Los Faros
Enviado por guichoeb • 15 de Junio de 2014 • 462 Palabras (2 Páginas) • 244 Visitas
Los faros que cambiaron una vida
Alejandro S. Julián
¡No soy nada! ¡No valgo! ¡Nadie me hace caso! ¡No tengo nada qué hacer en esta vida! Esa fue mi forma de pensar hasta que los faros de un auto me hicieron cambiar.
Te preguntarás cómo es posible que los faros de un auto cambien la vida de un hombre. Te voy a contar qué fue lo que pasó...
Caminaba de noche por la calle. Iba para mi casa pensando cómo suicidarme. De pronto, un carro alumbró una de las entradas del puente por el que tenía que pasar. Cuando esto sucedió, vi la silueta de una persona. Decidí acercarme, al llegar al lugar vi que era un niño recostado en el suelo, el pequeño estaba envuelto en periódicos.
El menor, con la cara pintada de payaso, tenía como 10 años. Me figuré que era una cara sin rostro. Efectivamente, este niño tenía dibujada una sonrisa, pero su verdadera identidad era otra.
Opté por despertarlo. Mis insistencias fueron inútiles, sin embargo, para mi tranquilidad, el niño respiraba. Apresurado fui a buscar ayuda en mi casa, regresé y encontré al niño llorando. Le pregunte: “¿qué té pasa, por qué lloras?” Él me contestó: “Estoy solo y hace dos días que no como, me escapé de la casa porque mis papás me pegan...”
En ese momento me puse a comparar mi vida con la suya. Él realmente estaba solo, a él sí le costaba la vida; a mí, mis padres me quieren y me dan todo lo que necesito, me escuchan y tratan de comprenderme; aunque muchas veces no los entiendo y me parece que no me ponen atención. Pero, ¿ese niño qué? ¿Por qué lucha? Me vino un sinfin de respuestas, una fue la que me hizo cambiar: ¡Él quiere vivir! Me puse a llorar, no sabía qué hacer. Ese niño, unos siete años menor que yo, me dejó sin habla. Me contagió su deseo de vivir. Hacía un momento pensaba en lo peor, y ahora en cómo vivir plenamente.
¿Cómo aprovechar la vida al máximo? ¿Qué es la vida para mí, ahora que la quiero?
Quedé mudo un rato y reflexioné que la vida es sólo un grano diminuto a los ojos del tiempo, soy un comino ante la inmensidad del Universo.
De mí depende hacer una vida digna o hacerme esclavo de mis deseos, angustias u odios, que no hacen otra cosa que quitarme tiempo de vida. Tengo que lanzarme a actuar, a llevar esos deseos y sueños a la realidad; pero llevar sólo aquellos que me ayuden a vivir libre y no esclavo de las cosas, sólo aquellos que dignifiquen más a los demás y no los que atropellan a la gente. Porque todo actuar que dignifique a otro me dignifica a mí.
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