Psicologia De La Salud

LA CALIDAD DE SUEÑO COMO FACTOR RELEVANTE DE LA CALIDAD DE VIDA

El sueño constituye un estado de suma relevancia para el ser humano; prueba de ello es que pasamos cerca un tercio de nuestra vida durmiendo. Los trastornos del sueño suponen una de las alteraciones más preocupantes en la actualidad. Aproximadamente una cuarta parte de la población sufre algún tipo de trastorno del seño, en especial las mujeres de mediana edad y las personas ancianas, siendo el insomnio la queja más común. Una buena cantidad de sueño constituye un factor determinante de la salud, un elemento crucial en una buena calidad de vida. El padecimiento de ciertos trastornos del sueño se asocia con deterioro funcional, incremento de las tasas de accidentes, alteraciones emocionales, problemas cardiovasculares, etc.

Perspectiva comportamental del sueño*

El sueño se puede definir como un estado funcional, reversible y cíclico, que presenta ciertas manifestaciones conductuales características, como la relativa ausencia de motilidad y un incremento del umbral de respuesta a la estimulación externa. Carskadon y Dement (1994) señalan que el fenómeno del sueño s puede describir desde dos perspectivas: comportamental y fisiológica. Desde el punto de vista fisiológico se define por los siguientes parámetros: el sueño de ondas lentas y el sueño de movimientos oculares rápidos. Desde una visión comportamental, Buela-Casal y Sierra (2001) proponen un modelo en el que el sueño tanto su duración como su estructura está determinado por cuatro dimensiones diferentes:

Tiempo circadiano, u hora del día en que está localizado el sueño (situación del sueño a lo largo de las 24 horas)

Factores intrínsecos al organismo (edad, patrones de sueño, rasgos de personalidad)

Conductas que facilitan o inhiben el sueño

El ambiente (ruido, luz, temperatura)

Factores determinantes de la calidad del sueño*

Tiempo circadiano

Durante la mayor parte de la vida, el sueño del ser humano se ajusta a un ritmo circadiano de 24 horas, coincidiendo con la noche, aunque este ritmo no caracteriza todo el ciclo vital, pues, durante los primeros meses de vida, el sueño sigue un ritmo circadiano de 3-4 horas. En las sociedades occidentales un gran porcentaje de la población adulta surge alteraciones del ritmo circadiano.

Se estima que aproximadamente una cuarta o quinta parte de los trabajadores del mundo industrializado trabajan por turnos. Ello lleva emparejado graves alteraciones del sueño e inestabilidad emocional y problemas de salud en general. Para logras fortalecer el ritmo circadiano del sueño y la vigilia, es indispensable tratar de acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.

Factores intrínsecos

Entre los factores del propio organismo que pueden influir en la calidad del sueño, se destaca la edad, los patrones de sueño y los rasgos de personalidad. La cantidad de horas de sueño se modifica a lo largo de nuestra vida, pasando durante el primer año de vida de 17 a 13 horas aproximadamente, disminuyendo luego de forma más lenta y gradual hasta los 20 años (acercándose a las 7-8 horas aprox.), y manteniéndose en esa cifra hasta la edad senil, hasta disminuir en forma progresiva a partir de ese momento. Las personas que se separan de esos patrones presentarán una baja calidad de sueño. Con base en las horas en que los adultos duermen de manera habitual, se han establecido tres patrones de sueño:

Patrón de sueño corto: es donde los individuos necesitan menos de seis horas de sueño.

Patrón de sueño largo: duermen más de nueve horas.

Patrón de sueño intermedio: aquellos que duermen aproximadamente 7-8 horas.

Diferentes estudios longitudinales y transversales han puesto de manifiesto que las personas con un patrón de sueño intermedio tienen menos riesgos de sufrir problemas de salud física, salud mental y somnolencia que las que tiene un patrón largo o corto. Otro factor relacionado con la calidad del sueño lo constituyen los rasgos de personalidad psicopatológica. Son varios los estudios que relacionan los rasgos de ansiedad psicastenia y depresión. Asimismo en sujetos normales sin graves trastornos del sueño se ha detectado un vínculo entre rasgos psicopatológicos y calidad del sueño.

Conductas facilitadoras e inhibidoras del sueño*

Entre las conductas positivas para conciliar el sueño se encuentran una adecuada alimentación y la práctica regulas de ejercicio físico. Entre las conductas perturbadoras del sueño se destacan el consumo de sustancia estimulantes (alcohol, cafeína y tabaco) y fármacos para dormir. En general,

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