Mecanismos de defensa

Mecanismos de defensa: Tienen por finalidad disminuir una tensión experimentada como angustia o culpabilidad, evitando reconocerla y manteniéndola fuera del campo de la conciencia. Son medios de protección inconscientes.

Concepto de defensa: (Melanie Klein) En la teoría kleiniana, las defensas cobran sentido y significado dentro de una configuración específica de relación objetal, son parte de procesos dinámicos en los que siempre están implicados vínculos con los objetos. Según Melanie Klein, “hay suficiente Yo al nacer como para sentir ansiedad, utilizar mecanismos de defensa y establecer primitivas relaciones de objeto en la realidad y en la fantasía”. En tanto parte de procesos dinámicos, las defensas son vivenciadas como fantasías inconscientes acerca de aspectos del Yo y/o del objeto enfatizados, peyorativizados, controlados, divididos, no vistos, cuyo objetivo es disminuir la ansiedad existente en los vínculos objetales y preservar el equilibrio. Estas fantasías se traducen en modos específicos de conducirse frente a objetos internos y externos, creyendo satisfacer las necesidades y evitar los peligros fantaseados. La constelación de conductas defensivas utilizadas por un sujeto se asienta en su serie complementaria personal. Durante la evolución, determinadas fantasías se privilegian y estabilizan como modos comunes de manejar el vínculo con los objetos. A estos modos estables de preservar el equilibrio en los vínculos con los objetos, apoyados en fantasías y expresados en la conducta manifiesta por modos de percibir y valorizar algunos aspectos de la realidad y del Yo y neutralizar otros para evitar el sufrimiento psíquico, los denominamos ‘mecanismos de defensa’.

Los procesos defensivos poseen un desarrollo evolutivo. Existen defensas primitivas frente a ansiedades primitivas o psicóticas y defensas adaptativas o más evolucionadas. Se da la siguiente secuencia evolutiva: Aparición de mecanismos esquizoides (disociación, idealización, negación y control omnipotente del objeto, procesos dominantes de identificación proyectiva), seguidos, en la evolución normal, por mecanismos maníacos y obsesivos, correspondientes a la entrada en la etapa depresiva (evolutivamente hablando). La resolución adecuada de dicha etapa dará lugar a la emergencia de mecanismos neuróticos, tales como la inhibición, el desplazamiento y la represión y a la aparición de mecanismos más avanzados como la sublimación.

Represión: (Sigmund Freud) Operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión. Ocurre en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de procurar por sí misma placer) ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias. Se manifiesta como lagunas en el pensar, sentir o verbalizar.

Represión: (Anna Freud) Es un recurso, en su mayor parte, inconsciente que podemos utilizar al vernos enfrentados a un hecho angustioso o repugnante que intentamos negar.

Desplazamiento: El acento, el interés, la intensidad de una representación puede desprenderse de ésta para pasar a otras representaciones originalmente poco intensas, aunque ligadas a la primera por una cadena asociativa. Aparece en las formas típicas del sueño, en las que el contenido latente (deseo inconsciente) suele ser expresado por un detalle manifiesto tomado, por continuidad, de un elemento indiferente del escenario.

Desplazamiento: (Anna Freud) Implicar decir: ‘Esto es lo que amo u odio, no aquello’. El sentimiento original se retiene conscientemente pero se dirige inconscientemente a algún objeto sustitutivo más aceptable. Por ejemplo, un hombre, que ha sido criticado por su jefe, no puede expresar odio hacia él pero si manifestarlo contra su mujer al llegar a casa. La mujer, desplazando su rabia, la proyecta sobre los hijos, que pueden lanzarla sobre el perro, que la lanza sobre el gato, que la lanza sobre el canario y así sucesivamente. Cualquier sistema jerárquico de relaciones humanas facilita el desplazamiento, como mecanismo de defensa. La buena y la mala voluntad pueden desplazarse del mismo modo.

Proyección: Es una operación en la cual el sujeto expulsa de sí y sitúa en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso objetos, que no reconoce o rechaza en él. “Atribuir a los demás lo que proviene de sí mismo”. Se trata de una defensa de origen muy arcaico que se ve actuar, particularmente, en la paranoia y la superstición. La escuela de Melanie Klein sitúa en primer plano la dialéctica de la introyección – proyección del objeto, ‘bueno’ y ‘malo’ y ve en ésta el verdadero fundamento de la diferenciación entre el interior y el exterior. Para Melanie Klein, lo que se proyecta es el objeto malo (fantaseado) como si la pulsión o el afecto, para poder ser verdaderamente expulsados, debieran encarnarse necesariamente en un objeto.

Para Anna Freud, tanto el mecanismo de la proyección como el de la introyección aparecen en la época siguiente a la diferenciación del Yo con respecto al mundo exterior. Define a la proyección diciendo que se produce cuando negamos un rasgo inaceptable en nosotros mismos y lo adscribimos a otra persona o a otra cosa. Decimos inconscientemente: ‘No soy yo, son ellos’. Este mecanismo de defensa, tan común, puede convertirse en gravemente destructivo, conforme a la malignidad de la característica original proyectada. Pueden observarse formas suaves en la vida cotidiana, como las querellas entre marido y mujer, en las que cada compañero culpa al otro de tendencias, en realidad, comunes.

Identificación: Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones. Anna Freud dice que la identificación es una forma extrema de la mera imitación, como cuando decimos: ‘Estoy actuando como ellos’.

Introyección: (Sigmund Freud) Proceso puesto en evidencia por la investigación analítica: el sujeto hace pasar, en forma fantaseada, del ‘afuera’ al ‘adentro’, objetos y cualidades inherentes a éstos. Guarda una íntima conexión con la identificación y se opone a la proyección. Melanie Klein ha descripto el ir y venir fantasmático de los objetos ‘buenos’ y ‘malos’ (introyección, proyección, re-introyección). Dicha autora habla principalmente de objetos introyectados y parece

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