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Los diferentes tipos de neurosis


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2011  •  Monografía  •  3.876 Palabras (16 Páginas)  •  1.184 Visitas

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NEUROSIS

El siguiente ensayos comentaremos los diferentes tipos de neurosis que nosotros como psicoterapeutas podemos encontrarnos en nuestro camino por lo cual tenemos la obligación de conocer y como tratar de solucionar esta psicopatología.

Los diferentes tipos de neurosis y que abordaremos es la neurosis traumatica en la que los síntomas aparecen consecutivamente a un choque emotivo, generalmente ligado a una situación en la que el sujeto ha sentido amenazada su vida. Se manifiesta, en el momento del choque, por una crisis de ansiedad paroxística, que puede provocar estados de agitación, estupor o confusión mental. La psiconeurosis término utilizado por Freud para caracterizar, contraponiéndolas a las neurosis actuales, las afecciones psíquicas cuyos síntomas constituyen la expresión simbólica de los conflictos infantiles, a saber, las neurosis de transferencia y las neurosis narcisista el tratar a la neurosis, conocida enfermedad emocional, como un fenómeno social de gran trascendencia, la cual no ha sido canalizada.

La neurosis, por lo general, se aplica como síntoma, al hacer referencia a un conjunto heterogéneo de trastornos mentales que participan de mecanismos inadaptativos vinculados a la ansiedad. Sin embargo, en el lenguaje popular se utiliza como un sinónimo de obsesión o nerviosismo.

En cuanto a su uso en la psicología, la neurosis se refiere a un trastorno mental sin evidencia de lesión orgánica. El sujeto neurótico presenta un elevado nivel de angustia y una hipertrofia disruptiva de los mecanismos de defensa para salir de ella, así que el objetivo es dar a conocer los diferentes tipos de neurosis y sus avances.

DESARROLLO

El término neurosis es clave e indispensable para pensar la nosografía en relación a la salud mental. Cabe esta aclaración porque tanto el manual de los tarastornos mentales DSM-IV como el manual CIE-10 no utilizan el concepto de Neurosis por no considerarlo un principio organizativo, la razón fundamental de esto que el término ha sido utilizado por diferentes entornos teóricos por lo que consideran que se produjo una cierta vaguedad y generalización en su utilización. Por lo tanto los manuales antes citados (por razones de estructuración) consideraron oportuno simplificar la clasificación. Pero en la práctica resulta imposible no utilizar el concepto de neurosis, el cual resulta clave e impresindible para muchos otros enfoques.

Desde una perspectiva psicoanalítica, se habla de tres categorías nosográficas principales: psicosis, neurosis y perversión. En este sentido cabe diferenciar al psicoanálisis francés de otras posturas, por ejemplo de aquellas que sostienen una linealidad continuada de patologías de las cuales es posible entrar o salir. En el caso psicoanalítico se plantea una seriación de las estructuras, por lo que la constitución subjetiva de un sujeto no es modificable en ese sentido. El psicoanálisis no sostiene entonces la salida de estas estructuraciones básicas sino diferentes maneras de situarse en estas relaciones subjetivas. Se trata entonces de los modos que una persona encuentra de ubicarse frente al Otro, frente a la significación y la constitución subjetiva del mismo. Para entender esto es preciso distinguir que la psicología tradicional realiza sus diagnósticos a partir de sucesos fenomenológicos observables, como por ejemplo mediante una descripción de comportamientos al modo de los manuales diagnósticos. El psicoanálisis parte de una base organizativa mayor por lo que los rasgos sintomáticos no bastan para definir una estructura. Por otra parte el psicoanálisis cuestiona la distinción tradicional normalidad – enfermedad por considerarla dependiente de la connotación médica, debido a que bajo una lectura psicoanalítica, todas las personas presentarían un posicionamiento en alguna de las tres grandes categorías.

Freud afirma que la defensa emana del yo y se levanta contra agresiones internas de tipo pasional, contra las representaciones inconciliables con el yo, displacenteras o penosas. Tiene en cuenta no sólo el destino de dichas representaciones sino también el afecto al que están ligadas.. Muy tempranamente se da cuenta que cada una de las neurosis usa un tipo de defensa particular, o sea, que la manera en que el yo se desembaraza de una representación inconciliable condiciona el tipo de perturbación neurótica.

Lo determinante no son los contenidos pulsionales ni el temor a sus consecuencias, que son universales, pues en todas las neurosis se encuentra una defensa contra las tendencias censurables del Edipo. Lo determinante es la modalidad de la defensa, que depende del yo, del sujeto, y el análisis tratará de modificar a la defensa, o sea, al sujeto.

Este mecanismo consta de tres fases. La primera es un proceso hipotético descrito como primer tiempo de la operación de represión, que está constituido por la fijación que la precede y la condiciona. La represión primaria fija la pulsión a una representación inconsciente, lo que tiene como efecto la formación de un cierto número de representaciones o reprimido originario, que produce la separación entre actividad consciente y actividad inconsciente. Antes de esta separación que comporta una división subjetiva, los mecanismos de defensa se hacían por transformación en lo contrario y por la orientación hacia la persona propia. En Las pulsiones y sus destinos Freud dice que la transformación en lo contrario se observa, por ejemplo, en la transformación del sadismo en masoquismo o del voyeurismo en exhibicionismo. En cuanto a la orientación hacia la persona propia, es un proceso que sustituye al objeto de la pulsión por la propia persona, de manera que la meta pulsional inicial pasa de la actividad a la pasividad.

La segunda fase es un proceso esencialmente activo, que es la represión propiamente dicha. Pero es la tercera fase la que aparece como la más importante en lo que concierne a la aparición de los fenómenos patológicos: es la del fracaso de la represión y del retorno de lo reprimido. La formación de síntomas es la tercera fase de la represión.

Si bien en un comienzo la represión es considerada como una defensa patológica, responsable de la formación de síntomas, pronto pasará a jugar un papel importante en el psiquismo normal. Por una parte instituye lo inconsciente y, por otra, es el mecanismo defensivo por excelencia, según el cual se moldean todos los otros. Instaura la división subjetiva entre procesos conscientes y procesos inconscientes, haciendo surgir lo desconocido e incognoscible de uno mismo. Un sujeto dividido es alguien capaz de interrogarse sobre cuál es su parte en el malestar del que se queja.

El proceso que permite constituirse como sujeto supone la diferenciación

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