Psicologo Peru
Enviado por jesusrevilla • 7 de Agosto de 2012 • 6.175 Palabras (25 Páginas) • 458 Visitas
Las ciencias médicas peruanas reconocen y desde muy temprano la vigencia de ideas materialistas y positivistas. En 1878 Celso Bambarén defiende francamente la filosofía de Comte y busca fundar el saber científico-natural en el método inductivo, reduciendo toda formulación teórica a los contenidos de la observación. Hay quienes inclusive van más allá del simple experimentalismo, sosteniendo explícitamente los puntos de vista del materialismo filosófico, como es el caso de Manuel Muñiz en su ensayo Animismo, vitalismo, materialismo.
Introducido en el Perú hacia 1860, el positivismo alcanza su máxima vigencia doctrinaria entre 1885 y 1915. Este positivismo, cubre al mismo tiempo que la filosofía positiva en sentido estricto, todas las formas del naturalismo, comprendido el materialismo y, doctrinas de transición hacia el espiritualismo del tipo de las de Fouillée, Guyau y Hoffding. En muchos de nuestros positivistas es sensible la influencia kantiana; en otros, de la escolástica, la mayoría termina en planteamientos espiritualistas.
El primer hito importante para la historia de la psicología en el Perú, lo constituye la obra de Honorio Delgado y Mariano Iberico, Psicología (1933), que constituye una clara expresión del reconocimiento de los aportes de Bergson. En esta obra los autores exponen el enfoque espiritualista en psicología y critican las corrientes opuestas. Delgado, aparece como el psicólogo más importante entre 1920 y 1930, por no decir, el único. Dirige una publicación, que fundara con H. Valdizán, la Revista de Psiquiatría y Disciplinas conexas(1918-1924), da a conocer la prueba de Rorschach y , en especial, los aportes de los teóricos alemanes a la psicología, como por ejemplo, en La personalidad y el carácter(1943), obra en la que presenta a Krestschmer, Spranger, Pfahler y Jaensch. Delgado introduce en nuestro país el psicoanálisis y de 1915 a 1927 se muestra como un decidido partidario de Freud. En 1930 en Psicología del mito, apunta ya su reacción antianalítica y en 1938 en Psicología General y Psicopatología de las Tendencias Instintivas, puede leerse, según Seguín, lo más característico de sus reacciones catatímicas anti-freudianas. A partir de 1939, decididamente anti-Freud.
Honorio Delgado aparece partidario de Freud en cuanto este incurre en compromiso con el abstraccionismo y el espiritualismo que impregna la psicología clásica. En un segundo momento, acendrando su formación psicológica se abre a las influencias de nuevas corrientes y doctrinas: Krestchmer, Stern, Shilder, Husserl, entre otros. Su adhesión al psicoanálisis no ha variado en principio, pero hay un gradual alejamiento de los puntos de vista exclusivamente freudianos y una mayor aceptación de las doctrinas disidentes, en especial, de las de Adler y Jung. En la vía de esta evolución, soportado aún por principios científico-positivos, el pensamiento filosófico de Delgado será proclamado por la problemática ética y existencial. Para responder a este reclamo, tiene que habilitar a la psicología como maestra de vida y otorgarle la dirección de la cultura humana. Se trata, en este aspecto, y a decir de Delgado, de que el hombre de nuestro tiempo tenga una organización mental completamente desarrollada en todos los aspectos del interés y del desinterés humanos, al mismo tiempo que armoniosamente jerarquizada gracias a la hegemonía espontánea de los valores elevados; que en correspondencia con esta organización mental lleve una vida que haga realidad y ejercite con vigor todos los ideales y todas las necesidades que hacen del hombre un ser noble. Al estudio de la naturaleza física, eminentemente mecanizador y cuantitativo, se unirá entonces, el de una naturaleza humana vital y móvil, con toda la riqueza que en ella descubre la nueva psicología. Una psicología espiritual y una biología vitalista configuran una concepción teleologista de los fenómenos de la vida en todos sus niveles.
La escuela peruana de medicina, emprende desde 1925, el estudio sistemático del "hombre de los andes"; bajo la conducción de Carlos Monge advirtió pronto los antecedentes históricos de la "agresión climática" que sucede cuando el individuo o el conjunto de individuos se traslada de una zona a otra de distinta altitud y los cambios fisiológicos en sus funciones vitales indispensables para el reajuste y la asimilación de un nuevo equilibrio que haga posible la adaptación. Hermilio Valdizán tomó conocimiento de estos hechos y, aunque sin sistematizarlos, de modo tácito los consideró en sus descripciones sobre la alienación mental en el antiguo Perú y en las enfermedades mentales observadas contemporáneamente en el aborigen. Gutiérrez- Noriega encontró mayor frecuencia de estados de angustia en los enfermos que provenían de grandes alturas. Monge señaló las alteraciones psíquicas encontradas en el "Mal de montañas crónico"(la "Enfermedad de Monge"), con diversos cambios de conducta, y acento en las esferas tímica y cognoscitiva, producidos por la anoxemia.
Valdizán refería también lo que llamará "tolerancia social", esto es, la existencia de una actitud pasiva y hasta conformista por parte del entorno social hacia las reacciones psicopatológicas del paciente y el mantenimiento del mismo en el medio familiar hasta un nivel crítico de "peligrosidad" diferentemente establecido pero que generalmente se relaciona al riesgo de la estabilidad del núcleo familiar o la amenaza del equilibrio social, lo que llevaría recién a la consideración de la necesidad de aislamiento o la internación. Además, lo que es muy importante en nuestro medio, la "conciencia sanitaria" en nuestra masa mestiza a predominio indígena, o sea, la respuesta espontánea al hecho de enfermar que trasunta la tradición oral alimentada en sus orígenes en las concepciones y las prácticas médicas del Antiguo Perú, con los agregados empíricos registrados como eficaces de la influencia española. Concepción que, al decir de J. Mariátegui (1981), se sustenta básicamente en los mitos médicos indígenas con su inmenso poder mágico-telúrgico o mágico-telúrgico.
En 1938 Delgado y O. Trelles fundan la Revista de Neuro-Psiquiatría, en la que se publican algunos importantes trabajos psicológicos como los de Chiappo, Luza y Solari Swayne.
M. Hall, psicóloga norteamericana, al dar cuenta de una visita realizada a América del Sur, relata que en el Perú(su visita data entre 1944 y 1945) trabaja en el Instituto de Biología Andina(que funcionaba en el Hospital Loayza) dirigido por C. Monge, en el Laboratorio de Psicología el psicólogo alemán Hans Hahn, que ha hecho numerosas investigaciones sobre los efectos
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