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Orientación Vocacional Desde La Infancia


Enviado por   •  20 de Marzo de 2012  •  6.953 Palabras (28 Páginas)  •  1.141 Visitas

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Orientación Vocacional desde la Infancia

De acuerdo a mis elección defino mi orientación.

Cada persona es única y desde que nace tiene una forma diferente de asimilar las experiencias, muestra un comportamiento distinto y tiene una manera singular de reaccionar frente a los estímulos.

Desde la más tierna infancia cada niño va expresando su modo de ser, sus gustos y sus preferencias; se relaciona selectivamente y aprende de sus experiencias, identificándose con las personas significativas de su entorno.

Las diferencias individuales se pueden observar entre hermanos, que aunque hayan sido criados de la misma manera son completamente distintos; porque cada uno de ellos se ha identificado en forma selectiva con quienes comparten su vida; de manera que sólo integran los rasgos de personalidad que les agradan y no incorporan los que les desagradan.

Los padres deberían ser los primeros orientadores vocacionales, detectando tanto las habilidades particulares como las aptitudes e intereses de sus hijos, y propiciando el desarrollo de sus facultades especiales.

La infancia es el mejor momento para descubrir vocaciones, porque un niño aún no está contaminado por la cultura ni ha desarrollado prejuicios que lo confundan.

El esquema corporal y la personalidad son dos indicadores importantes que contribuyen a la orientación vocacional desde la infancia, así como también el poder darse cuenta de cuáles son las experiencias que los hacen más felices.

El juego muestra los intereses de un niño. Aunque los juguetes suelen diferenciarse por sexo y por lo general son comunes a todos los chicos; es evidente que los niños seleccionan aquellos con los que les gusta jugar, descartando los que no les interesan y cuando juegan con ellos los emplean de distinta manera.

Los chicos que rompen sus juguetes, generalmente para ver que hay adentro, son curiosos y están demostrando una tendencia hacia la investigación y las tareas manuales. Otros niños los cuidan con esmero y llegan a conservarlos hasta que son mayores. En este caso es evidente que se trata de personas que pueden destacarse en tareas minuciosas, que exigen cuidado con los detalles como cualquier tarea científica o técnica que requiera precisión.

El juego es el aprendizaje de la vida, es el ensayo necesario para la vida adulta que muestra de una manera clara y sencilla la inclinación de una persona y sólo necesita dedicarle tiempo a la observación.

Incentivar el juego es también recomendable, como también es estimulante proponer a los chicos crear sus propios juegos con los materiales que ellos elijan.

No se trata de comprar juguetes caros, porque los niños tienen una gran capacidad simbólica y para ellos un bollo de trapos se puede convertir en una pelota, una lata en un instrumento de percusión o unos fideos en cuentas para un collar.

Los disfraces son también indicadores vocacionales, porque los niños también eligen de qué se quieren disfrazar y esa elección tampoco es casual.

Desde el jardín de infantes se deberían registrar los indicadores vocacionales de cada niño en función a las elecciones que hacen, los rincones que seleccionan para jugar y la forma en que se relacionan con los demás.

Actividades lúdicas

Asumir el juego desde el punto de vista didáctico, implica que este sea utilizado en muchos casos para manipular y controlar a los niños, dentro de ambientes escolares en los cuales se aprende jugando; violando de esta forma la esencia y las características del juego como experiencia cultural y como experiencia ligada a la vida. Bajo este punto de vista el juego en el espacio libre-cotidiano es muy diferente al juego dentro de un espacio normado e institucionalizado como es la escuela.

La lúdica es una dimensión del desarrollo humano que fomenta el desarrollo psicosocial, la adquisición de saberes, la conformación de la personalidad, es decir encierra una gama de actividades donde se cruza el placer, el goce, la actividad creativa y el conocimiento. Según Jiménez (2002):

La lúdica es más bien una condición, una predisposición del ser frente a la vida, frente a la cotidianidad. Es una forma de estar en la vida y de relacionarse con ella en esos espacios cotidianos en que se produce disfrute, goce, acompañado de la distensión que producen actividades simbólicas e imaginarias con el juego. La chanza, el sentido del humor, el arte y otra serie de actividades (sexo, baile, amor, afecto), que se produce cuando interactuamos con otros, sin más recompensa que la gratitud que producen dichos eventos. (p. 42)

La lúdica es una manera de vivir la cotidianidad, es decir sentir placer y valorar lo que acontece percibiéndolo como acto de satisfacción física, espiritual o mental. La actividad lúdica propicia el desarrollo de las aptitudes, las relaciones y el sentido del humor en las personas.

Para Motta (2004) la lúdica es un procedimiento pedagógico en si mismo. La metodología lúdica existe antes de saber que el profesor la va a propiciar. La metodología lúdica genera espacios y tiempos lúdicos, provoca interacciones y situaciones lúdicas. (p. 23) La lúdica se caracteriza por ser un medio que resulta en la satisfacción personal a través del compartir con la otredad.

En opinión de Waichman (2000) es imprescindible la modernización del sistema educativo para considerar al estudiante como un ser integral, participativo, de manera tal que lo lúdico deje de ser exclusivo del tiempo de ocio y se incorpore al tiempo efectivo de y para el trabajo escolar.

Para Torres (2004) lo lúdico no se limita a la edad, tanto en su sentido recreativo como pedagógico. Lo importante es adaptarlo a las necesidades, intereses y propósitos del nivel educativo. En ese sentido el docente de educación inicial debe desarrollar la actividad lúdica como estrategias pedagógicas respondiendo satisfactoriamente a la formación integral del niño y la niña.

Análisis de los resultados

El 98% de los resultados afirman que la actividad lúdica como estrategia pedagógica es fundamental en la educación inicial ya que facilita la expresión, la espontaneidad y la socialización.

Las actividades lúdicas propician en ambiente placentero y constituye un factor para enriquecer el desarrollo de los niños y niñas brindándoles mejores posibilidades de expresión y satisfacción en donde se entrelaza el goce, la actividad creativa y el conocimiento.

Las estrategias pedagógicas en educación inicial deben propiciar en los niños y niñas un conjunto de valores éticos y morales que se traducen en la formación de una personalidad adulta, crítica, reflexiva, de solidaridad y cooperativismo, consiente de la realidad y capaces

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