Publicidad

La Publicidad

Desde sus orígenes, las técnicas publicitarias han considerado a la mujer como la más hermosa de sus conquistas, pero también la han visto como el mejor medio para conseguir sus propios fines. Y esto, en un doble sentido: como destinaria de los productos que se pretenden vender, y como adorno bello y vehículo persuasivo para promocionar los más variados objetos de consumo en le mercado, desde bebidas alcohólicas hasta automóviles pasando por cigarrillos, prendas intimas masculinas, En uno y otro caso, resulta patente que la publicidad recoge del entorno en el que actúa las distribución de los papeles sociales en función del sexo, y las pautas de conducta que éste lleva asociada.

De esa forma, si, por un lado, se dirige a la mujer ama de casa y la presenta como un ser que debe obsesionarse por la blancura y por otro “garantiza” el disfrute de exitosos sexuales sin cuento por el simple hecho de vestir una determinada marca de pantalones, lo que se pone en manifiesto es la existencia de dos significados distintos en el papel que la mujer tiene asignado dentro de la sociedad: el de encantadora, eficiente y servidora doméstica, y el de sugerente y seductor símbolo y objeto erótico.

En la publicidad específicamente dirigida a la mujer suele filtrarse una concepción social que la considera como necesario complemento del hombre, para el que debe ser su reina y su esclava, su esposa, su amante y su pieza de caza o trofeo.

Para ello la mujer “debe” preocuparse de conseguir resplandecientes joyas y superactivos detergente, pañales supersuaves absorbentes y minúsculas, exóticas y atrevidas prendas intimas, así como los últimos jabones de efecto mágico, procedentes de ultramar y los vestidos a la última moda.

Basta ojear algunas revistas o detenerse en los anuncios de televisión, para convencerse de que el recurso de usar a la mujer como símbolo erótico es una práctica muy frecuente en la publicidad, lo que permite inducir al consumo al vincular las expectativas de satisfacción de las necesidades sexuales y de cualquier tipo a la posesión y consumo de determinados objetos.

En definitiva, la utilización de la mujer en los reclamos publicitarios sirve ces para renovar la escena del Paraíso: Eva ofrece Adán la manzana que ella ya ha mordido, bajo la astuta mirada de la serpiente.

Autor: A Furones.

El mundo de la publicidad.

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