fallo, la frustración y decepción del fracaso, pero sobretodo la auténtico razón por la que finalmente es que dictaminamos nuestras elecciones se debe a la posibilidad de realizar una mala elección, la cual implique la pérdida o desperdiciado nuestro tiempo/vida en algo que además de no producirnos placer o alegría alguna, regresará en el futuro regresará para atormentarnos en nuestras memorias. Por otra parte, cabe destacar que a su vez esta misma situación produce una sensación similar de conflicto en el caso contrario; es decir, de la misma forma que tememos el desperdiciar nuestro tiempo en una mala elección; también puede ocurrir que terminemos arrepintiéndonos por no haber corrido el riesgo o haber tomado la oportunidad en su momento y así haber seguido nuestro deseos, ya sea por nuestras propias incertidumbres (temor o poca confianza por no poseer las capacidades necesarias y por ende fallar) o por la presión familiar, social o cultural y el riesgo de no cumplir con las expectativas demandas por ellos.

Por último, debo de agregar que el concepto y la valorización de la muerte en el transcurso de la historia occidental se ha conceptualizado y utilizado de tal forma de que, si bien nos hace realizar la fragilidad de la condición humana, ha servido como un medio o herramienta de intimidación para inculcar el miedo en los corazones de los hombres de tal manera de que cumplan con determinadas actitudes o creencias con la premisa de que de no cumplirlas provocaría el rechazo, culpa y deshonra y por ende una vida lamentable y un posterior y mucho más terrible castigo representado como la muerte.

Ahora, si bien pareciese que hasta este el momento el presente ensayo pareciese explicar cuáles son las razones detrás por la que los hombres poseen tan terrible rechazo a la idea de la muerte; mi intención por lo contrario era el hallar un medio para no temerle a esta, sino aceptarla como algo parte y necesario de la vida, y para ello desearía citar lo expuesto por Epicuro en su carta:

“(…) Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir. Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que

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