Proyecto Del Divorcio
Enviado por ANITAQUINONEZ • 15 de Mayo de 2013 • 7.497 Palabras (30 Páginas) • 573 Visitas
UNIDAD ACADEMICA DE SINALOA
PREPARATORIA MOCHIS
METODOLOGIA 2
ALUMNA: Ana Rosa Quiñónez Valenzuela
MAESTRA: Norma Bojorquez Guereña
grupo: 2-14 año:2do
LOS MOCHIS SIN.
INDICE
Introducción
El número de separaciones en nuestro país ha aumentado exponenciamente a lo largo de los últimos años. Ello supone que algunas famílias han sufrido cambios en su estructura básica con la pérdida de alguna de sus figuras y la incorporación de otras.
El rompimiento de los lazos afectivos es siempre doloroso y se vive con cierta angustia por parte de la pareja que ha compartido parte de su vida y que ahora ve roto el proyecto común. Pese a ello, las principales víctimas de todo proceso de ruptura son los hijos, en especial, los más pequeños.
En esta página trataremos de exponer de qué forma puede influir la separación parental en los hijos según su edad y también las diferentes circunstancias o factores que pueden agravar o atenuar todo el proceso emocional que les supone. También se aportarán unas orientaciones básicas para guiar a los padres en todo este proceso.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Muchas beses los padres al divorciarse solamente piensan en el bienestar de inconcientemente, no se dan cuenta que los hijos también son afectados , algunas reacciones que pueden tomar son bastante negativas , yo siempre he dicho las cosas fáciles nunca son buenas.
Reacción de los hijos al divorcio
- Divorcio con hijos entre 9 y 12 años. Los hijos suelen manifestar sentimientos de vergüenza por el comportamiento de sus padres, incluso cólera o rabia hacia aquel que tomó la decisión de separarse. Un comportamiento muy típico es el de reprochar a sus padres no haber resuelto sus problemas matrimoniales. Además, aparecen los intentos de reconciliar a sus padres y problemas psicosomáticos (dolores de cabeza, estómago...)
- Divorcio con hijos adolescentes. Su autoestima se ve afectada y pueden llegar a desarrollar hábitos propios de edades superiores como fumar, beber o tener una mayor independencia. De los 13 a los 18 años, la separación de los padres causará problemas éticos, y provocará, por lo tanto, fuertes conflictos entre la necesidad de amar al padre y a la madre, y la desaprobación de su conducta. Generalmente, las reacciones más comunes en esta etapa son: por un lado, una madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades; y por el otro, una conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobedece, consume alcohol, drogas...
Madurez y experiencia
La separación no necesariamente causa estas reacciones, pero sí algunas de ellas. Es importante subrayar que la diversidad de experiencias, que viven los hijos después de la separación de los padres es, de cualquier modo, una señal positiva. Prueba de ello es que el divorcio no es el único hecho que les perjudica y, muchos de ellos, superan la crisis familiar saliendo de ella reforzados y más maduros,
El divorcio en cifras
Las cifras del divorcio son crecientemente importantes. En España se encamina hacia el 30% sobre el total de los matrimonios celebrados. En los Estados Unidos como en Inglaterra o Alemania está por encima del 40% y ha llegado a suponer el 50% (recientemente se nota un cambio descendente en el porcentaje de divorciados sobre el total de matrimonios).
Una investigación publicada en el Journal of Family Studies muestra que la mayoría de bebés y niños que alternan de hogar por vivir con padres divorciados desarrollan problemas psicológicos a largo plazo. Jennifer McIntosh, psicóloga clínica y terapista familiar, explicó que alternar entre padres separados ocasiona “problemas de relación” en el 60 por ciento de los niños menores de 18 meses.
A largo plazo –según la experta–, estos niños crecen teniendo “niveles alarmantes de inseguridad emocional y una baja capacidad para regular emociones fuertes” durante su juventud y adultez.
“Intercalarse entre los padres sin la presencia de una relación entre ellos que pueda sostener la necesaria cooperación es fatal para los niños, especialmente para los pre-escolares”, afirmó McIntosh y añade que “de la misma manera, intercalar residencias, que suele darse durante la semana, trae complicaciones para las necesidades primarias de seguridad”.
El individuo forja su personalidad en el seno familiar. Cuando se produce una separación en dicho entorno, el niño pierde sus marcos de referencia.
Ser “un hijo del divorcio” se ha convertido en algo común, aunque sigue provocando un trauma para quienes experimentan sus estragos.
Un “hijo del divorcio” es un niño socialmente normal que sostiene una relación extraña con una pareja que ha muerto como tal y que sólo se perpetúa indirectamente en el hijo.
A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio es lo que les afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. En principio lo que parece demostrado es que el divorcio produce vulnerabilidad en los niños.
Entre los factores sociales (Kalter et al. 1989) destacan:
• Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.
• Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.
• Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.
• Disminución de la acción del padre con el que no conviven.
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