Morir por un salario

Morir por un salario          Luis Alberto Flores García[pic 1]

Doctorado en Desarrollo Humano[pic 2]

Morir por un salario

Ensayo

Elaborado por: Luis Alberto Flores García 

I1 Seminario de Estudio de la Cultura y Salud DDH5F – Dr. Erwin López Ríos 

24/03/2019

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“Sin bienestar la vida no es vida, sólo es un estado de languidez y sufrimiento.” (Francois Rabelais)

Introducción

La biblia relata en el libro del Génesis (Gén. 3:19, Sagrada Biblia Versión Directa de las Lenguas Originales) que Dios expulsó del paraíso a Adán y Eva por haber comido el fruto del conocimiento, condenándolos entre otras cosas, a trabajar para “ganar el pan con el sudor de su frente”. Esta enseñanza ha sido un elemento toral en la construcción y evolución de varias culturas y modelos económicos alrededor del mundo. Al parecer, la idea de que el trabajo es un castigo divino, se ha generalizado en todos los sistemas productivos, y en el caso del capitalismo, ha encontrado un terreno fértil para producir la experiencia que dé cuenta de ello. En el presente ensayo reflexionaré sobre la forma en que el modelo productivo del capitalismo y una sociedad consumista han diezmado la salud y el bienestar en general del trabajador.  

Desarrollo

Rojas Soriano (2008), cita a Marx para señalar que el propósito fundamental del capitalismo es generar la mayor plusvalía al menor costo. En este modelo, hay dos actores fundamentales: los capitalistas, dueños del capital y de los medios de producción, y los trabajadores, cuyo único aporte que pueden hacer es su fuerza de trabajo. Enrolados ambos (capitalistas y trabajadores) en una relación en la cual los primeros necesitan de la fuerza de trabajo de los trabajadores para generar la plusvalía, y los segundos necesitan una fuente de ingresos que les permita cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, educación, etc., para ellos y sus familias.

Pero en el propósito de maximizar la plusvalía al menor costo, históricamente los capitalistas han escatimado de forma deliberada en la implementación de medidas que garanticen condiciones adecuadas para la seguridad de la salud y la vida de los trabajadores, diezmando en el trabajador, su salud, su calidad y esperanza de vida, y en general, su bienestar integral.

Debido a lo anterior, han surgido agrupaciones en defensa de los derechos de los trabajadores, el propio Estado ha tomado acciones como mediador, y la evolución de la propia consciencia del capitalista en cuanto a que una fuerza de trabajo diezmada impacta en la productividad, han logrado avances importantes para mejorar las condiciones de trabajo. Por otro lado, las tecnologías también han evolucionado, y gran parte del trabajo físicamente peligroso que hacían las personas, ahora es ejecutado por sistemas altamente automatizados y robots, sin embargo, las personas siguen muriendo por exceso de trabajo. En una publicación reciente (“El trabajo está matando a la gente y a nadie le importa”, 2019), se hace mención a lo que Jeffrey Pfeffer, menciona en su libro “Muriendo por un salario” en el sentido de que el sistema de trabajo actual enferma y termina con la vida de las personas. En la actualidad, muchas personas han encontrado en el emprendimiento de sus propios negocios y en el autoempleo una forma de subsistir, convirtiéndose en sus propios empleadores y jefes, convirtiéndose también en sus propios explotadores. Por otro lado, muchas personas más optan por ocupar su tiempo de descanso para emplearse en segundos y hasta terceros trabajos, como si su objetivo fuera ocupar la mayor cantidad de tiempo para trabajar, sacrificando sus momentos de esparcimiento, descanso, convivencia con la familia, y erosionando de esta forma su estructura sobre la que se sostiene todo ser humano: el ser.

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