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Reflexión “infancia es destino”


Enviado por   •  22 de Octubre de 2024  •  Tarea  •  1.735 Palabras (7 Páginas)  •  29 Visitas

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Universidad Juárez del Estado de Durango

Facultad de Ciencias de la Salud

Licenciatura en psicología

5-B

Procesos psicoafectivos

Lic. Gloria Juárez Barraza

Reflexión “infancia es destino”

María José Pérez García

Gómez Palacio Dgo.

23-Octubre-2024


Síntesis

Infancia es destino nos describe como la infancia es la base de todos nuestros comportamientos y acciones que tendremos en el futuro de forma consciente o inconsciente, el autor Santiago Ramírez describe como el psicoanálisis se centra en todas las vivencias pasadas y en como estas repercuten en nuestro presente, de la misma forma en que nuestro ambiente y el cómo fuimos criados también son un punto clave en nuestra forma de vivir y ver el mundo.


En el libro se nos habla sobre el cómo nuestra infancia repercute en nuestras decisiones del futuro cuando ya somos adultos. “infancia es destino” es una frase que la mayoría hemos escuchado sobre todo estando aquí en psicología, debido a que el psicoanálisis nos dice que la infancia es la etapa más primordial e importante del ser humano donde todo lo sucedido, todos los recuerdos y las experiencias que vivimos tienen un efecto muy marcado sobre nosotros ya que se cree que los primeros años de nuestras vidas van a definir todo lo que será de nosotros hasta el final.

Se menciona que las personas no recordamos nada de lo vivido en esos años, pero que lo volvemos a reproducir en nuestro presente como si lo estuviéramos viviendo de nuevo de forma inconsciente y creo que a la mayoría de nosotros nos ha llegado a suceder algo parecido, que vivimos algo cuando somos adultos y es como si tuviéramos un déjà Vu, creo que sucede más que nada en nuestras relaciones interpersonales, estás con una persona y por alguna razón su forma de actuar, su forma de hablar, la forma en la que te trata, se siente completamente familiar aunque sea la primera vez que te tratan así, se podría decir que buscamos de forma inconsciente todo aquello que nos recuerda a nuestra infancia.

Incluso si nosotros no lo hacemos a propósito nuestros comportamientos, nuestra personalidad, nuestra conducta, todo esto se basa en los primeros recuerdos y experiencias que llegamos a tener desde que nacemos y conforme vamos creciendo, no solo aquellas cosas buenas, también pasa aún más con las cosas malas. Por eso es por lo que muchas personas llegamos a repetir diversos patrones que, aunque no quisiéramos hacerlo sucede, porque es lo único que conocemos.

Estamos tan acostumbrados a ese caos, a esos patrones que aunque intentamos no repetirlos al salir al mundo y conocer a otras personas fuera de nuestra familia, conectamos con ese tipo de personas que nos recuerdan todo aquello que queremos dejar atrás, nos resulta familiar y lo familiar se siente bien, seguro, aunque la mayoría de las veces no es así y lejos de alejarnos nos volvemos a veces incluso aún más unidos a estas personas, a estas relaciones tóxicas o dependientes porque pensamos que es lo normal, porque es lo familiar.

El libro aborda también la relación madre e hijo y sobre todo se señala la relación de las madres en México, lo cual creo que tiene un enorme peso tanto cultural como personal, sobre todo en el tema de la familia se tiene tan santificada e idealizada la figura materna porque es lo que se nos ha enseñado y es algo con lo que hemos crecido desde toda la vida en México, que incluso las relaciones madre e hijo llegan a ser intensas y tóxicas, y de nuevo pensamos que es lo normal porque es a lo que todo el mundo está acostumbrado porque en toda nuestra cultura y sociedad está visto así, donde la madre es lo más santo y lo más puro que puedes tener y algo a lo que nunca debes alejarte ni faltarle el respeto porque se considera hasta pecado.

Se desarrolla una relación muy ambivalente, radical, un amor-odio, entonces obtienes como resultado no solo una relación hipertóxica con tu figura materna porque resulta que es una persona que ni siquiera quería ser madre o que no estaba preparada pero no puedes alejarte porque entonces está mal visto, así que simplemente desarrollan una relación completamente insana y como es a lo único a lo que estamos acostumbrados.

Porque el padre en México no es ni mencionado ni importante porque ni siquiera está presente, es una figura que jamás está, que al salir al mundo solo conocemos esta relación intensa y muchas veces tóxica, pero a su vez también muy ambivalente donde hay muchísimo amor y cariño y detalles, que al relacionarte con otras personas estableces lo mismo, hay toxicidad, pero también hay amor y cariño.

Pero esto no solo es culpa de las mujeres mexicanas, a final de cuentas desde niñas se nos enseña que nacimos para criar y ser maternales, que no importa nada más que eso, crecer y tener hijos para criarlos, porque es lo que la cultura nos ha enseñado, una cultura donde se centra tanto en la relación madre e hija, que muchas veces se deja de lado por completo la individualidad tanto de la madre como de los hijos y la sociedad solo devalúa a la mujer a eso, a ser alguien gestante, maternal, que solo vino para ser madre y criar, o por el lado contrario en el otro extremo, ser vista como un objeto de deseo sexual, siempre existiendo para la complacencia del hombre, pero solo en esos dos rubros, como un símbolo divino o como un símbolo sexual.

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