Medicamentos

Desde el año 1982, las empresas farmacéuticas para conseguir la venta masiva de sus productos idearon un plan de negocio en base al marketing, el que consistía en fomentar una investigación acerca de las personas y como estas se desenvuelven en su cotidianidad, esto con el fin de crear necesidades médicas en conjunto con especialistas, por medio de la creación de nuevas enfermedades, todo esto para difundir y masificar en la sociedad una conciencia colectiva de que dicha patología está presente en el diario vivir de las personas.

Estas empresas de producción de fármacos forman alianzas con los médicos, ya sean de medicina general como médicos psiquiatras, los cuales incentivan a los pacientes a consumir cierto tipo de medicamentos provenientes de laboratorios específicos, entregando un porcentaje de la venta a los especialistas coludidos que prescriben este fármaco y que en muchas ocasiones no son necesarios o no atacan a la enfermedad diagnosticada.

La sociedad vulnerable en el sentir y en el hacer cree ciegamente en los profesionales de la salud, los cuales ostentan un título profesional aprovechándose de la ignorancia e ingenuidad de las personas, lucran con las necesidades básicas de “bienestar” de los sujetos quienes no cuestionan muchas veces a los especialistas en los medicamentos recetados, sin el conocimiento de que dichos fármacos no curan las enfermedades diagnosticadas en su totalidad sino que muy por el contrario producen dependencia a la sustancia, generando otras patologías “directas” por la ingesta indebida de la droga.

Actualmente gracias a la tecnología y a la capacidad de comunicación se ha logrado alcanzar una conciencia social y global acerca del uso de fármacos nocivos, que en su efecto causan dependencia y daños irreparables para el organismo. Al lograr vislumbrar el problema se ha conseguido optar por opciones hasta hace poco tiempo no convencionales, como las terapias alternativas, la medicina natural y holística, las que al contrario de la medicina química no producen daños colaterales al ser ingeridos, si no que a las vez sus efectos son puramente benéficos al no ser invasivos y de proveniencia natural.

En comparación con la medicina tradicional, las medicinas alternativas se encuentra en desventaja al no poseer un plan de negocio, ni estrategia de marketing, lo cual tiene como consecuencia el poco conocimiento de los grandes beneficio que estas poseen y como su consumo reduciría drásticamente la tasa de mortalidad y dependencia que los mismos fármacos producen.

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