PENSAMIENTO

INTRODUCCCION:

La pedagogía del oprimido es el resultado de Observaciones de varios sectores donde se obtuvo la oportunidad de desarrollar actividades educativas.

Los aspectos que se observan en algunos cursos de capacitación que se han realizado y analizado, es de una educación liberadora, es el del “miedo a la libertad “.

La amplitud del tema nos propone profundizar algunos de los puntos “La educación como práctica de la libertad”, desafiados por la dramática en el reconocimiento de su poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda.

El trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de sí mismos un problema. Indagan, responden, y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas.

El problema central, asume hoy el carácter de gran preocupación inevitable. Esta preocupación implica reconocer la deshumanización no sólo como viabilidad ontológica, sino como realidad histórica.

Comprobar esta preocupación implica reconocer la deshumanización no sólo como viabilidad ontológica, sino como realidad histórica.

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3 Paz e Terra, Rio. 1967: Tierra Nueva. Montevideo, 1967; Siglo XXI Editores, 1971.

4 Los movimiento, de rebelión, en el mundo actual, sobre todo aquellos de los jóvenes, que revelan necesariamente peculiaridades de los espacios donde se dan, manifiestan en profundidad esta preocupación en torno del hombre y de los hombres como seres en el mundo y con el mundo. En torno de qué y cómo están siendo.

DESARROLLO:

La falta de características, que no se verifica sólo en aquellos que fueron arrancados de su humanidad sino también, aunque de manera diferente, en los que a ellos despojan, es obligar la vocación de SER MÁS. Es distorsión posible en la historia pero no es vocación histórica. La violencia de los que abusan de su poder, deshumanizándolos también, no establece otra vocación, aquella de ser menos. Como obligar del ser más, el ser menos lleva a los presionados, tarde o temprano, a luchar contra quien les quitó importancia.

Cuando los oprimidos, en la búsqueda por la recuperación de su humanidad se halla una forma de crearla ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores pues los que explotan y violentan en razón de su poder no tiene en dicho poder la fuerza ni siquiera para liberarse de sí mismo pues el poder renace de la debilidad, los que oprimen fingiendo ellos tienen la necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su “generosidad” continúe teniendo la posibilidad de realizarse.

De ahí la desesperación de esta generosidad ante cualquier amenaza que atente contra su fuente. Ellos tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su “generosidad” continúe teniendo la posibilidad de realizarse.

El “orden” social injusto es la fuente generadora, permanente, de esta “generosidad” que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria.

Mano extendida y trémula de los desharrapados del mundo, de los “condenados de la tierra”. La gran generosidad sólo se entiende en la lucha para que estas manos, sean de hombres o de pueblos, se extiendan cada vez menos en gestos de súplica. Súplica de humildes a poderosos.

En verdad, pareciera que la deshumanización es vocación histórica de los hombres, nada nos quedaría por hacer sino adoptar una actitud cínica o de total impaciencia. La lucha por la liberación, por el trabajo libre, por la desalienación, por la afirmación de los hombres como personas, como “seres para sí” no tendrían significación alguna. Ésta solamente es posible por ser inhumano, aunque sea un lugar concreto en la historia, no es, sin embargo, un destino dado, sino resultado de un orden injusto que genera la violencia de

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