NUEVOS PARADIGMAS EN LA SALUD Y LA ENFERMEDAD MENTAL
Enviado por pamelasinergia • 2 de Abril de 2013 • 1.772 Palabras (8 Páginas) • 797 Visitas
NUEVOS PARADIGMAS EN LA SALUD Y LA ENFERMEDAD MENTAL
Por Lilia Pamela Arraya
Hospital San Roque San Salvador de Jujuy
Pamela_arraya@yahoo.com.ar
San Martín 626, 5 A. San Salvador de Jujuy. Argentina
Licenciada en Psicología. Mg. En Salud Pública
Presentaré brevemente una reseña histórica de las diferentes concepciones que ha tenido la salud mental a lo largo de la historia a fin de reflexionar y observar cómo y dónde estamos.
Porque la historia no pasa si nosotros no tomamos conciencia de los paradigmas que sustentan nuestras miradas, prácticas y sistemas de creencia. Luego de esta síntesis, presentaré como mira la Gestalt al proceso salud – enfermedad. Considero un gran aporte a la actualidad dicho enfoque ya que es integrador, potente, porque en palabras de Gordon Wheeler, la Gestalt es el salto de un paradigma individualista a un paradigma de campo. Vital para poder dar respuesta a un complejo y cambiante mundo con gran necesidad de restablecer las redes sociales y la comunicación auténtica. Sin más, comencemos:
Partiremos con un muy breve recorrido histórico por los principales marcos conceptuales en los que se ha definido el proceso salud-enfermedad con relación a lo mental.
En la Antigüedad Clásica, y durante la Edad Media, los desórdenes mentales eran entendidos por la medicina como “desequilibrios humorales” del cerebro.
Durante el siglo XVII se desarrollan las interpretaciones naturalistas de la enfermedad mental, como la iatrofísica y la iatroquímica. Desde entonces, y especialmente durante el siglo XVIII, los trastornos mentales son considerados como un alejamiento voluntario de la razón. Los enfermos mentales son encerrados y apartados de la sociedad a fin de proteger a esta última, y son sometidos a procedimientos correccionales mediante medidas disciplinarias severas (Foucault, 1976). Esta situación persistiría en muchos lugares hasta bien avanzado el siglo XX.
En el siglo XIX los desórdenes mentales eran considerados como una disfunción cerebral (explicación somática) que debía ser objeto de tratamiento moral según los principios establecidos por el psiquiatra francés (1745-1826) Philippe Pinel (Álvaro)
El siglo XX se caracteriza por la introducción y el desarrollo del psicoanálisis, la expansión de la clasificación nosológica de las enfermedades mentales iniciada por Emil Kraepelin (1856-1926), el desarrollo de la neurología, la fisiología y la bioquímica –bases del desarrollo de la psiquiatría organicista—, el auge de la psico-farmacología y, finalmente, el inicio de concepciones psico-sociológicas de la salud y la enfermedad mental (Alvaro).
Magia y misticismo en los comienzos
En 1793 Pinel incluye en el área de la medicina lo mental, despojándola de los contextos sociales y culturales como marco de significación, circunscribiéndola en el ámbito de la medicina, quien la recibe bajo los términos del dualismo cartesiano y de la ciencia natural (eje paradigmático de la ciencia positiva).
En la actualidad se buscan otros paradigmas, sin embargo el DSM IV sigue definiendo el trastorno mental aunque el mismo critica este constructo cuando dice “el término implica una distinción entre trastornos mentales y físicos (anacronismo reduccionista del dualismo mente/ cuerpo). Y añade luego: “El problema planteado por el término (trastorno mental) ha resultado ser más patente que su solución”.
En el siglo XIX lo psíquico se encuentra subordinado a las funciones del cerebro. “La psiquiatría encuentra su piedra basal y el método de la ciencia empírica su método de estudio”. Jorge Daniel Moreno
El irrumpir de Freud con todo su aporte no logra superar los cánones de la ciencia clásica. Las definiciones de salud enfermedad responden a una causalidad lineal y mecanicista.
Watzlawick, Beavin y Jackson en 1967 publicaron Pragmatcis of human communication, dando un salto de la mónada a la relación partes de un sistema más amplio (contexto, comunicación).
“Los procesos mentales son factores que intervienen en la organización y la relación entre las partes del sistema, y los acontecimientos son desencadenados por una diferencia, no en términos de energía sino de entropía” Bateson.
En cuanto a las representaciones populares de la enfermedad mental podemos distinguir cuatro grandes fases: La primera consideraría la enfermedad mental como posesión diabólica o inspiración divina; la segunda interpretaría la enfermedad como desviación social, la tercera consideraría la enfermedad mental como enfermedad física y, finalmente, tendríamos una concepción basada en diferentes modelos psicológicos y sociogenéticos (Silvana de Rosa, 1987).
Reflexiones:
Al hablar de salud enfermedad es inevitable que nuestras construcciones, teorías y prejuicios configuren definiciones que finalmente nos impidan reflexionar y definir éstos términos de maneras productivas y que promuevan verdadero crecimiento.
Construimos las teorías para acceder a las realidades. Luego confundimos los nombres con las cosas.
La lectura dicotómica enfermedad salud ha promovido la idealización del término salud y la enfermedad es el blanco a atacar.
Este enfoque ha hecho que se pierdan saberes necesarios como por ejemplo acceder al propio conocimiento, a reconocer nuestras necesidades, registrar nuestras emociones, a hacernos cargo de nuestra vida.
La visión clínica en el enfoque guestáltico destaca la relación figura fondo.
En la lectura tradicional de enfermedad, los síntomas quedan en relieve como "figura", dejando de lado lo sano. Así tanto consultantes como terapeutas son expertos en identificar lo que no funciona. Esto trae consecuencias diversas y no siempre de utilidad. Algunas de estas realidades son:
La relación consultante terapeuta reproduce la asimetría en las relaciones y pasividad en quien radica toda posibilidad de cambio. El poder está en el ámbito del profesional.
Resistencias por parte del paciente. Si algo que perdura a lo largo
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