Relación Madre E Hijo

La familia es el primer representante del mundo para el niño, y entre ellos se destaca la relación que liga a madre e hijo.

Durante la vida intrauterina el niño recibe exclusivamente la influencia materna, a través del cordón umbilical, e indirectamente en lo que concierne a lo mental.

Los estados anímicos de la madre pueden afectarlo sin embargo a través de los cambios hormonales que tales estados provoquen en ella. Así, en los casos de graves tensiones emocionales en los últimos meses del embarazo, por la vía de las hormonas que llegan al feto será posible que el niño que nace sea sumamente excitable, y que desarrolle en la vida adulta estados depresivos periódicos u otras anomalías.

Sobre el influjo ya directo de los conflictos o tensiones psicológicas sobre el desarrollo del feto no existen estudios enteramente concluyentes, como se han podido comprobar, en cambio, consecuencias directas tales como defectos cardiacos etc.

Después del nacimiento, los estímulos e influjos que recibe el bebe provienen ya de fuentes exteriores muy variada, pero la mas importante de todas ellas, la constituye la madre, la cual se establece una vereda simbiosis psicológica. Madre e hijo se son mutuamente necesarios, pero los rasgos personales de la primera y su comportamiento con respectos del niño ponen el sello característico de esta relación y al inaugurar las pautas tempranas de relaciones objétales se convierten en el prototipo de muchas de las futuras actitudes, expectativas y comportamientos de su hijo con respecto a los demás.

En general los núcleos más profundos de la personalidad quedan conformados según estas iniciales experiencias afectivas, y de ellas depende tanto el grado de equilibrio psicológico del individuo, así como muchas perturbaciones físicas que se reconocen hoy como psicógenas.

Quedan fijados en el niño los modos de actuar y de reaccionar que hayan resultado más eficaces para obtener una respuesta positiva de la madre.

Horney sostiene que la falta de un autentico afecto maternal en la primera infancia es común denominador de todos los neuróticos, y el fenómeno del hospitalismo revela los trastornos que produce el desarrollo físico y psíquico futuro la insuficiencia de amor materno.

Se llamo hospitalismo al síndrome presentado por los niños alojados en instituciones y sometidos al cuidado de profesionales que no les dedicaban sino escaso tiempo o algún otro sentido no les prodigaban un trato semejante al troto común materno.

La depresión anaclítica se produce en niños que han tenido cuando menos un periodo de seis meses de buenas relaciones con sus madres y luego se vieron privados de ellas, los síntomas son llantos casi continuos insomnio, perdida de peso, etc. Es característico, que si al poco tiempo vuelve a tener el cuidado de la madre, los síntomas desaparecen.

Un estado total de carencia de afecto trae

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