Minorias Activas

“Vivimos una época en la que el resurgir de las minorías activas estas logrando anular la mala conciencia del marginal, al considerarse a sí mismo con potencialidad de alternativa social”.

Hoy en día un aspecto que me llama la atención es la aparición de minorías activas, como lo son los movimientos sociales, en este caso el movimiento Yo Soy 132. Este movimiento se originó a partir de la visita a una universidad de un candidato a la presidencia, dónde lo estudiantes manifestaron la inconformidad sobre su gubernatura en el estado. A partir de ahí, han hecho labor para que la gente despierte y no se conformen con lo que sucede en el país. A pesar de que hay personas que están en contra de ellos y hay quienes los apoyen, son una minoría que está ejerciendo influencia sobre gran parte de la población. En este ensayo se comparará este movimiento con lo que menciona Moscovici en su libro ‘Psicología de las minorías activas’.

Para empezar me gustaría hacer una diferencia entre lo que es una minoría y una minoría activa, las minorías son grupos de personas que difieren de la mayoría de la misma población por la raza, la lengua o la religión, mientras que las minorías activas son un grupo social minoritario (cabe mencionar que no necesariamente en número), que innovan y promueven el cambio social a través de la influencia.

Las minorías activas van a luchar por sus derechos; es por eso que una minoría activa para considerarse tal debe: 1) Reconocerse carente de poder, y que siempre va a ser así, el poder reside en la fuente. 2) Tomar conciencia de las relaciones y diferencias entre la mayoría y la población. 3) Construir un discurso coherente y consistente, sin ambigüedades, ni duda, es la población la que debe dudar. 4) Necesita perdurabilidad en el tiempo para que la gente acepte esa incertidumbre.

Actúa cuando se le niega igualdad social, una vez que emerge bloquea la relación con la mayoría y realza el conflicto y realza la falla del sistema generando incertidumbre en la población. El poder de la minoría reside en mantener el conflicto.

Como sabemos la “influencia social es la capacidad de un individuo de modificar el comportamiento de otros sin recurrir a la fuerza”, su comportamiento permite generar incertidumbre en las mayorías y con esto genera el conflicto, el cual es un componente esencial para generar influencia.

La influencia social permite aclarar aspectos que se consideran importantes en el medio social como el poder de una mayoría o de una autoridad para hacer cambiar de opinión a los individuos así como inducirlos a realizar acciones con las que no están de acuerdo e incluso desconocidas para ellos. La influencia social actúa para conservar o modificar esta organización social

Así mismo, un movimiento social puede entenderse como resultado de un conflicto con alguna institución y a través de éste se apela o se busca la generación de un cambio.

Relacionando la teoría de Moscovici con este movimiento social, se habla de los procesos de influencia social y la presión hacia la conformidad. Son en estos procesos en los que surgen los “desviados”, es decir, ese pequeño grupo, puede lograr cambios estructurales y profundos, siempre y cuando se organicen y cumplan una serie de condiciones. Normalmente los desviados salen de esa conformidad y de esa presión a conservarla, probablemente en un principio, la mayoría influirá para que se conserven ciertas actitudes o ideologías, sin embargo, los desviados buscan esa innovación y diferencia; siendo que cada miembro de un grupo puede lograr ser una fuente y receptor potencial de influencia. De esa forma, el grupo de “desviados” deja de ir contra el conformismo y va un paso más allá hacia la innovación y la propuesta de nuevas formas de pensar y actuar.

El movimiento social Yo Soy 132, lo que busca es que terminen esas “normas” de corrupción, injusticia, etc, en el país y se efectúen cambios sociales importantes; entrando en conflicto con el gobierno y la política de nuestro país. Cuando se habla de esas normas, es decir, de la “normalización” de la corrupción o de la injusticia, se refiere a las actitudes que estamos adoptando la mayoría de nosotros respecto a estas situaciones que son interpretadas por nosotros como comunes, cotidianas; siendo que ya no generan sorpresa, indignación o conflicto en nosotros.

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