Psicologia de la educacion

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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras

Sistema de Universidad Abierta y a Distancia-SuayED

Licenciatura en Pedagogía

Asignatura: Psicología Evolutiva I y Psicología de la Educación I

Alumna: Roldán Ubaldo Elizabeth

Unidad II

Actividad 1. Los tipos de representantes

INTRODUCCIÓN

        El objetivo principal de este tema es conocer la capacidad de representación que el ser humano tiene, como lo vimos en el tema anterior los niños aprenden a comunicarse a lo largo de su infancia, la cual le permite adquirir formas de conducta de allí que ellos comienzan a asimilar e imitar caracteres o comportamientos de las personas que le rodean, sin embargo es importante que conozcamos como es que ellos ven la realidad desde su perspectiva, ¿Cómo ven ellos el panorama? ¿Cómo lo asimilan? ¿Cómo lo representan? ¿Será acaso que son capaces de imaginar las cosas de cierto modo? o ¿todo lo que hacen es simplemente imitación?

        A lo largo de este tema conoceremos las respuestas a estas preguntas. ¡Acompáñame a descubrirlo!

        Se ha expresado anteriormente que la etapa de infancia prolongada proporciona a los niños una serie de progresos y avances tanto en su conocimiento como en las capacidades que adquieren para alcanzar su madurez y poder valerse por sí mismo; pero mientras ocurre conozcamos como es que ellos asimilan el aprendizaje. Muchas veces se ha dicho “los niños son como esponjas absorben todo lo que les enseñamos” pero ¿qué tan real es esto?

De acuerdo al comportamiento de un infante observamos que la imitación es básicamente la fuente de su desarrollo y la forma en que adquiere nuevos conocimientos, observamos como en poco tiempo el niño es capaz de aprender nuevas cosas y cada vez un poco más complejas; cuando son pequeños nos parece gracioso que no podamos engañarlos por ejemplo a la hora de darles cierto alimento que no les agrada, o fingir que mamá está en casa cuando ellos saben que no es así, nuestros intentos son muchos pero ellos perfectamente saben cuáles son los brazos de mami pues han creado un vínculo firme; la asimilación a su pequeña realidad es admirable, no podemos engañarle por más que queramos pues todos sus sentidos están conectados y han formado imágenes que le ayudaran a reconocer cada situación que le rodea.  Es sorprendente ver el actuar de un “pequeño pañaludo”, que si bien no sabe hablar o es mínimo su lenguaje se logra dar a entender perfectamente con sus pequeños gestos o movimientos en el mejor de los casos, en otros simplemente bastan lloriqueos o pataletas para que podamos entender que no están a gusto con alguna situación, o simplemente lo usan para obtener cierta cosa que no está en sus manos; sus pequeñas mentes han aprendido a manejar su limitado entorno en muy poco tiempo, Delval (1997) expresa: “Durante el periodo sensorio-motor el niño ha ido extrayendo  regularidades del devenir de las cosas, lo que le permite saber cómo se van a desarrollar los acontecimientos” (p.67)

De acuerdo con lo que el autor expresa podemos observar, que no solo es capaz de comunicarse, sino que puede prevenir sucesos por lo que previamente ha visto, el niño comienza a hacer representaciones mentales de lo que su mente ha asimilado como resultado de previos comportamientos o rutinas diarias. Así mismo es capaz de ver partes de objetos y saber que es sin necesidad de observarlo todo completo o con tanto detenimiento, eso sucede porque el infante ha formulado significantes o lo que nosotros conocemos como inferencias por un hecho previo. El autor señala: “Cuando significante y significado no están diferenciados, si no que significante es un trozo, una parte, un aspecto, una consecuencia, o algo que va indisolublemente unido al significado, se habla de índices o señales”. Delval (1197, p.69) Hasta este punto el niño ha construido o relacionado ciertos objetos a un significado para él muy particular.

        Otro elemento que los niños utilizan para poder comunicarse y expresar algún comportamiento o conducta vista con anterioridad, son las imitaciones y dibujos, pues el niño ya es plenamente consciente de lo que está sucediendo a su alrededor, pero debido a su limitado lenguaje muchas veces no puede explicarlo y es por ello que se vale de estos elementos Delval (1997) nos dice: “El niño empieza a utilizar la nueva capacidad representativa de forma lúdica y a servirse de elementos que forman parte de  situaciones, pero separados de estas y por el placer que le produce la propia acción…” (p.71) Mediante este juego de imitación  logra comprender los comportamientos que le rodean y como resultado adquieren habilidades para desarrollar dichas actividades; el menor crea un modelo mental que se ira perfeccionando a través del tiempo, de allí que entonces podemos comprender el comportamiento de los menores, tal es el caso de un niño que ve a su padre tratar con respeto y amor a su familia, por consiguiente el intentará producir ese mismo modelo será un niño cariñoso y tierno, caso contrario si presencia actos violentos la imitación que tendrá será la misma.

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