Psicomotrocidad
Enviado por robertamojica • 17 de Febrero de 2014 • 2.436 Palabras (10 Páginas) • 256 Visitas
1ª UNIDAD: LAS CONCEPCIONES DEL NIÑO ACERCA DE LA NATURALEZA
Tema 1. Animismo y artificialismo.
LECTURA: LA COMPRENSIÓN DE LA REALIDAD Y LA FANTASÍA
La distinción entre apariencia y realidad
Recientemente se la empezado a estudiar cómo se establece la distinción entre la apariencia y la realidad. Flavell y sus colaboradores han llevado a cabo una serie de estudios para determinar cuándo el niño empieza a establecer esa distinción.
Esa dificultad para distinguir la apariencia de la realidad tiene visos de ser universal y los niños chinos actúan exactamente igual que los niños americanos a pesar de las diferencias de lenguaje y cultura. Flavell et al. (1986) encuentran una gran correlación entre estas pruebas de apariencia y realidad con la capacidad para adoptar otras perspectivas en tareas perceptivas simples, cosa que tiene que ver con el egocentrismo. Los niños de seis-siete años ya han adquirido un notable dominio en la distinción entre apariencias y realidad en estas tareas simples pero encuentran difícil hablar y reflexionar sobre conceptos tales como “parece como” o “parece diferente de lo que real y verdaderamente es”. En cambio los sujetos de 11-12 años y mayores poseen un conocimiento adecuado y rico de estos problemas.
La realidad del niño presenta toda ella un carácter difuso, las cosas están conectadas unas con otras y los elementos son interdependientes unos de otros.
El juego simbólico tiene mucha relación con este carácter de la realidad del niño y el tránsito entre juego y realidad es mucho más sutil y tenue que para los adultos. Sabemos que el juego tiene una enorme importancia en la vida del niño, que le permite resolver conflictos y actuar simbólicamente sobre la realidad cuando no puede hacerlo de forma autentica. Pero precisamente ese poder que tiene el juego para el niño proviene de que su carácter ficticio no es tan claro como para los adultos. El niño sabe perfectamente que esta jugando, pero ese juego es parecido a la realidad.
Esto guarda también una cierta relación con la fabulación que encontramos en las respuestas de los niños. Cuando interrogamos a los niños y les planteamos alguna cuestión, ya sean conceptos científicos, naturales o sociales, los pequeños nos dan respuesta fabulada que no tienen nada que ver con la realidad sobre la que les estamos preguntando, inventando una historia.
La construcción de mundos ficticios
Algunas personas piensan que los niños son especialmente imaginativos y que la imaginación desempeña un papel muy importante dentro de su vida. Sin embargo, como han señalado los autores soviéticos. La imaginación del niño no es más rica que la de los adultos, sino más pobre y depende de los instrumentos intelectuales que los niños poseen. Lo que la hace más llamativa y sorprendente es que se produce en momento y bajo formas que no adopta en los adultos.
Los aspectos afectivos y cognitivos se mezclan profundamente y como señala Werner, actúa ante su muñeca como su fuera un ser humano, su hermana, su amiga o la propia niña. Pero en realidad la niña sabe perfectamente que la muñeca es simplemente un objeto.
A medida que el niño va creciendo va siendo capaz de diferenciar de una manera cada vez mas clara la realidad objetiva de los deseos, las imágenes, los sueños, las intenciones, los juegos o los cuentos. Pero muchas veces por placer y como ejercicio de la imaginación, los niños se complacen en crear mundos ficticios para su propio uso haciendo algo que constituyen una curiosa prolongación del juego simbólico.
Algunos podrían pensar que el mundo de la fantasía y la creación constituye una antítesis del conocimiento y la inteligencia y Freud (1908) oponía la fantasía y el conocimiento orientado hacia la realidad (Scarlett y Wolf, 1979). De acuerdo con, esa posición la fantasía seria un fenómeno genético y subjetivo. Pero a poco que reflexionemos nos damos cuenta de que no es así, y que sigue las mismas líneas que el desarrollo de la inteligencia. Lo que sucede es que participa del juego y por ello es más libre y no tiene que adaptarse directamente a la realidad, sino que predomina la asimilación. Pero los elementos con los que se construyen traducen la comprensión que el sujeto tiene de la realidad y lo que desea, más que lo que sabe.
Poniéndose en el lugar de otro: el egocentrismo
Muchas veces, cuando nos relacionamos con niños, nos sorprende lo que hacen, sus preguntas y sus concepciones de la realidad. El origen de muchas de esas características se deriva de la dificultad que tienen para situarse en una perspectiva distinta a la suya, lo que Piaget (1923) denominó el egocentrismo, cuando las cosas tienen alguna dificultad y la perspectiva de los otros no coincide con la propia, los niños tienden a verlas desde su propio punto de vista, sin darse cuenta que pueden existir otros. Ésta es una característica que posiblemente está vinculada con las limitaciones que tienen los niños para manejar la información propia y la información que tendría otra persona.
La naturaleza del egocentrismo
El egocentrismo es un fenómeno que ha sido mal entendido por muchos psicólogos debido a su naturaleza compleja y porque sus múltiples y variadas manifestaciones penetran todo el pensamiento infantil en aspectos muy diversos y aparentemente sin conexión. Piaget entiende el egocentrismo como la dificultad para separar el punto de vista, incluido el del objeto. El egocentrismo es entonces un rasgo epistemológico referente a cómo se conoce la realidad, a cómo se construye el conocimiento. El sujeto no diferencia su perspectiva y su modo de funcionar de lo que le rodea, ya sea la realidad física, psicológica o social.
Entender la realidad supone situarse frente a ella y tomar conciencia de uno mismo como algo distinto, aunque vinculado a esa realidad. Mientras no existe esa diferenciación lo que se hace es generalizar el punto de vista propio a toda la realidad, sin tomar conciencia de la independencia de la realidad, exterior. El funcionamiento de uno mismo se atribuye a las demás cosas de la naturaleza y la conciencia que uno tiene de algo que sucede se sitúa también como un fenómeno general y no como algo ligado a nuestro propio punto de vista.
La dificultad para entender lo que es el egocentrismo y los malos entendidos a que ha dado lugar este concepto se deben a este carácter difuso y a la diversidad del fenómeno que se encubren bajo la idea de egocentrismo. El egocentrismo tiene poca relación para uno, querer imponer el propio punto de vista, no plegarse a los deseos o a las necesidades de los otros, pero tomando conciencia de que los demás están ahí Por el contrario, el egocentrismo, como fenómeno epistemológico, consiste precisamente en la ausencia
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